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El CEO de Cementos Pacasmayo, Humberto Nadal.

Tecnología y Sociedad

"La gente quiere un cemento más sostenible, pero no quiere pagarlo"

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Ser líder en uno de los sectores más difíciles de descarbonizar no es fácil, como demuestra el CEO de Cementos Pacasmayo, Humberto Nadal. A pesar de los esfuerzos del sector por reducir su huella ambiental, lamenta que a la sociedad le cueste aceptar los costes de las innovaciones verdes, pero sigue confiando en ellas para la continua mejora de la industria cementera

  • por Henar Martínez | traducido por
  • 29 Noviembre, 2021

En los suelos que pisa y en las paredes entre las que vive hay cemento: es uno de los materiales de construcción más comúnmente utilizados y se emplea, especialmente, para elaborar otros compuestos, como el hormigón. Por eso, preocupa que el 8 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono anualmente procedan de su proceso de fabricación.

Consciente de que se trata de una de las industrias más difíciles de descarbonizar, el CEO de la compañía peruana Cementos Pacasmayo, Humberto Nadal, repasa a qué retos se enfrenta en materia de sostenibilidad, y confía en la innovación y la tecnología como palancas transformadoras. En este sentido, el año 2017 supuso un punto de inflexión para esta empresa: pasaron de ser una cementera a proveer soluciones constructivas, lo que conllevó un proceso de transformación digital y cultural que aún no ha concluido.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la industria del cemento en materia de emisiones de gases de efecto invernadero?

Las emisiones son un reto enorme. Hace tres años se creó la Global Concrete and Cement Association (GCCA) que, actualmente y si sacamos a China de la ecuación, representa el 60 % de la producción mundial de cemento. La GCCA tiene el compromiso de ser neutra en carbono para 2050. Ha lanzado una iniciativa llamada "Innovandi", que agrupa a toda la cadena de valor del cemento, cementeras, logística, hornos, etcétera. Es una iniciativa global con una fuerza tremenda, al estar el comité integrado por todos los Chief Executive Officer (CEO) de las grandes cementeras. En el pasado pudo haber esfuerzos gremiales, pero nunca un acuerdo firmado ni algo tan estructurado y grande.

¿Qué esfuerzos está llevando a cabo Cementos Pacasmayo para reducirlas?

En la década de 1990 comenzamos a trabajar mucho el factor clínker [el porcentaje de clínker en un cemento], porque es el principal emisor de CO2. Mundialmente se encontraba en niveles en torno al 90 %. Lo redujimos al 80 % y actualmente es del 73 %, el promedio mundial es superior. Buscamos hacer cementos con un factor clínker más bajo y con una matriz energética distinta: es lo que necesita el planeta y la humanidad. Pero de nada sirve producir un cemento de cero clínker si la tonelada me cuesta 2.500 dólares, porque nadie lo podrá usar.

Nosotros estamos trabajando en el LC3, Limestone Calcined Clay Cement, un cemento que utiliza arcilla caolinítica y que ha disminuido el factor clínker del 73 % al 50 %. Es un bajón sideral. El problema es que la gente quiere que la industria del cemento no emita, pero no quiere un cemento distinto. Es una contradicción.

En los últimos años se han lanzado algunos materiales de construcción como el cemento termocrómico y el translúcido. ¿Son novedades aisladas o plantean un cambio de paradigma? ¿Llegarán a todos los rincones del planeta?

Todavía son tecnologías con un nivel de sofisticación y coste muy alto. Tienen una barrera enorme en países como el nuestro: el 80 % de la venta de cemento en Perú es para autoconstrucción, que es absolutamente arcaica. Esas tecnologías no solo no van a llegar, sino que no son aplicables, porque son para el concreto y aquí estamos hablando de cemento.

Nosotros trabajamos muchísimo para ayudar a nuestro maestro de obra. Si no aplica un poco de tecnología, de nada sirve reducir el factor clínker. Al construir, son muy ineficientes, no porque quieran, sino por la falta de herramientas y recursos. Sostenibilidad también es que la gente con menos recursos pueda construir de una manera accesible. Para mí es un reto tan importante como el de las emisiones, sobre todo porque están hermanados. Si no logro que construyan de forma eficiente, la contaminación seguirá.

Gran parte del problema de las emisiones tiene su origen en el consumo energético. ¿Se está innovando en esta materia para hacer más sostenible el proceso de producción del cemento?

La clave es producir cementos que requieran menor cantidad de energía. Por ejemplo, para hacer clínker, necesitas unos 1.400 °C. Tenemos que buscar otros materiales, como arcillas o puzolanas, que se hagan a una temperatura más baja. Tenemos que apostar por energías renovables, pero no basta con decir: "Yo quiero renovables". Si no hay una política de Estado que las apoye es muy complicado que el sector privado lo haga.

Hace una década, MIT Technology Review eligió el 'cemento verde' como una de las diez tecnologías emergentes más importantes. ¿Qué evolución ha tenido?

Si le preguntas a tres especialistas la definición de 'cemento verde' ninguna será exactamente igual. Es más bien un concepto que ha tenido un problema por el lado del consumidor final. La gente quiere un cemento más favorable al medioambiente, pero no pagar su coste. Por eso creo que las iniciativas que no engloban a todos (a los productores, comercializadores y consumidor final) no funcionan. El 'cemento verde' va a ser el precursor de mejores cementos. Creo que filosóficamente es muy importante, más que cuántas toneladas o no se han vendido.

Al igual que otros sectores, el de la construcción está viviendo la transformación digital. ¿Cómo está impactando esta digitalización en Cementos Pacasmayo?

Nuestra transformación tiene un componente digital altísimo que nos ha permitido acercarnos más al cliente. Por ejemplo, los maestros de obra disponen de un chat en el que pueden realizar consultas y se les responde automáticamente. También, pueden entrar a nuestra aplicación para comprar cemento, y lo tendrán en, probablemente, los siguientes 40 minutos.

La inteligencia artificial (IA) es una de las tecnologías de moda. ¿Qué mejoras está aportando a la industria del cemento?

Por un lado, aporta mejoras sobre el proceso en sí. Un ejemplo es el concreto con capacidad de prevenir o corregir ciertas rozaduras. En el otro extremo, contribuye muchísimo a acercarte al consumidor final para ayudarle. También, sobre la captura de carbono, creo que, dentro de unos años, cuando se monte una planta de cemento, al lado se construirá otra planta que capture toda la emisión. Eso se hará únicamente con inteligencia artificial, estoy convencido de ello.

La fabricación de cemento es una actividad productiva que se desarrolla desde hace muchos años. ¿Cómo abordaron el cambio cultural que decidieron emprender en 2017? ¿Les afectó la propia cultura del sector?

El mejor momento para transformar una visión de negocio es cuando no lo necesitas, porque tienes la tranquilidad para hacerlo. En 2017, Cementos Pacasmayo estaba en el top tanto en el sentido económico como financiero. El proceso fue durísimo. No es que hubiese resistencia, sino que es complicado explicarle a alguien que va ganando un partido 5-0 que vas a cambiar al equipo o la forma en la que juega. Cuando entiende que lo que quieres es asegurarte de que el 5-0 no solo se mantenga, sino que sea 7-0, lo comprende. Es un proceso. Lo primero es que las capas directivas sean líderes en el tema. También es importante definir Key Performance Indicators (KPI) claros y comenzar a reclutar distinto, sin perder lo que tienes, sino complementándolo.

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