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Inteligencia Artificial

"La inteligencia artificial va a ser mucho más ética y superior que la humana"

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Desde la Universidad de la Singularidad, el futurista José Luis Cordeiro dibuja un futuro de posthumanos superiores y de robots con derechos en el que el empleo desaparecerá

  • por José Carlos Sánchez | traducido por
  • 10 Febrero, 2016

Foto: José Luis Cordeiro durante un momento de su conferencia en la Fundación Rafael del Pino. Crédito: MIT Technology Review en español.

Las ponencias de José Luis Cordeiro no son aptas para escépticos de la tecnología. Presidente emérito de la World Future Society y profesor y asesor en la Universidad de la Singularidad, Cordeiro está convencido de que la inteligencia humana se unirá en una gran inteligencia colectiva y de que el protagonismo de los estados se diluirá frente al creciente peso de las empresas. Si se le pregunta por la grabadora, recuerda que la memoria humana es frágil, aunque solo de momento. También cree que hablar es algo primitivo, pues dentro de diez o quince años podremos comunicarnos telepáticamente en cuestión de segundos. Pero de momento, Cordeiro todavía tiene que hablar a la antigua usanza en sus charlas, tal y como lo hizo el pasado martes en la Fundación Rafael del Pino en Madrid (España).

Es hiperactivo en el habla y en prácticamente todo lo que hace. Enlaza ideas, consulta el ordenador, el móvil y recibe a gente sin parar. Nacido en Venezuela, es licenciado en Ingeniería Mecánica por el MIT, tiene un MBA de INSEAD y estudios de Economía Internacional y Política Comparada por la Universidad de Georgetown (EEUU).

Pero si Cordeiro se caracteriza por algo, tras toda esta formación, es por su condición de futurista. Y de ahí, su vinculación con la Universidad de la Singularidad. Esta institución, creada en 2009 en Silicon Valley (EEUU) y financiada por Google y la NASA, aspira a resolver los grandes problemas de la humanidad con la tecnología. Y las ideas de Cordeiro viajan en la misma dirección que las de su institución. Antes de su charla, pudo conversar, de nuevo de forma tradicional, con MIT Technology Review en español, y de sus palabras podría intuirse que la tecnología tiene una solución para todo y culpa de nada.

Su conferencia se titula Hacia la singularidad: el futuro de la tecnología y la tecnología del futuro ¿Cuándo calcula que llegará este futuro?

En el año 2029 vamos a superar el test de Turing y en 2045 vamos a alcanzar la singularidad total. La inteligencia artificial [IA] se integrará con la de toda la humanidad, la de los 8.500 millones de habitantes que se espera que vivan en el planeta.

Todo esto está basado en la ley de los Rendimientos Acelerados donde la Ley de Moore representa únicamente la quinta manifestación. [Ray] Kurzweil predijo que una computadora iba a ganar al ajedrez en 1999, pero pasó en 1997 con DeepBlue. También dijo que una computadora llegaría a ganar al Go, algo que pasó hace poco. Pero esto es algo increíble porque DeepBlue y Watson de IBM [el ordenador que ganó un concurso de televisión] han sido programados. La máquina que ganó al Go aprendió ella misma viendo, jugando. Es increíble. Es magia.

Pero a la vez expertos de ese campo como el de aprendizaje profundo Yoshua Bengio avisan de que es necesario poner perspectiva en este tipo de avances.

La gente tiende a sobrestimar en el corto plazo y a subestimar en el largo. Son cambios exponenciales. Uno, dos, cuatro, ocho, dieciséis. Estamos muy cerca. ¿Has visto [la película] Her? Ocurre en 2025 y el problema es que Samantha [la IA de la película] no tiene cuerpo. Según Kurzweil tendrán un cuerpo espectacular. Van a ser humanoides mucho más interesantes que los humanos. Tanto la parte del software como el hardware van a estar a niveles humanos en la próxima década.

Te pongo otro ejemplo, en Corea [del Sur], donde yo doy clase, están preparando una ley para otorgar derechos humanos a los robots en 10 años. Y hay una discusión porque hay quien dice que no pueden ser derechos humanos, que tienen que ser derechos robóticos superiores a los humanos.

¿Qué le diría entonces a las personas que muestran dudas o temor acerca del ascenso de la IA? Se ha llegado a crear una organización para asegurarse que sea, digamos, "buena" con la humanidad.

A Marvin Minsky, mi profesor, le preguntaron si los robots heredarán la Tierra y él dijo: "Claro, pero serán nuestros descendientes". ¿Tú querrías que tus descendientes fueran más inteligentes o más brutos? Más inteligentes. A lo que hay que tener miedo es a la estupidez humana. ¿Cómo vamos a poder quejarnos de tener una inteligencia superior? Al contrario, bendita sea. Va a ser mucho más ética y superior que la humana.

¿Habla de una tecnología completamente autónoma?

Va a ser una sinergia de robots y los humanos. No es una invasión que viene de Marte. Son cosas que hacemos los humanos con los humanos, una amplificación de nosotros. Estaremos conectados a una nube planetaria a través de una cuarta parte del cerebro, un exocórtex en forma de nube totalmente distribuida. ¿Esto va a ser una persona? No. Es la nube. Tanto un español como un chino y un africano van a conectarse a este exocórtex planetario, a esta inteligencia que nos va a sobrecapacitar. Con la singularidad vamos a llegar al fin de la edad humana y al inicio de la edad posthumana, de los humanos aumentados. Es un cambio mucho más trascendental que cuando salimos de los chimpancés.

No paramos de hablar de toda una humanidad mejorada por la tecnología, pero hay dudas de que estos avances, hoy, estén realmente reduciendo la desigualdad.

Cuando las tecnologías empiezan son caras y malas.  Y cuando se masifican se vuelven baratas y buenas. Lo mismo el genoma. Esto [saca un chip genético para secuenciar el genoma] costó millones de dólares, ahora cuesta mil dólares y en diez años costará diez dólares y lo hará en un minuto. Los combustibles fósiles se van a quedar fósiles. Viene una disrupción radical en todas estas cosas. La energía solar costaba 100 dólares por vatio cuando comenzó hace 25 años. Ahora está en un dólar. Y en diez años se reducirá hasta, no sé, 20 o 30 céntimos. O piensa en los tratamientos para el SIDA, que hoy cuestan unos 100 dólares al año.

Usted dibuja un nuevo paradigma completo. ¿De qué manera choca con el existente?

Primero viene una disrupción en todos los sectores, una de tal magnitud que yo la llamo tsunami. Los humanos pensamos linealmente y las instituciones burocráticas son todavía peores, son estáticas. Por el contrario, la tecnología cambia exponencialmente. Hay un desfase entre muchas tecnologías y la parte legal y política. Por eso la competencia de ideas es buena, incluso la competencia entre países. Cuando el presidente de los Estados Unidos, George Bush hijo, prohibió la investigación de las células madre por razones religiosas, [las empresas] se fueron a Singapur y Corea del Sur.

Cada vez las cosas van más rápido. Ahora hay una discusión muy grande sobre si las patentes sirven porque hay quien dice que obstaculizan el desarrollo y terminan siendo irrelevantes. Y hay compañías, como Tesla, que las han abierto al público.

Piensa en los traductores que hay en Bruselas [Bélgica], en pocos años ya no tienen por qué existir. Skype ya está haciendo traducciones. Puedes hablar en español por Skype y un chino te escucha en chino, y además con tu acento.

¿Qué pasará entonces con todos esos trabajos?

El trabajo, gracias a Dios aunque él ya no existe, va a desaparecer como maldición de los humanos. Hay muy pocas personas a las que les guste su trabajo. Vamos a pasar de la escasez a la abundancia. Peter H. Diamandis, uno de los fundadores de la universidad, dice que lo lograremos gracias a la robótica, la inteligencia artificial, la nanotecnología.

Hasta el rol de los estados está cambiando. Ahora hay una competición promovida por la fundación Xprize para que equipos privados manden un robot a la Luna y extraigan rocas. Lo importante es el hecho de que va a ser una compañía privada la que irá a la Luna. Y va a ir antes que el Gobierno de China, y mira que China no es cualquier cosa.

Muchas veces ha aludido a la ciencia ficción como un esbozo del futuro. Pero la ciencia ficción también está llena de distopías. ¿En ningún momento piensa que algo pueda salir mal?

Evolutivamente estamos preparados para lo malo. Si perdemos una información mala podemos morir, con la buena no pasa nada. Por eso damos un 80% más de importancia a las noticias malas cuando en realidad el mundo ha mejorado increíblemente y a un ritmo inimaginable en la historia. Además, en el mundo occidental la ciencia ficción vende más cuanto más mala es. El mismo concepto de robot, que significa trabajo esclavo, es malo. En Japón, el robot es bueno y todos los niños han nacido con Astroboy [una serie anime protagonizada por un robot]. Es una mentalidad totalmente distinta. Es falta de cultura.

Inteligencia Artificial

 

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