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Inteligencia Artificial

Reino Unido confía en los robots para suplir la mano de obra que se marchará con el Brexit

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La mayoría de los trabajadores de países de la Unión Europea que están empleados en Reino Unido podría no cumplir los requisitos para seguir en el país tras el Brexit. Con la tasa de desempleo más baja desde hace más de 40 años, el Gobierno busca en la tecnología la mano de obra que necesita. 

  • por Jamie Condliffe | traducido por Teresa Woods
  • 04 Enero, 2018

Cuando Gran Bretaña abandone la Unión Europea (UE), muchos inmigrantes serán expulsados ​​del país. Algunas de esas personas proporcionan una mano de obra muy necesaria, y los llamamientos de automatizar los trabajos que dejarán tras de sí son poco esperanzadores.

Dieciocho meses después de que Reino Unido votara a favor de abandonar la UE, la mayor parte de los detalles de su salida siguen sin estar claros. Lo que sí se conoce es una de las consecuencias más importantes del proceso: el descenso de la inmigración procedente de sus, hasta ahora, socios europeos. De hecho, la inmigración comenzó a disminuir el día de la votación. Según la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido, la migración neta al país británico ha bajado de las 336.000 personas entre junio de 2015 y junio de 2016 a 230.000 registradas entre junio de 2016 y junio de 2017. Tres cuartas partes de ese descenso se debieron a la disminución de los inmigrantes procedentes de la Unión Europea, afectados directamente por el Brexit.

Este cambio tendrá un profundo impacto en el mercado laboral. Según la consultora Accenture, hay 1,6 millones de trabajadores de los países del bloque comunitario empleados en Reino Unido, y hasta el 88% de ellos podría no reunir los requisitos necesarios para obtener un permiso de trabajo según las nuevas reglas. Si las cifras de personas empleadas fuesen bajas en Reino Unido, esas vacantes podrían llenarse fácilmente, pero no es el caso: su tasa de desempleo es la más baja desde 1975.

Algunos políticos británicos del actual Gobierno han señalado a la automatización como posible solución. La entonces secretaria de Estado para Medio Ambiente, Alimentos y Asuntos Rurales, Andrea Leadsom, afirmó que existe "una gran cantidad de nuevas tecnologías que complementan a la fuerza laboral". El ministro de hacienda Philip Hammond ha asegurado que "hay pasos de automatización que pueden ser tomados al invertir capital, pero que no se tomarán mientras se tenga acceso a mano de obra barata". Por su parte, Alan Mak, un miembro conservador del Parlamento, señaló que la inteligencia artificial (IA) y la automatización masiva deberían ser las piedras angulares de la industria británica tras el Brexit.

No es una mala idea. Pero la robótica y la inteligencia artificial no se acercarían ni a llenar la escasez de mano de obra en una Gran Bretaña posterior al Brexit.

Gran parte del problema es que muchos de los trabajos que se verán afectados por la escasez de mano de obra no pueden ser fácilmente automatizados. Un análisis del Observatorio de Migración de la Universidad de Oxford (Reino Unido) de las ocupaciones y los sectores con el mayor número de trabajadores nacidos fuera de Reino Unido muestra que las ocupaciones como la limpieza, la fabricación de ropa, la hostelería y la atención médica se encontrarán entre las más afectadas. Limpiar una oficina o hacer ropa requiere una destreza manual aún no demostrada por los robots, mientras que para la hostelería y la atención médica son imprescindibles ciertas habilidades interpersonales y empatía, de las que carecen incluso los sistemas de inteligencia artificial más avanzados.

En otros sectores podría ser posible automatizar algunos procesos, pero también resulta difícil encontrar dinero para invertir en ello. El director adjunto de economía, empresas y fabricación del think-tank británico RSA, Benedict Dellot, señala a MIT Technology Review que, por ejemplo, la mano de obra en la agricultura se vería especialmente afectada por un descenso de la inmigración, pero las máquinas de recolecta de muchas cosechas, como las frutas blandas, pueden costar cientos de miles de libras. "Muchos agricultores simplemente no tienen acceso a ese tipo de capital", afirma.

Además de la falta de tecnologías tan avanzadas y el alto precio de las que ya existen, no existe un deseo claro de introducir automatización en todo el Reino Unido. De hecho, el país está lejos de encontrarse en la vanguardia de la automatización: la Federación Internacional de Robótica señala que actualmente Reino Unido tiene la menor densidad de robots de todos los países del G10. Y en una encuesta que formó parte del reciente informe de RSA The Age of Automation, solo el 14% de los líderes empresariales de Reino Unido aseguraron haber invertido ya en inteligencia artificial o robótica o tener planes de hacerlo en un futuro cercano. Otro 20% dijo querer invertir, pero indicó que pasarán "varios años" antes de que lo haga. Por último, un 14% se negó a adoptar estas tecnologías por ser demasiado costosas, y otro 15% afirmó que no lo haría porque aún no han sido probadas con éxito.

La incertidumbre de un clima político post-Brexit podría exacerbar ese problema. "Los negocios podrían retrasar la inversión en robots", apunta el miembro visitante de la fundación de innovación británica Nesta y coautor del reciente informe de la organización The Future of Skills: Employment in 2030, Philippe Schneider. "Podrían estar más inclinados a emplear trabajadores que puedan ser contratados y despedidos más fácilmente en función de las necesidades ", señala.

También hay que considerar la cuestión del talento: la implementación de sistemas automatizados requiere experiencia en robótica e inteligencia artificial. A pesar de una excelente red universitaria que produce muchos ingenieros y científicos informáticos, gran parte del talento tecnológico de Reino Unido se dirige a Estados Unidos y China. En una reciente audiencia del comité de la Cámara de los Lores sobre inteligencia artificial, celebrada en Londres (Reino Unido) y a la que asistió MIT Technology Review, el director de tecnología de operaciones internacionales de Fujitsu, Joseph Reger, dijo que "es difícil encontrar las personas adecuadas" para proyectos de IA en Gran Bretaña. "El mercado está esencialmente vacío", señaló.

El ministro del Gobierno británico para el sector digital, Matt Hancock, se muestra más pragmático sobre la situación que muchos de sus colegas. "Es demasiado simplista pensar que existe un reemplazo [de trabajadores con robots] de igual a igual", explica. Pero mantiene que el Gobierno está trabajando para crear un escenario en todo el Reino Unido que sea más receptivo en cuanto a la adopción de la automatización. Si bien "no le corresponde al Gobierno ejecutar la estrategia de una compañía determinada [...] puede asegurarse de que [exista] un mercado competitivo con infraestructuras y habilidades para adoptar", concluye. 

Hancock señala que existen nuevas iniciativas de IA que espera que faciliten a muchas empresas decidir cómo y cuándo automatizar, así como una mayor inversión en robótica e investigación de IA para ayudar a mejorar la tecnología disponible. También argumenta que el propio Brexit podría ayudar, al liberar al Reino Unido de las estrictas regulaciones del bloque comunitario (ver El 'Brexit' amenaza el objetivo renovable de la UE contra el cambio climático) que pueden haber ralentizado la innovación en el pasado, como por ejemplo, el desarrollo de vehículos autónomos.

A pesar de todo, llevará tiempo que estas iniciativas den fruto, y algunas personas temen que el Gobierno sencillamente no pueda hacer lo suficiente para apoyar a la inteligencia artificial y la robótica durante un período político tan turbulento (ver La academia británica alerta de los enormes riesgos científicos del Brexit).

"En el momento de mayor progreso tecnológico del que ha sido testigo la humanidad, cuando desearía que el Gobierno al completo se centrara en liderar el camino para explotar estas tecnologías emergentes, la mayoría de nuestros ministros están absortos por la retirada de Europa", dijo el asesor informático del presidente del Tribunal Supremo de Inglaterra y Gales, Richard Susskind, en otra audiencia de la Cámara de los Lores sobre la IA a la que asistió MIT Technology Review. "Es el peor momento posible para estar considerando una escisión".

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