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Tecnología y Sociedad

Una farmacéutica reclama el dinero gastado en trabajos universitarios 'falsos'

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Merck & Co, situada entre las 10 más importantes del mundo, pide responsabilidades a las universidades que publican artículos científicos que luego no pueden ser reproducidos

  • por Antonio Regalado | traducido por Teresa Woods
  • 29 Abril, 2016

Si las investigaciones científicas resultan ser incorrectas, hay una empresa farmacéutica que quiere que se le devuelva el dinero invertido en la investigación. Esa es la dura propuesta lanzada ayer por el director médico de Merck & Co., una de las 10 farmacéuticas más grandes del mundo. Su petición sería una vía de arreglar la "crisis de reproducibilidad" o, en otras palabras, la elevada cantidad de informes científicos, si no la mayoría, que acaban resultando ser incorrectos

El vicepresidente ejecutivo y director Médico de Merck & Co., Michael Rosenblatt, ha dicho que los malos resultados de los laboratorios académicos provocaron que las farmacéuticas despilfarraran millones de dólares y "amenazan al negocio de las investigaciones biomédicas al completo".

El problema de las investigaciones que no se pueden reproducir recibe cada vez más atención gracias, en parte, a los esfuerzos de un grupo de psicólogos que ha estado rehaciendo docenas de experimentos clásicos. Sus resultados demuestran que la mayoría no tiene demasiado sentido.

Los resultados erróneos también representan un problema para las investigaciones traslacionales, que se refieren a aquellas que realizan las farmacéuticas cuando intentan convertir descubrimientos biológicos en fármacos. Puesto que las empresas no quieren que su dinero se escape, son pocas las que se molestan en confirmar los resultados.


Crédito: Kena Betancur (Getty Images).

Pero las consecuencias no son agradables. Allá por 2012, la empresa de biotecnología Amgen lanzó una bomba a la comunidad científica académica cuando afirmó haber encontrado que tan sólo seis de 53 trabajos relacionados con el cáncer superaron con éxito los esfuerzos por reproducir los resultados de investigaciones nuevas y, en apariencia, prometedoras. Otros estudios que las farmacéuticas dicen que no pueden reproducir incluyen uno que concluyó que un fármaco para el cáncer podría tratar la enfermedad de Alzheimer y otro que demostró que un gen concreto estaba asociado con la diabetes en ratones.

Rosenblatt afirma que los costes de repetir investigaciones erróneas se están acumulando. De media, aseguran que cuesta "aproximadamente entre uno y dos años de trabajo de entre dos y seis científicos en un laboratorio industrial" intentar reproducir los experimentos originales a un coste medio de entre 500.000 y dos millones de dólares (entre unos 440.000 euros y 1,8 millones de euros).

En su editorial, publicado esta semana en Science Translational Medicine, el director Médico de Merck & Co. pinta una imagen terrible:

A medida que el público, el Gobierno y los inversores privados de las investigaciones comprenden el alcance del problema, se erosiona la confianza en los emprendimientos científicos y en la capacidad de la comunidad científica para abordar este problema. Además, existe un potencial considerable de dañar la reputación de los científicos, las universidades y algunos campos al completo (como por ejemplo la biología del cáncer, la genómica y la psicología).

¿Por qué la ciencia se equivoca tan a menudo? Merck & Co. señala los sospechosos habituales: la presión por publicar trabajos y obtener subvenciones, las ganas de hacer carrera, la mala formación de los alumnos y las revistas que no hacen una revisión de los informes lo suficientemente rigurosa.

En lugar de intentar arreglar problemas culturales desde los laboratorios o mediante la aprobación de nuevas regulaciones, Merck & Co. cree que hacen falta sanciones económicas, concretamente una "garantía de devolución de dinero completa o parcial". Es decir, si las investigaciones financiadas por las farmacéuticas se demuestran erróneas, las universidades tendrían que devolver la financiación recibida. Merck cree que esto colocaría la presión adecuada justo donde se necesita aplicar: sobre los científicos.

Es poco probable que las universidades acepten la oferta de Merck de aumentar la rendición de cuentas, porque están diseñadas para recaudar dinero de I+D, no para devolverlo. "El problema desde luego es grave, pero si esto se convirtiera en un requisito, frenaría las investigaciones en seco", afirma el ejecutivo de Desarrollo de negocio del Centro de Investigaciones Biomédicas Pennington en Baton Rouge (EEUU) David Winwood. El experto afirma: "Pocas universidades públicas, si acaso alguna, disponen de la capacidad financiera ni, sospecho, de la autoridad legal, para firmar ese tipo de acuerdo".

Las farmacéuticas tampoco son unas santas. Suprimir y manipular resultados negativos de los ensayos clínicos no es raro y tiene muchas más probabilidades de dañar a los pacientes que las investigaciones académicas equivocadas. Pero al menos las farmacéuticas pagan un precio económico por sus errores: en 2004, Merck & Co. tuvo que retirar el analgésico Vioxx y pagar miles de millones de dólares en concepto de daños después de que saliera a la luz que la pastilla presentaba un riesgo mortal del que la empresa tenía pleno conocimiento.

El otro problema con la propuesta de Merck & Co. para las universidades es que abriría una especie de caja de Pandora de rendición de cuentas. Según la Asociación de Gestores de Tecnologías Universitarias, un órgano comercial que actualmente preside Winwood, las empresas invirtieron 4.600 millones de dólares (unos 4.050 millones de euros) en investigaciones "patrocinadas" realizadas por universidades, hospitales y centros de investigaciones estadounidenses en 2014.

El Gobierno Federal, en cambio, gastó 37.900 millones de dólares (unos 33.400 millones de euros).

Entonces, ¿serán erróneas también la mayoría de las investigaciones financiadas por los contribuyentes? Tal vez sean ellos, y no Merck & Co., los que deberían recibir un reembolso por correo.

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