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Cambio Climático

Las energéticas quieren liderar la red de carga del coche eléctrico en EEUU

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Un proyecto de ley les permitiría invertir en la infraestructura y repartir la inversión entre los contribuyentes

  • por Richard Martin | traducido por Teresa Woods
  • 01 Junio, 2015

Foto: Un coche eléctrico BMW i3 cargándose

Los legisladores del Estado de Washington (EEUU) han aprobado un proyecto de ley que abre la puerta al sector de la recarga de coches eléctricos a un grupo que hasta ahora han brillado por su ausencia: las empresas energéticas.

El propósito es ayudar al mercado de los coches eléctricos a que supere el dilema de la gallina y el huevo: el coste de instalar estaciones de carga para coches eléctricos es demasiado elevado, y aún no hay un volumen suficiente de estos coches circulando por las calles para que el despliegue de estas estaciones sea económicamente rentable. Mientras tanto, la escasez de estaciones públicas de carga hace que muchos compradores en potencia no se decidan a sustituir sus "tragones de gasolina" por versiones eléctricas.

Liderada por el republicano Chad Magendanz, la propuesta de ley, aún sujeta a la aprobación de la Comisión Estatal de Servicios Públicos y Transporte, permitiría a las empresas de servicios públicos de Washington invertir en la infraestructura de cargado de coches eléctricos y trasladar estos costes a los contribuyentes.

"Queremos que la gente pueda comprarse un vehículo eléctrico sin tener que instalar una estación de carga en su domicilio ni preocuparse de si pueden asumir ese coste", dice Magendanz. "Este proyecto está pensado en especial para los que viven en núcleos urbanos y necesitan poder cargar sus coches ya sea en casa o en el trabajo. Si podemos abrir ese mercado, podría servir de modelo para el resto del país".

Otros han intentado abordar la llamada "ansiedad de carga" que desalienta a compradores en potencia de vehículos eléctricos. Varias start-up surgieron en la década de 2000 para construir redes privadas de carga, pero no han surgido modelos viables de negocio, y algunos, como Ecotality y 350Green, han fracasado de manera espectacular. El fabricante de vehículos eléctricos de alta gama Tesla ha resuelto este dilema con la construcción de su propia red de estaciones gratuitas de carga, llamadas Superchargers.

"No puedes acceder a una disponibilidad continua de estaciones de carga si no eres propietario de un Tesla", dice el director de Utilización Energética del Instituto de Investigación Energética, la patronal de la industria energética, Mark Duval. "Lo que falta es disponer de un acceso constante y fiable a una infraestructura de carga que no dependa de la marca de coche que tengas".

Las empresas energéticas, que ya operan ubicuas redes eléctricas y disponen del capital necesario para invertir en importantes proyectos de infraestructura sin un retorno inmediato de la inversión, parecen el candidato ideal para construir las redes de carga. Pero en muchos estados los legisladores o no se han pronunciado, o han prohibido expresamente que las energéticas privadas vendan electricidad al por menor mediante estaciones de carga. En Indiana, por ejemplo, un servicio de car-sharing (vehículos compartidos) de vehículos eléctricos se ha visto frenado por la negación de la comisión energética para permitir inversiones para la red de carga por parte de las energéticas.

Según el Departamento de Energía de Estados Unidos, que ha invertido más de 130 millones de dólares (unos 119 millones de euros) para ayudar a establecer una red privada de estaciones de carga, ya existen más de 23.000 tomas de carga públicas en Estados Unidos. Esta cifra no es suficiente para cumplir con la demanda creciente – o al menos aliviar la ansiedad de carga de los conductores.

En estados donde sí se permite tal inversión, las energéticas se han demostrado bastante ágiles a la hora de lanzarse al mercado: Kansas City Power & Light, por ejemplo, tiene planes para instalar 1.000 estaciones públicas de carga en Kansas City antes de finalizar el verano del 2015 – en un estado donde el número total de vehículos eléctricos no llega a los 3.000.

Mientras tanto, en California, el mercado más grande para vehículos eléctricos del mundo pronto se verá abastecido por una red extensa de estaciones de carga, propiedad de, o financiadas por, las energéticas. Hacia finales del año 2014, el Estado revocó la prohibición de la inversión por parte de las energéticas, y las tres empresas energéticas más importantes del Estado – Southern Cal Edison, Pacific Gas & Electric y San Diego Gas & Electric – han propuesto programas que desplegarían un total de casi 60.000 estaciones de carga, con un coste de casi 1.000 millones de dólares (unos 913 millones de euros). Si se aprobara, esas instalaciones superarían en número a las gasolineras tradicionales por un amplio margen.

"Las energéticas se destacan en la planificación de grandes proyectos de infraestructura, y en la creación de sistemas fiables y longevos", dice Duval. "Si tienen capacidad de involucrarse y se deciden a hacerlo,  pueden proporcionar un marco regional de acceso uniforme, un sistema de precios coherente, y sobre todo fiabilidad y longevidad".

Duval y otros ejecutivos del sector también reconocen el potencial de la carga de vehículos eléctricos como elemento del modelo de negocio para las compañías energéticas. Ese modelo está cambiando rápidamente según se disminuye la demanda de electricidad debido a la creciente tendencia de los consumidores a generar su propia energía mediante placas solares u otros recursos distribuidos. Mientras que los servicios públicos regulados en California están "desemparejados" – lo que significa que sus ingresos no dependen de vender más electricidad – meterse en el mercado de transportes distribuirá los costes fijos entre una base más amplia de consumidores a la vez que ayudaría a mitigar el impacto que causarían miles de vehículos eléctricos nuevos en la red eléctrica existente.

"Las energéticas quieren poseer la infraestructura para monitorizar y gestionar la carga de vehículos eléctricos ya que podría tener un impacto negativo en la operación de la red", comenta el director ejecutivo de Investigación de la empresa de investigación energética Navigant Research, John Gartner. La próxima fase sería la de hacer crecer el mercado de vehículo-a-red, conocido como V2G por sus siglas en inglés (vehicle-to-grid): los vehículos podrían servir, en esencia, como dispositivos móviles de almacenamiento de carga eléctrica, cargándose fuera de las horas punta y transmitiendo esa energía a la red cuando se necesite. Una vez conseguido esto, el despliegue de infraestructura de carga, propiedad de las energéticas, supondrá una ventaja para todos los contribuyentes – no sólo los que buscan dónde cargar la batería de su vehículo eléctrico.

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