Un pequeño dispositivo del tamaño de una caja de pizza podría ser el futuro de las operaciones financieras.

El conmutador de red de la empresa australiana Metamoko es capaz de enviar la información recibida a los servidores de transacciones en solo cuatro nanosegundos. Significa poder reducir el tiempo que se necesita para realizar una transacción (es decir, el tiempo desde que recibe la información de una compraventa de acciones hasta que envía la orden de "comprar" o "vender") hasta solo 85 nanosegundos, casi tres veces más rápido que el conmutador de red de uso general creado por Cisco.

Por supuesto, este aparato tan veloz es solo un eslabón en la cadena de la negociación de alta velocidad. Los servidores necesitan analizar la información entrante, tomar una decisión y enviar la orden de vuelta al conmutador antes de que la información atraviese unos cables de alta velocidad. Sin embargo, el hardware de Metamoko pone de relieve los extremos a los que están dispuestos a llegar los traders para obtener una "latencia" más baja en cada componente de sus sistemas. Según un artículo del Wall Street Journal, la empresa calcula que vende unas 100 unidades al mes, cada una por el precio de 20.000 dólares (unos 18.000 euros), una cantidad bastante asequible en comparación con muchos de los componentes que conforman un equipo de negociación a alta velocidad.

Crédito: Fotografía de Drew Angerer | Getty

Esta "carrera hacia el abismo" se está acercando bastante a los límites de lo posible según las leyes conocidas de la física: la velocidad viaja a 0,3 metros por nanosegundo.

Sin embargo, ni siquiera la relatividad puede interponerse en el sueño de ganar dinero rápido. En 2012, cuando los científicos creyeron brevemente que habían descubierto neutrinos capaces de viajar más rápido que la luz, los traders de alta frecuencia ya estaban pensando cómo podrían construir un sistema capaz de ejecutar transacciones que, en teoría, ocurrirían en el pasado.

Este tipo de ejemplos nos aportan todo lo que necesitamos saber sobre la obsesión del sector con la velocidad. No obstante, las negociaciones de alta frecuencia se han alzado como las reinas del mundo del comercio bursátil: casi la mitad de las acciones que cambian de dueño en EEUU lo hacen mediante transacciones de alta frecuencia, según el artículo del Wall Street Journal.

Que sea algo bueno o no es una cuestión de opinión. Los detractores de esta práctica argumentan que de esta forma los beneficios van a parar a aquellos que puedan adquirir equipos más sofisticados. Los traders de alta frecuencia obtienen una pequeña cantidad por cada transacción, pero realizan millones de ellas al día, lo que deja a los inversores normales en la cuneta. Además, podría convertirse en una fuerza desestabilizadora, ya que un software que se descontrole podría provocar que una empresa perdiese gran parte de su valor en cuestión de minutos. Ha pasado tantas veces que se ha acuñado el término: "quiebra relámpago" (del inglés flash crash).

Por otra parte, los partidarios esgrimen que alcanzar los límites físicos de la velocidad en la negociación hará que los mercados sean más justos. Una vez que las transacciones se realicen a la, o casi, velocidad de la luz, no se podrá obtener casi ninguna ventaja por ir más rápido.

Hasta el momento, por supuesto, en el que alguien descubra cómo romper las leyes de la física.

(Para saber más: Wall Street Journal, Wired, How to Avoid Another Flash Crash, Trading Shares in Milliseconds)