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Tecnología y Sociedad

La agencia del DOE aprende de algunos de sus primeros errores

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El nuevo director de la ARPA-E explica su evolución.

  • por Kevin Bullis | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 15 Diciembre, 2009

La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada-Energía (ARPA-E), una controvertida agencia federal creada para financiar la investigación de nuevas tecnologías de energía, se ha encontrado con una serie de inevitables problemas durante sus primeros meses de operación. Sin embargo el director de la agencia, Arun Majumdar, afirma que la agencia está aprendiendo de la primera ronda de financiación y está mejorando el proceso de selección. Además la agencia ya ha ayudado a avanzar a algunas tecnologías que podrían, de lo contrario, haber desaparecido.

La agencia fue propuesta por primera vez en un informe de 2007 de la National Academies como forma mantener la competitividad de América en ciencia y tecnología. Recibió financiación este año como parte de la Ley de Reinversión y Recuperación de América de 2009. La agencia está modelada sobre la base de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), cuyo objetivo es la investigación de alto riesgo con usos potencialmente militares.

Algunos críticos se han quedado de que la ARPA-E cubre áreas de las que ya se encargan otras agencias federales. También alegan que pone al gobierno en una posición inapropiada a la hora de “elegir a los ganadores” entre las nuevas tecnologías potenciales. Los que apoyan a la ARPA-E argumentan que ofrece una forma de financiación de métodos avanzados en cuanto a energía que el sector privado es demasiado conservador como para financiar, y que otras agencias normalmente ignoran.

La diferencia fundamental con la ARPA-E, firma Majumdar, es que al contrario de la mayoría del resto de agencias, tiene permiso para tomar grandes riesgos. “Está en nuestro mandato. Podemos tomar riesgos, y podemos fallar sin que pase nada.” Por ejemplo, otros grupos dentro del Departamento de Energía de los EE.UU. están financiando mejoras en las batería de litio-ion, que ya se usan ampliamente. “No se pueden alejar mucho de eso porque hay ciertas cifras con las que hay que cumplir,’ afirma Majumdar. “La ARPA-E te da la oportunidad de ir un poco más allá.” Si incluso algunos de los proyectos arriesgados tuviesen éxito, afirma, “seguiremos saltándonos” otros métodos más convencionales.

Sin embargo, la selección de qué proyectos hay que financiar ha supuesto un reto hasta ahora. La agencia se vio inundada con alrededor de 4.000 propuestas iniciales, y sólo pudo apoyar un 1 por ciento en su primera ronda de financiación. Algunos investigadores también se han quejado sobre la falta de personal de revisión cualificado—muchos de los revisores potenciales cualificados en el sector académico y la industria no consiguieron formar parte del equipo de revisión porque también enviaron propuestas. Es más, en la primera ronda, los investigadores no tuvieron la oportunidad de responder a las críticas de los revisores, lo que hizo imposible el poder corregir malos entendidos.

Majumdar, que no fue nombrado hasta bien entrada la primera ronda de selección de proyectos, acaba de añadir una oportunidad para que los solicitantes respondan a las críticas. La ronda siguiente también corregirá lo que se percibe como una falta en la financiación destinada a los proyectos avanzados de almacenaje de energía. “Hemos financiado algunas tecnologías de baterías, pero hicimos un taller y aprendimos que hay muchas más oportunidades dentro de esta área. Hemos escuchado las peticiones,” afirma Majumdar. De hecho, la segunda ronda de financiación, anunciada la semana, tiene tres áreas de financiación, una de las cuales estará dedicada a las baterías de alta energía para vehículos eléctricos. Las otras áreas se enfocan en la captura de dióxido de carbono y el uso de la luz del sol para crear combustibles líquidos.

Mientras tanto, la primera ronda de financiación está logrando una gran diferencia para aquellos que recibieron el dinero. Donald Sadoway, profesor de química de los materiales de MIT, había tenido problemas para obtener fondos de compañías para el desarrollo de un nuevo concepto de batería dedicada al almacenaje de energía renovable. “El conservadurismo de las grandes compañías—es una parálisis en este momento,” afirma. Una subvención de 7 millones de dólares de la ARPA-E es suficiente para el como para “contratar a un grupo importante de gente” y configurar un laboratorio donde se puedan escalar los prototipos anteriores. “El nivel de financiación es refrescante,” afirma, en comparación con los 150.000 o 200.000 dólares que esperaría recibir de otras agencias.

Sadoway afirma que también se ve animado por el enfoque de la agencia: no en cambios incrementales en tecnologías existentes, sino en métodos completamente nuevos que podrían provocar un gran impacto. “Me siento tan inspirado por todo esto que se me ocurren otras ideas,” afirma, “cosas de alto riesgo exageradas pero que no tienen que ser ciencia ficción."

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