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Tecnología y Sociedad

Los pagos rápidos y baratos de una pequeña 'start-up' se alzan contra la industria

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Tras cinco años, Dwolla intenta hacer mella en el negocio del procesamiento de pagos dominado por gigantes como Visa y MasterCard con una alternativa fiable

  • por Nanette Byrnes | traducido por Teresa Woods
  • 01 Junio, 2016

"Podrías llamarlo estupidez. O ingenuidad." Ben Milne busca la palabra adecuada para describir lo que le llevó a creer que podría enfrentarse a la industria de pagos de billones de dólares en 2009, cuando lanzó su empresa Dwolla. En ese momento, había estado dirigiendo un negocio exitoso vendiendo altavoces, pero le molestaba gastarse decenas de miles de dólares al año en procesar los pagos. Así que empezó a buscar, y luego a desarrollar, una alternativa.

Encogiéndose de brazos, Milne recuerda: "No sabía que nos enfrentábamos a un sistema tan grande cuando empezamos. Solo intentaba resolver mi propio problema".

La solución que elaboró Dwolla utiliza internet para mover los fondos digitalmente y casi de forma instantánea. Pero mientras que el sistema resultante ahorra dinero y tiempo, Dwolla se está convirtiendo en un buen ejemplo de lo difícil que resulta hacer algo nuevo en el campo de los pagos.

El sistema de Dwolla elude los acuerdos de pago de décadas de antigüedad. Uno de esos acuerdos depende de las tarjetas de créditos y conlleva una comisión del 2% o 3% para ejecutar un pago de forma instantánea. El otro es más barato, pero procesa los pagos por lotes, lo que significa que el dinero puede tardar entre dos y tres días en llegar hasta su destinatario.

La nueva tecnología sirve principalmente como una alternativa al sistema más lento, llamado ACH (de sus siglas en inglés, automated clearing house). Una red operada por bancos y consorcios de tarjetas de crédito, ACH procesa transacciones entre bancos como los pagos y cobros domiciliados.

Cualquier consumidor que disponga de una cuenta de un banco que utiliza la plataforma de pagos de Dwolla podrá pagar directamente a un comerciante en tiempo real. También es posible acumular el saldo dentro de una cuenta de Dwolla, al igual que PayPal o Venmo, y pagar a un comerciante desde ese saldo. Dwolla cobra 25 céntimos de dólar (unos 23 céntimos de euro) por las transacciones de 10 dólares (unos 9 euros) o más. Las transacciones inferiores a esta cifra no llevan ninguna comisión.

Milne todavía no tiene mucha pinta de banquero. En una feria de la industria de pagos en Las Vegas (EEUU) el pasado mes de noviembre, llevaba chaqueta y corbata en una mesa redonda con ejecutivos del Bank of America, el Banco de la Reserva Federal de Chicago, y otros pesos pesados de la industria. Pero sus grandes gafas de pasta y larga barba le diferenciaron de sus compañeros de debate, al igual que su mensaje sincero: No todas las transacciones requieren una ejecución en tiempo real, pero los principales ganadores del negocio en aumento de los pagos serán las empresas que cumplan con las expectativas crecientes de los clientes de una rápida ejecución.

Su sistema ahorra dinero y tiempo, pero Dwolla se está convirtiendo en algo de un caso práctico de lo difícil que resulta hacer cualquier cosa nueva dentro de la industria de pagos.

Dwolla ha tenido la ventaja de construir su red en la era moderna. Su sistema abierto está accesible para desarrolladores sin coste. La empresa apoya la red y sus conexiones con instituciones financieras, pero no aloja depósitos de clientes, por lo que está exenta de una multitud de requisitos regulatorios. Milne describe su construcción como "realizar una ingeniería inversa de una montaña de espaguetis de pagos", banco por banco, intentando trabajar con empleados que no siempre estuvieron demasiado dispuestos a ayudar a Dwolla a decodificar cada sistema único.

El problema es que los bancos no han corrido para apuntarse, en parte porque la modificación de sus actuales sistemas representa una proposición cara. Y el plazo de uno o dos días para procesar un pago es, en muchos casos, lo suficientemente rápido, explica Kuba Zielinski, un socio de Boston Consulting Group que está especializado en la industria de pagos. También, la mayoría de los bancos emiten tarjetas de crédito, un negocio lucrativo que debilitarían al alejarse de las redes de Visa, MasterCard y otros.

Los nuevos sistemas de pagos digitales han despegado en algunos países, incluidos Reino Unido y Suiza, pero sólo después de un mandato regulatorio. En Estados Unidos, el mercado natal de Dwolla, aún no se ha producido tal orden administrativa.

Para finales de 2013, la última vez que la empresa hizo públicas sus cifras, Dwolla tenía 500.000 clientes. Pero la lista de comerciantes que aceptaban pagos virtuales procedentes de su app sigue estando dominada por empresas de nicho que venden cosas como perfumes de lote pequeño y la carne de cerdo de denominación de origen.

Para establecer su modo rápido y barato de mover fondos como una alternativa legítima a las tradicionales, Milne necesita reclutar a clientes y aliados más grandes. Su tierra natal de Iowa (EEUU) ahora permite a los residentes pagar sus impuestos con Dwolla, así como el servicio en tiempo real con BBVA Compass, un banco con casi 700 sucursales en el sur de Estados Unidos. Esta última representa una importante expansión puesto que los clientes no pueden realizar transacciones en tiempo real a no ser que su banco o institución financiera haya firmado un acuerdo con la red de Dwolla.

Dwolla ha recaudado 32 millones de dólares (unos 30 millones de euros) de inversores como Bain Capital Ventures, Adreessen Horowitz y Union Square Ventures. Pero un inversor reciente, CME Group, también se podría convertir en el tipo de cliente angular que necesita Dwolla. CME Group opera mercados de derivados donde millones de ventas son ejecutadas a diario. Opera en una escala que realmente se podría beneficiar, y demostrar el valor, de la rapidez y el bajo coste de Dwolla.

Este artículo pertenece a nuestro Informe Especial: El dinero del mañana sin monedas ni billetes

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