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Tecnología y Sociedad

Entrevista con Steven Chu

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El secretario de energía conversa con Technology Review acerca del futuro de la energía nuclear una vez descartada la Montaña de Yucca, y de por qué los coches propulsados por células de combustible no tienen futuro.

  • por Kevin Bullis | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 15 Mayo, 2009

Durante sus primeros 112 días como Secretario de Energía de los Estados Unidos, Steven Chu ha presidido una serie de cambios sin precedentes dentro del Departamento de Energía (DOE, en inglés). La ley de estímulo económico que se firmó el pasado febrero dota a la agencia con 39 mil millones de dólares—una suma de dinero que, según Chu, está poniendo a prueba a la agencia debido al gran número de propuestas que hay que estudiar y entre las que hay que repartir el dinero. Esta cantidad se suma al presupuesto anual de la agencia, de 25 mil millones de dólares. Recientemente, la propuesta de Obama para los presupuestos de 2010 contiene un aumento de 400 millones en el presupuesto del DOE, y pide un incremento del gasto en ciencias del clima y seguridad nuclear, así como un apoyo a los diversos proyectos de energía alternativa.

Durante una conferencia en MIT el pasado martes, Chu, que ganó el Premio Nobel de Física en 1997 y es director de la Biblioteca Nacional Lawrence Berkeley, describió sus planes para reducir las emisiones de dióxido de carbono. A corto plazo, Chu afirma, la respuesta está en la mejora del rendimiento energético. El consumo de energía de los Estados Unidos se podría reducir en casi un tercio si se construyesen edificios mejores, afirmó Chu. Eso supondría un ahorro de energía mayor a la energía que producen todas las plantas nucleares, solares y eólicas del país. Según Chu, el simple hecho de mejorar los edificios que ya están construidos—para asegurarse que cosas como la calefacción, la ventilación, y los sistemas de aire acondicionado estén funcionando correctamente—podría reducir el uso energético en dichos edificios hasta un 10 por ciento.

A largo plazo, las energías alternativas podrían ser una parte importante de la solución. Sin embargo, Chu destacó que la energía solar, por ejemplo, es aún a día de hoy demasiado cara como para competir con las plantas eléctricas convencionales (excepto en algunos lugares durante los días más calurosos en verano, y siempre con la ayuda de subsidios). Abaratar los costes de la energía solar requerirá el uso de “tecnologías transformativas,” equivalentes al descubrimiento del transistor, según Chu.

No obstante, durante sus primeros meses en el despacho, Chu no se ha limitado a repartir dinero para la creación de nuevas tecnologías. El editor de energía de Technology Review, Kevin Bullis, se sentó a charla con Chu acerca de dos de las decisiones más controvertidas tomadas durante los primeros 100 días. El presupuesto propuesto por Obama para 2010, y de forma radicalmente opuesta a las administraciones anteriores, elimina los fondos para el controvertido plan de almacenar los residuos nucleares tóxicos nacionales en la Montaña de Yucca. El presupuesto propuesto para 2010 también reduce los fondos para las investigaciones en células de combustible de hidrógeno—una iniciativa de miles de millones de dólares en la que el presidente Bush se apoyó para desarrollar los futuros coches con bajas emisiones de carbono. Chu, que tiene alma de investigador, discutió acerca de algunas soluciones técnicas para almacenar los residuos nucleares, así como de aplicaciones para las células de combustible que podrían resultar más prácticas que usarlas para propulsar los coches.

Technology Review: Existen alrededor de 50.000 toneladas métricas de residuos nucleares repartidas entre 130 centros a lo largo del país. ¿Qué va a hacer con todos esos residuos?

Steven Chu: El uso de Yucca Mountain como almacén está totalmente descartado. Lo que vamos a hacer es, por así decirlo, dar un paso atrás. Nos hemos dado cuenta de que hoy día sabemos mucho más de lo que sabíamos hace 25 ó 30 años. La NRC (Nuclear Regulartory Commission) afirma que los barriles donde los residuos están almacenados en la actualidad podrían seguir siendo seguros de aquí a varias décadas, con lo que tenemos tiempo para pensar qué estrategia seguir a largo plazo. Vamos a formar un panel con los mejores especialistas para empezar a discutir el tema.

Estamos considerando un tipo de reactores que poseen un espectro de neutrones de alta energía y que podrían ayudarnos a incinerar los residuos actínidos de larga vida. [Nota del editor: Entre los actínidos se incluyen el plutonio, que puede ser peligroso durante 100.000 años.] Estamos hablando de reactores de neutrones rápidos. También hay de otro tipo: un resurgir de soluciones híbridas de fusión fisión mediante las que la fusión no sólo generaría energía, sino también crearía neutrones de alta energía que podrían incinerar los actínidos de larga vida.

TR: ¿Todo esto se utilizaría para incinerar los residuos ya existentes, o es una forma de tratar los residuos que se generen en los reactores a partir de ahora?

SC: Se podría aplicar a los residuos ya existentes, pero sobre todo está pensado para los residuos futuros. Por tanto, en vez de seguir con los métodos actuales, mediante los cuales acabamos usando un 10 por ciento o menos del contenido energético del combustible, lo que se pretende es reducir la cantidad de residuos y la longevidad de dichos residuos.

TR: ¿Qué ocurre, entonces, con los residuos ya existentes?

SC: Algunos de estos residuos ya han sido vitrificados. Pienso que no hay ninguna razón económica por la que se podrían reutilizar dentro de un ciclo de generación de combustible. Por tanto, imagino—y, repito, dependerá de lo que diga el panel de expertos—imagino que dentro de una cierta clasificación de cierto tipo de residuos, hay algunos de estos residuos a los que no queramos tener acceso jamás, lo que significa que podríamos utilizar lugares distintos de Yucca Mountain, como por ejemplo las bóvedas de sal. Una vez se colocan allí, la sal empieza a rezumar a su alrededor. Son geológicamente estables en una escala de 50 a 100 millones de años. El problema a la hora de utilizar este tipo de lugares como repositorios es que no se pueden volver a acceder. Y esto es algo bueno porque existen cierto tipo de residuos que no nos interesa poder volver a acceder. Es un tipo de contenedor muy natural.

TR: Hablamos de residuos que sabemos a ciencia cierta que no queremos volver a procesar.

SC:
Sí, y con otro tipo de residuos que tengan, por ejemplo, cierto valor inherente, esos residuos nos interesa mantenerlos cerca de nosotros durante cien, doscientos años, porque hay muchas probabilidades de que queramos hacer algo con ellos y recuperarlos.

Por tanto, lo que hay que hacer es reunir a un grupo de expertos en la materia y averiguar qué queremos hacer con el almacenaje a largo plazo. Se suponía que Yucca era el lugar donde todo el mundo iba a llevar un poco de todo. Pienso que, sabiendo lo que hoy sé, vamos a utilizar varias áreas regionales.

TR:
Eso hará que podamos tratar algunos de los problemas de transporte.

SC:
Exacto. Hace que sea menos problemático.

TR:
Sé que está a favor de la energía nuclear. Hace décadas que no se construye ninguna planta nueva. ¿Qué progresos se han llevado a cabo hasta ahora para construir nuevas plantas?

SC:
Nos estamos decantando por un proceso licencia de dos pasos. Por un lado se obtiene licencia para la planta genérica, y después existe una licencia aparte para el lugar en sí. Todo esto ayuda a que el proceso sea más rápido. Antes, lo que ocurría es que cada planta era una planta nueva.

Todo esto depende en gran medida de unos fondos para préstamos garantizados, que sin duda serán de gran ayuda.


TR:
¿Cuándo estarán disponibles esas garantías de préstamo?

SC: Bueno, antes de lo que se cree. Espero que dentro de un año, pero eso es sólo un suponer. Estamos metiendo prisa. Como sabe, estamos poniendo mucho hincapié en acelerar el proceso de préstamo en una cantidad considerable. La cantidad apropiada se encuentra en un factor de 5 a 10. Cuando llegué a este puesto, me comentaron que los primeros préstamos llegarían a mediados de 2010. Acaban de salir, y estamos en fase de examen de muchos otros préstamos.

TR: No hay garantías de préstamo para las plantas nucleares.

SC: No.

TR: ¿Está haciendo referencia a la garantía de préstamo de Solyndra? [Nota del editor: Solyndra es una compañía solar que recibió aprobación para una garantía de préstamo a principios de este año.]

SC: Sí, por ejemplo Solyndra. Esto significa que hay un compromiso: si puedes conseguir el 20 por ciento a base de financiación, eso es todo lo que necesitas para conseguirla. Y este mes se anunciarán muchas más.

TR: En la propuesta de presupuesto se observa que el programa de células de combustible se ha visto reducido, y que el énfasis a pasado del sector del transporte a los edificios.

SC: Así es.

TR: Sin embargo, hace cinco u ocho años, el hidrógeno se consideraba la gran respuestas al futuro del transporte. Ha habio un cambio de corriente. ¿Qué hemos aprendido de todo esto?

SC:
Creo, bueno, que hay gente que no ha cambiado de corriente [risas]. Pienso que había un gran entusiasmo en algunos sectores, pero yo siempre he mantenido un grado de escepticismo porque, hoy día, el hidrógeno se obtiene principalmente a partir de la reforma del gas natural. Eso no es que resulte una fuente ideal de hidrógeno. Se pierde parte del contenido energético del gas natural, que es un tipo de combustible muy valioso. Ese es el primer problema. El otro problema es que, si se usa para el transporte, a día de hoy no poseemos un buen mecanismo para almacenarlo. El hidrógeno comprimido es el mejor mecanismo, pero hacen falta grandes volúmenes. Todavía no hemos descubierto la forma de almacenarlo a alta densidad. ¿Qué más? Las células de combustible aún no están del todo desarrolladas, y la infraestructura de distribución tampoco. Por tanto hay cuatro puntos que se tienen que cumplir a la vez. Es por eso que siempre se vio como un tipo de tecnología que se daría en el futuro. Para poder conseguir un despliegue significativo, es necesario que se den cuatro importantes avances tecnológicos. Es poco probable.

TR:
Así que esto es un ejemplo, quizá, de una tecnología a la que se le da importancia pero que aún es prematura. ¿Hemos aprendido algo de esta experiencia que podamos aplicar a las políticas del futuro?

SC: Yo no estaba allí cuando empezaron a tomar estas decisiones. No estoy seguro de que supiesen lo que hacía falta para poner algo como eso en práctica. Una vez dicho esto, creo que el hidrógeno podría ser efectivo como “batería” en el sentido de, por ejemplo, poder utilizar los excedentes de electricidad—las plantas nucleares por la noche, un exceso en la capacidad de una planta eólica o solar—y hubiese una forma eficiente de llevar a cabo una electrolisis y hacer la conversión a hidrógeno, con lo que acabaríamos teniendo células de combustible estacionarias. Podría acabar siendo un tipo de batería bastante efectiva. Podemos tomar una cierta cantidad de energía y convertirla en hidrógeno, y después convertirla de nuevo en electricidad. Con esto se evita el problema de la distribución, se evita el problema del peso. [Nota del editor: Los tanques de almacenaje pueden ser muy pesados.] Hay ciertas aplicaciones para las que no se necesitan muchos milagros para que ocurran. Si resulta que necesitas que ocurran cuatro milagros, probablemente no vayan a ocurrir: los santos sólo necesitan tres milagros [risas].

TR:
Hablando de esta aplicación de las células de combustible, ¿es esta una forma de enfrentar la variabilidad de las energías solar y eólica?

SC:
Es posible. Creo que el proceso que tenemos actualmente y que podría funcionar es el de las bombas de almacenaje. Si hay excedentes en la capacidad eólica, se bombea agua hasta el monte, y cuando el viento deja de soplar, se deja caer en un pequeño estanque [lo que se acaba usando para activar un generador]. Esto sólo puede darse en lugares donde haya instalaciones hidroeléctricas, así que por ejemplo en las grandes planicies del norte, Dakota del Sur y Dakota del Norte, deberíamos enfocar nuestros esfuerzos en el almacenamiento de aire comprimido. El exceso de aire se utiliza para bombear el aire hasta una cueva sellada. Esto se utiliza, junto al gas natural, para hacer girar una turbina. La eficiencia de ida y vuelta de estas dos tecnologías es de entre un 60 y un 70 por ciento de conversión en general. Esta cifra es muy buena para este tipo de tecnología a escala masiva. Si estamos hablando de un 10, 20 o 30 por ciento de variabilidad en energías renovables, entonces es necesario contar con unos mecanismos de almacenaje.

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