Una gran parte del paquete de estímulo federal de 787 mil millones de dólares—alrededor de 100 mil millones—está destinado al descubrimiento, desarrollo y utilización de nuevas tecnologías. Sin embargo para gastar todo ese dinero se tardará tiempo y, a medida que el año toca a su fin, gran parte de esa cantidad no ha hecho más que empezar a llegar a las manos de los investigadores y la industria.

El paquete de estímulo fue diseñado para dar empuje a la tecnología en varias áreas de suma importancia. Ha sido creado con la intención de promover la adopción de historiales médicos electrónicos, que podrían beneficiar a los pacientes de varias formas. Alrededor de 20 mil millones se han destinado hasta ahora y, de ellos, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU. ha anunciado 1.200 millones en subvenciones para el desarrollo de los historiales electrónicos.

La Ley de Recuperación también dedicó unos 7.400 millones al incremento del servicio de internet rural de banda ancha. Poco se ha llevado a cabo hasta ahora, aunque la Casa Blanca anunció 182 millones de dólares para 18 proyectos este mes. El Departamento de Agricultura de los EE.UU., que recibió 2.500 millones para la banda ancha, aún no ha publicado los destinatarios de dicho dinero. Y de los cerca de 5 mil millones para banda ancha destinados al Departamento de Comercio de los EE.UU., varios millones han sido dedicados a estudios preliminares, tales como la “recolección y verificación de la disponibilidad, velocidad y localización de la banda ancha.” La Casa Blanca promete que las subvenciones de banda ancha alcanzarán uno total de 2.000 millones en los próximos 75 días.

La mejor parte de los fondos de estímulo para el desarrollo de la tecnología—60 mil millones—fue a parar a la energía, principalmente en forma de subvenciones y reducciones de impuestos diseñados para incentivar la energía renovable y la eficiencia energética. La ley supuso una ganancia inesperada para el Departamento de Energía de los EE.UU., que recibió 39 mil millones además de su presupuesto anual de aproximadamente 25 mil millones. La Oficina de Eficiencia Energética y Energía Renovable (EERE) del departamento, que normalmente obtiene menos de 2 mil millones al año, ganó 16.800 millones y hasta ahora se ha gastado aproximadamente 500 millones hasta ahora. La mayor parte de ese dinero, 367 millones, ha sido destinado a proyectos de climatización, que no aportarán demasiado al avance de la tecnología, pero podrían ayudar a ahorrar mucha energía. Alrededor de 2.000 millones han sido destinados al avance de la manufactura de la industria de las baterías, que será un punto importantísimo a la hora de configurar una industria de baterías avanzada en los Estados Unidos. Alrededor de 1.000 millones se han distribuido hasta ahora, aunque ese dinero aún está por ser gastado.

Una nueva agencia que recibió su primera financiación a través de esta ley, la Agencia para Proyectos de Investigación Avanzados-Energía (ARPA-E), ya ha anunciado algunos nuevos receptores de subvención. De los 400 millones recibidos por la agencia, ha destinado unos 150 millones, y ha empezado a recibir solicitudes para una segunda ronda de subvenciones ("La agencia del DOE aprende de algunos de sus primeros errores").

La ARPA-E ha financiado varias tecnologías con el potencial de generar grandes cambios en el campo de la energía. Por ejemplo, unos ultracondensadores hechos con nanotubos de carbono que podrían reducir el precio de los híbridos ("Una startup de ultracondensadores recibe una enorme ayuda"), y unas membranas de nanotubos de carbono que podrían hacer que la captura de carbono fuese más económica (“Captura de carbono con nanotubos”). Otro proyecto proyecto podría llevarnos hacia un nuevo tipo de planta de carbón que no emita dióxido de carbono, y que aún así no suba el precio de la electricidad ("Uso de óxido para capturar el CO2 de las plantas de carbón").

Varias nuevas tecnologías de baterías podrían tener un impacto transformador similar. Unas nuevas baterías de sodio-ion ("Células de sodio-ion para abaratar costes en el almacenaje de energía") y baterías líquidas que podrían hacer que el almacenaje de energía renovable fuese asequible, mientras que las baterías de metal-aire ofrecen la promesa de crear vehículos eléctricos de bajo precio capaces de recorrer cientos de kilómetros con una única carga ("Un apuesta por el avance de las baterías de metal-aire"). La Oficina de Ciencia del DOE también ha financiado una serie de programas para la exploración de ciencias energéticas de última generación, y ha anunciado 277 millones en fondos para 46 “Centros de Investigación de Fronteras de la Energía”.

Mientras tanto, el DOE ha empezado a entregar parte de los 125 mil millones en préstamos y garantías de préstamos de los que es responsable. Por ejemplo, el fabricante de paneles solares Solyndra recibió una garantía de préstamo de 535 millones de dólares. El DOE ha anunciado un total de 8.500 millones en préstamos para el desarrollo de vehículos avanzados. Este dinero irá destinado a Ford, Nissan y dos pequeñas compañías: el fabricante de vehículos eléctricos Tesla Motors y el fabricante de híbridos conectables Fisker Automotive.