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El primer iPhone, lanzado en 2007 (a la izquierda), frente a uno de los iPhones más recientes, el iPhone X (a la derecha), que se dio a conocer este martes.

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Apple vuelve con un iPhone que es más de lo mismo en lugar de con algo 100% nuevo

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El lanzamiento del primer iPhone en 2007 fue un hito que ni la propia compañía ha logrado repetir. Aunque ha cambiado mucho y sus nuevos modelos incluyen novedades como el reconocimiento facial y la carga inalámbrica, la empresa no ha vuelto a conseguir poner patas arriba el mercado

  • por Rachel Metz | traducido por Patricia R. Guevara
  • 14 Septiembre, 2017

En 2007, yo tenía un teléfono que tenía buenas funciones y una pantalla pixelada que se desplazaba hacia el lado para revelar un teclado. No era bonito, pero valía para enviar mensajes de texto y hacer llamadas, lo cual, era todo lo que yo hacía con mi teléfono en aquella época.

Entonces llegó el iPhone, y todo cambió. De repente, todos esperábamos mucho más de nuestros dispositivos; ya no eran sólo teléfonos, se habían convertido en teléfonos inteligentes. Por supuesto, ya había BlackBerrys, Palm Treos y un surtido de modelos más grandes y más capaces que un teléfono tradicional. Pero ninguno de ellos era especialmente fácil de usar ni incorporaba demasiadas funciones adicionales. No había nada en el mercado que se acercara lo más mínimo al iPhone en lo que se refería a su aspecto, su pantalla táctil, la experiencia del usuario y (quizás lo más importante) su factor wow. El iPhone (junto con la App Store, que llegó un año más tarde en 2008), no estaba sólo redefiniendo una categoría, creó una nueva al completo.

Han pasado 10 años desde entonces y la industria móvil ha cambiado drásticamente. Hoy en día, la mayoría de nosotros tenemos smartphones, cuyo aspecto suele ser de color negro o plateado, y los usamos para todo, desde encontrar una fecha hasta pagar el almuerzo. La mayoría de estos teléfonos (el 85%, según datos del investigador de mercado tecnológico IDC) funcionan con Android OS de Google, mientras que el resto del mercado pertenece al equipo de iOS y iPhone de Apple.

Pero aunque Android gana en cifras, el iPhone sigue ejerciendo un enorme control sobre el mercado, como evidencia la atención que recibe cuando se le añaden características que ya existen en los teléfonos de la competencia. Este tipo de cosas no causan tanta sensación como un dispositivo completamente nuevo y asombroso, pero sí tienen el poder de crear un efecto dominó que podría hacer que las tecnologías existentes se adopten de forma más masiva.

Este martes, Apple anunció tres nuevos iPhones; el de mayor nivel, el iPhone X de 1.000 dólares (835 euros) contará con una tecnología de reconocimiento facial llamada Face ID. Por la forma en que el vicepresidente sénior de Marketing de Apple, Phil Schiller, lo describió, Face ID utiliza una serie de sensores y cámaras junto con un minúsculo proyector de puntos en la parte frontal del teléfono para construir un modelo de la cara, y compararlo con la imagen del usuario almacenada en el dispositivo mediante aprendizaje profundo. La compañía espera que la gente lo utilice no sólo para desbloquear el teléfono, sino también para autenticarse al pagar con su sistema de pago Apple Pay y en aplicaciones para iPhone.

La autenticación biométrica a partir del rostro ya funciona en algunos teléfonos inteligentes, como el Galaxy 8 de Samsung, pero no funciona demasiado bien. Tengo mis dudas sobre la capacidad de Apple para mejorarlo, a pesar de que Schiller asegura que el software de desbloqueo de huellas dactilares de Touch ID de la compañía es muy superior porque no permite que la persona incorrecta desbloquee su teléfono. (El vicepresidente dijo que la tecnología ha sido entrenada para entender que cosas como las fotos y las máscaras no son personas reales, y requiere la atención del usuario para desbloquearse. Esto es fantástico, pero una demostración en la que el vicepresidente sénior de Ingeniería de Software, Craig Federighi, probó el software y no funcionó a la primera, indicó que a veces tampoco deja entrar a la persona correcta).

Aún así, si Apple consigue que esta característica funcione bien, de forma fiable y segura, acabará apareciendo en más teléfonos, y probablemente también en otros aparatos (lo que puede ser bueno o malo, en función del dispositivo y de su objetivo).

Otra tecnología que aparece en los nuevos modelos de Apple es la carga inalámbrica, una característica que las empresas han estado tratando de conseguir durante muchos años, y que ya está presente en algunos teléfonos Android. El martes, Apple dijo que sus nuevos iPhones, iPhone 8, 8 Plus y X soportarán el estándar de carga inalámbrica Qi , que ya se puede encontrar en varios productos de Ikea y en algunos lugares como los aeropuertos.

La carga inalámbrica se ha puesto de moda en los últimos dos años, pero seguramente no es algo tan común, y es probable que su teléfono no sea compatible de primeras sino que necesite un recipiente especial. La decisión de Apple de apostar por el estándar Qi ofrece una buena oportunidad para que esto cambie en los próximos años, si los usuarios fieles de iPhone actualizan sus teléfonos y esperan encontrase con cargadores inalámbricos fuera de sus hogares. Si esto sucede, seguramente terminará habiendo más lugares para cargar el móvil con sólo dejarlo encima, y más smartphones Android que apoyen la tecnología.

Entonces, ¿qué traerán los próximos 10 años para Apple y iPhone? La próxima década definitivamente será más de lo mismo, con iPhones cada vez mejores, con mejores procesadores, sensores y que quizás consigan que los emojis de animales y de la caca sonriente sean más realistas y animados (bueno, tal vez a este último no).

Sin embargo, si Apple quiere mantener al consumidor maravillado (y sus enormes beneficios), va a tener que aparecer con otro iPhone. La empresa ya ha intentado entrar en algunos nichos de mercado antes de que estén realmente definidos, como le pasó con el Apple Watch y con el próximo altavoz HomePod. Pero tampoco pueden compararse con los logros del iPhone original: algo totalmente nuevo, que dispone la tecnología en un paquete que no puedes ni imaginar, pero que tiene todo el sentido cuando lo ves.

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