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¿Servirá la captura de CO2 para limpiar las arenas petrolíferas de Canadá?

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Alberta servirá como campo de pruebas para un proyecto a gran escala de captura y almacenamiento de carbono.

  • por Mike Orcutt | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 20 Mayo, 2013

Foto:Vista aérea de Shell Scotford, una refinería de arenas bituminosas cerca de Edmonton (Canadá). 

Canadá está apostando porque la captura y almacenamiento de carbono (CSS en sus siglas en inglés), una tecnología que se comprende relativamente bien pero que aún no se ha probado a la escala necesaria para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de forma significativa, pueda reducir la huella medioambiental asociada la producción de combustible de arenas bituminosas, la fuente de emisión de gases de efecto invernadero que más rápido crece en el país.

Si las cosas salen según lo previsto, el esfuerzo de CSS hecho por el país no solo dará como resultado una reducción de las emisiones -una reducción que empezaría siendo pequeña en 2015 y crecería hasta alcanzar cifras mucho mayores a lo largo de las siguientes décadas- sino que también será la primera prueba de la gran red de gasoductos, instalaciones de captura y reservas de almacenamiento necesarias para que la CSS tenga un papel significativo en la reducción de emisiones. Ese conocimiento adquirido, según afirman sus defensores en la industria y el gobierno, será valioso no solo para Canadá y podría ayudar a despegar finalmente a la industria de la CSS.

El despliegue de tecnologías de captura de carbono se ha visto frenado por los elevados costes, la incertidumbre respecto a los riesgos y la falta de incentivo de los grandes emisores en todo el mundo para invertir en la tecnología. La CSS aún no se ha desplegado siquiera a escala de una planta eléctrica comercial, mucho menos a la escala necesaria para que tenga algún peso en la estrategia de emisiones a largo plazo de un país o de una región. La Agencia Internacional de la Energía ha afirmado que la construcción de grandes instalaciones para la CSS va con mucho retraso si se espera que la tecnología tenga un papel de importancia para que el mundo cumpla con los objetivos de reducción establecidos para cumplirse a lo largo de las próximas décadas.

La provincia de Alberta, que alberga los extensos depósitos bituminosos de Athabasca, ha dedicado más de 1.200 millones de dólares (unos 924 millones de euros) a dos proyectos punteros de CSS para capturar, transportar y almacenar el CO2 que se suele emitir durante el proceso de producción de petróleo partiendo der arenas bituminosas. Uno de ellos se llevará a cabo en unas grandes instalaciones de procesado que gestiona Shell, y el otro conectará múltiples lugares de captura con operaciones que usarán el CO2 capturado para recuperar petróleo de difícil acceso, un proceso que se denomina recuperación de crudos pesados.

Cada uno de estos proyectos, que también cuentan con el respaldo del gobierno central de Canadá, capturará dióxido de carbono de las denominadas "mejoradoras", las instalaciones que convierten el bitumen extraído de las arenas bituminosas en crudo sintético para su transporte a través de un oleoducto. Las mejoradoras son responsables de aproximadamente la mitad de las emisiones asociadas con la producción de crudo de arenas bituminosas, explica Eric Benyon, director de estrategia y política en ICO2N, un grupo de compañías petrolíferas y eléctricas del oeste de Canadá comprometidas con el desarrollo de la CSS.

En comparación, cuesta menos poner en marcha la CSS en las mejoradoras que en otros putos del proceso productivo. Sin embargo, en el futuro Benyon espera que "según mejore la tecnología y se abaraten los costes", la industria tendrá como objetivo capturar carbono también en algunos puntos de extracción.

El proyecto de Shell, llamado Quest, será una de las mayores y más avanzadas demostraciones del almacenaje permanente de carbono en un acuífero salino profundo -el tipo de roca subterránea porosa llena de agua salina que los expertos consideran un buen lugar para el almacenaje de grandes cantidades de dióxido de carbono por todo el mundo. El objetivo del proyecto, que está planeándose desde 2006,  es capturar el 35 por ciento de las emisiones, o 1,2 millones de toneladas métricas anuales del la gran mejoradora de la empresa en su Refinería de Scotford. Está prevista que funcione durante 25 años, empezando a finales de 2015.

El otro proyecto, bautizado como Línea Principal de Carbono de Alberta , está dirigido por dos empresas canadienses y conectará una mejoradora de arenas bituminosas y una planta de fertilizante con operaciones de recuperación de crudos pesados. Se supone que empezará a almacenar hasta 1,8 millones de toneladas métricas anuales en 2015. A largo plazo, el plan es que este gasoducto de 240 kilómetros sea capaz de transportar y almacenar casi 15 millones de toneladas métricas anuales.

La producción de petróleo de arenas bituminosas es bastante intensiva en gases de efecto invernadero, emitiendo entre 3 y 4,5 veces más dióxido de carbono por barril que la producción de crudo de fuentes convencionales en Estados Unidos o Canadá. En la actualidad la industria es responsable de la emisión de  entre 40 y 50 millones de toneladas métricas de CO2 anuales, alrededor del 7 por ciento de las emisiones totales del país. "Si observas la composición de las emisiones de esta provincia, la CSS es una tecnología clave", explica Mike Fernandez, director ejecutivo de energía sostenible para el Ministerio de Energía de Alberta. Fernandez afirma que el objetivo es inyectar y almacenar 2,76 megatones para finales de 2015 y 139 megatones para 2050.

Los proyectos de Alberta son "muy importantes" porque, si tienen éxito, cubrirán "los costes de innovación" y la experiencia ganada a través de ellos debería servir para bajar los costes de la CSS en general, afirma Howard Herzog, ingeniero senior de investigación en la Iniciativa de Energía del Instituto de Tecnología de Massachusetts. "Básicamente, son pioneros".

Sin embargo, en última instancia, si se quiere que la CSS despegue de verdad, necesitará muchos más incentivos políticos. La política actual de Alberta es que los grandes emisores incapaces de reducir sus emisiones en un 12 por ciento, deben pagar 15 dólares (unos 11 euros) por cada tonelada de CO2 que emitan. Pero ese precio es muy bajo para que implique alguna diferencia en lo que respecta a la CSS, afirma Fernandez. "La realidad es que hay un precio para la desconexión del carbono". Fernandez afirma que el gobierno provincial está estudiando renovar su política medioambiental y que podría incluir un aumento en el precio a pagar por el CO2.

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