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Tecnología y Sociedad

España, Holanda y Francia, pioneras en la instalación de redes para conectarlo todo

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Varias compañías están asumiendo los costes de las redes a la espera de que gobiernos, empresas y particulares se abonen y paguen pequeñas cuotas por cada dispositivo conectado a su red IoT

  • por Russ Juskalian | traducido por Teresa Woods
  • 21 Julio, 2016

El mes pasado, la empresa holandesa de telecomunicaciones KPN anunció con gran bombo que ha terminado de cubrir toda Holanda con una red inalámbrica de internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Al igual que una red móvil tradicional, pero con unos costes y requisitos energéticos muy inferiores, la red de KPN puede conectar sensores que lo monitorizan todo, desde los cambios de aguja de ferrocarril en la estación Central Utrecht hasta sondas náuticas en el puerto de Rotterdam y el control de equipajes del aeropuerto Schiphol en Ámsterdam.

Una avalancha de redes de IoT similares están emergiendo en Francia, Alemania, Corea del Sur y otras partes del planeta. Pero la cuestión sigue siendo si habrá suficientes dispositivos que se suscriban para cubrir el coste de construirla (ver Intel perdió el carro de los chips móviles y ahora peligra su posición con el de IOT)

Foto: Unos trabajadores de KPN construyendo en Holanda una red para internet de las cosas. Crédito: KPN.

Hasta ahora, KPN ha firmado contratos para conectar 1,5 millones de dispositivos, según el ejecutivo responsable de servicios móviles de KPN, Jacob Groote. El responsable explica que no todos están conectados aún, e incluso cuando lo estén no serán suficientes para generar un importante impacto financiero para la empresa, que en 2015 alcanzó unos ingresos de 7.000 millones de euros.

KPN, señala Groote, divisa oportunidades con un abanico de clientes: gobiernos, que pueden emplear sensores para monitorizar infraestructuras como vigilar si los diques de zonas remotas se están mojando demasiado e identificar por tanto si se encuentran en riesgo de fallar; empresas como Ziut, especializada en iluminación, control del tráfico y seguridad que emplea sensores de IoT para controlar dinámicamente la intensidad de la iluminación en caminos para bicicleta en Rotterdam; y consumidores, que podrían colocar sensores en una bicicleta o mascota para rastrear su ubicación.

KPN asume el coste de construir la red, aunque se niega a difundir cuánto se ha gastado hasta ahora. Los expertos calculan que construir una red de IoT es varias órdenes de magnitud más barato que la inversión necesaria para las licencias y el hardware necesarios para las grandes redes 4G. La red de IoT opera en frecuencias libres de licencia. Para recuperar su inversión, KPN cobrará una cuota por cada dispositivo conectado a la red, actualmente de entre cuatro y 15 euros al año al año en función de los requisitos de datos.

"El problema es que los ingresos sólo empezarán [a entrar] cuando la red esté operativa", apunta el director ejecutivo de Clickey,  Pedro de Smit, cuya empresa diseña dispositivos de hardware para KPN y otras redes de IoT. El responsable matiza que Clickey ya ha experimentado un aumento notable en las ventas a cliente desde que KPN anunció la cobertura nacional en Holanda a finales de junio.

Para que el crecimiento se acelere, señala De Smit, se necesitan varias cosas. La primera es que la red de KPN habilite prestaciones basadas en la ubicación que, por ejemplo, permitan rastrear un contenedor en tránsito por todo el país, algo que se espera que entre en operación antes de finales de 2016. La segunda es que la cobertura IoT llegue más allá de las fronteras nacionales. Siemens, Shimano y otras grandes empresas están muy interesadas en ganar acceso a las redes IoT, pero sólo cuando exista suficiente cobertura geográfica, según De Smit. Eso podría llevar varios años.

KPN no es la única empresa que se está dedicando a construir infraestructuras IoT. SigFox, una start-up francesa, afirma que su red inalámbrica rival ya da servicio a 340 millones de personas en 22 países distintos. La empresa recaudó casi 100 millones de euros en inversiones sólo durante 2015, y está empleando el dinero para crecer lo más rápido posible.

El objetivo, según el vicepresidente ejecutivo de comunicaciones de SigFox, Thomas Nicholls, consiste en reducir al máximo y lo más rápidamente posible el precio de suscripción para cada dispositivo conectado para que los primeros adoptantes se incorporen pronto a la red y atraigan a un mayor número de nuevos usuarios.

Sus clientes más grandes pagan cuotas anuales de menos de un euro por dispositivo, y representan una importante proporción de los siete millones de suscriptores registrados que SigFox ya ha amasado, según la empresa. Cubrir el coste de construir una red nacional en un país como Francia, Alemania o España requiere tan sólo "un par de millones" de suscriptores, calcula Nicholls.

Uno de los primeros en contratar el servicio ha sido la empresa de seguridad doméstica Securitas Direct, que dispone de un millón de dispositivos antirrobo conectados a los sistemas de SigFox en España, y otros 200.000 dispositivos en su red francesa. Otros clientes de KPN y SigFox han conectado dispositivos de monitorización en vacas, contenedores y bocas de incendio.

Pero hará más tiempo, y más redes, para comprobar si es posible alcanzar las entre 30.000 y 100.000 cosas conectadas que los analistas predicen que se meterán durante la próxima década.

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