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Cambio Climático

El plan de eficiencia energética de EEUU costó el doble de lo que ahorró

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El estudio ha abierto un debate sobre cómo se mide el retorno de la inversión, que no incluye las mejoras en calidad de vida

  • por Richard Martin | traducido por Teresa Woods
  • 10 Julio, 2015

Las industrias estadounidenses se han destacado por su capacidad de volverse más eficientes. Según un nuevo informe del Consejo Estadounidense para una Economía Energéticamente Eficiente, la intensidad energética de la economía estadounidense (medida en BTU consumidos por cada dólar del PIB) se ha reducido aproximadamente a la mitad desde 1980. El consumo energético en Estados Unidos creció en un 26% entre 1980 y 2014 según este grupo – un período en el que el PIB estadounidense creció en un 149%.

Hacer los domicilios más energéticamente eficientes se ha mostrado más difícil de conseguir - y de medir. Mientras que la intensidad energética del sector residencial ha bajado levemente en los últimos años, el aumento del tamaño medio de la vivienda (junto con un mayor uso de la electrónica doméstica) son responsables del aumento continuado del consumo energético total de las viviendas, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos. Esto ha impulsado la búsqueda de programas más eficaces de eficiencia residencial – y ha intensificado el debate acerca de los beneficios en comparación con los costes.

"El coste de desplegar las mejoras
energéticas equivale al doble que
los ahorros energéticos resultantes"

Ese debate se ha calentado desde la publicación hacia finales de junio de un estudio de investigadores de la Universidad de Chicago y la Universidad de California en Berkeley (ambas en EEUU). Titulado ¿Dan resultado las inversiones en eficiencia energética? Pruebas del programa de asistencia de climatización, el estudio examinó 30.000 domicilios en Michigan que habían participado en el Programa Federal de Asistencia de Climatización (WAP, por sus siglas en inglés), que lleva proporcionando mejoras como la instalación de aislantes y burletes de forma gratuita en viviendas de renta baja desde 1976. Los resultados fueron impactantes: "El coste de desplegar las mejoras energéticas equivale al doble que los ahorros energéticos resultantes".

Los resultados ponen a prueba la sabiduría convencional de que las medidas de eficiencia energética proporcionan un camino rentable hacia la conservación de los recursos naturales y la reducción de emisiones de carbono. Y el estudio ha provocado una avalancha de reacciones desde la indignación hasta la indiferencia.

Las críticas se basan sobre todo en dos argumentos: dicen que los economistas (Michael Greenstone de Chicago y Meredith Fowlie y Catherine Wolfram de Berkeley) no tuvieron en cuenta los beneficios no energéticos de WAP, como la salud, el confort y la seguridad de los que habitan el domicilio, y que las pruebas procedentes de un solo programa enfocado a viviendas de renta baja de un estado no son necesariamente aplicables a otras medidas de eficiencia energética, como termostatos inteligentes, calentadores solares de agua y similares.

Existen bastantes contrapruebas: el proveedor de termostatos inteligentes Nest, propiedad de Google, ha señalado una serie de estudios – del subsidiario de Nest MyEnergy, el Fideicomiso de Energía de Oregon, y Vectren – que indican que los dispositivos de Nest reducen el consumo energético entre un 13,9% y un 15% en el enfriamiento y entre el 10% y 12% en la calefacción, lo que se traduce para el usuario en un ahorro del 9,6% en la factura del gas, y un 17,5% en la factura de la luz.

Greenstone y sus coautores respondieron a las críticas en un blog del 7 de julio.  El programa de climatización, que ha afectado a más de siete millones de domicilios, "supone un entorno interesante para aprender acerca de los retornos de inversiones de eficiencia energética", dicen. "Si uno quiere intentar evaluar el rendimiento de inversiones de eficiencia energética convencionales a gran escala, puede que no exista mejor opción".

Pero a ojos de muchos defensores de la eficiencia energética, este debate obvia el tema central: dicen que los modelos de ingeniería sugieren que los ahorros proyectados de tales programas de eficiencia a menudo son exagerados, y que estos programas deberían medirse por los ahorros reales del contador.

Ese es el objetivo de CalTRACK, un esfuerzo por parte del Estado de California de crear un mercado de la eficiencia energética transparente mediante el uso de datos de contadores eléctricos para hacer el seguimiento de los ahorros reales y ajustar las proyecciones en función del rendimiento. Apoyado por grupos medioambientales y empresas energéticas como Pacific Gas & Electric, CalTRACK se basa en el medidor abierto de eficiencia energética, una tecnología estándar diseñada para facilitar que las empresas, los propietarios de viviendas, las empresas energéticas y los reguladores puedan calcular los ahorros logrados por proyectos de eficiencia energética de forma fiable.

Medir estos ahorros no supone una tarea fácil, como hace constar Matt Golden, un consultor financiero de energía del Fondo para la Defensa del Medio Ambiente, porque tienes que calcular la diferencia entre lo que realmente ha sucedido y lo que habría sucedido si no se hubiesen tomado medidas para la eficiencia. Pero la creación de un mercado donde se pueda dar cuenta de, y financiar, la eficiencia energética, como la capacidad de nueva generación o cualquier otro recurso energético, es vital.

"La eficiencia energética está integrada en este modelo", dice Golden. "No tienes porqué debatir acerca de si representa la manera más económica de ahorrar energía y reducir las emisiones [de gases de efecto invernadero] – el propio mercado lo resolverá".

CalTRACK y otros programas piloto similares podrían "dar un impulso a la innovación del sector privado y la inversión mediante el establecimiento de un mercado para la eficiencia", según los comentarios del Consejo Defensor de los Recursos Naturales enviados a la Comisión de Servicios Públicos de California, lo que permitiría que los programas de eficiencia energética fuesen financiados en base a las proyecciones de flujo de caja, al igual que las nuevas plantas energéticas. Eso suena mucho mejor que discutir acerca de los costes y beneficios de proveer aislante de forma gratuita a viviendas de renta baja.

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