Foto: La tableta Pixel C de Google, que se lanzará este año, utiliza imanes para conectar un teclado de Bluetooth.

Las tabletas pueden ser geniales para películas y fotos, pero probablemente cambiarás al portátil cuando quieres trabajar – especialmente si ese trabajo incluye escribir más que un par de frases. Si Google se sale con la suya, esto podría cambiar pronto.

El pasado martes, la empresa anunció una nueva tableta que se puede comprar con un teclado de Bluetooth que se engancha a la tableta mediante imanes, para encajar a modo de portátil pero sin tener que cargar con uno. Llamada Pixel C (la C hace referencia al término convertible), el dispositivo ejecuta la última versión del sistema operativo Android, Marshmallow, y se lanzará a tiempo para las compras de navidad,  según Google. Una Pixel C costará 499 dólares (unos 445 euros) con 16 GB de memoria o 599 dólares (unos 534 euros) con 32 GB, y el teclado costará otros 149 dólares (unos 133 euros).

Google no es, ni mucho menos, la primera empresa que intenta convencer a los consumidores de que compren una combinación de tableta y teclado Bluetooth; Microsoft lanzó este concepto con su tableta Surface y un accesorio de teclado incorporado en una funda para la tableta que se vende por separado, y existe una gran variedad de teclados como accesorio para los iPads y las tabletas Android. Apple ofrecerá una opción similar con el próximo modelo de iPad Pro (el teclado, al igual que el de Google, también se venderá por separado).

Pero hasta ahora ninguna empresa ha tenido éxito real a gran escala, y la venta de tabletas se ha estado ralentizando. La empresa investigadora del mercado tecnológico IDC prevé que los envíos de tabletas caerán un 8% este año hasta 212 millones. Aun así, Google apuesta por que su atención al detalle y la popularidad del software Android le ayuden a destacar sobre los productos rivales, y aunque las tabletas con teclados desmontables sólo representan un diminuto segmento del mercado, las ventas están al alza: IDC prevé que aumentarán en casi un 87% este año, llegando a sumar 14,7 millones de envíos.

La Pixel C en sí misma es discreta, con una pantalla de 10,2 pulgadas, 3 GB de memoria incorporada y un peso de unos 450 gramos (junto con el teclado pesa algo menos de un kilo). Incluye cuatro micrófonos para utilizar las búsquedas y otros servicios de Google controlados por voz desde el otro extremo de una habitación, y hay altavoces de estéreo en ambos laterales. También tiene un puerto USB tipo C para cargarse rápidamente; su batería tendrá una vida útil de unas 10 horas.

Cuando no se está utilizando el dispositivo, las imanes mantienen la tableta colocada encima del teclado, dándole el aspecto de un fino portátil cerrado (es así como el teclado desvía energía de la tableta para cargar su batería mediante la inducción). La tableta sabe cuándo está conectada al teclado; cuando no lo está, mostrará un teclado virtual en pantalla.

Probé esta combinación brevemente durante un evento de prensa de Google celebrado en San Francisco (EEUU) el martes para desvelar la tableta, junto con sus nuevos smartphones y dispositivos de streaming Chromecast. Me quedé al mismo tiempo impresionada por la fuerza de los imanes – puedes sujetar el teclado boca abajo y la tableta no se cae – y preocupada por que fueran tan potentes que podría acabar lanzando la tableta accidentalmente al intentar desengancharla.

Google dijo que el teclado es de tamaño estándar, pero mientras que podía teclear con él, las teclas parecían estar muy apretujadas – una sensación que rápidamente plasmé por escrito en un documento que había creado.

Con el teclado conectado a la tableta y la pantalla de inicio mostrada en pantalla, al teclear se rellenaba automáticamente una búsqueda en un cuadro de búsquedas de Google que se abrió en el centro de la pantalla, lo que me resultó muy útil. Pero me daba la impresión que no querría escribir un artículo entero con él.