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Joshua Hoehne vía Unsplash

Tecnología y Sociedad

Cinco consejos para detectar y frenar los bulos 'online'

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Vivimos un momento de crisis especialmente traumático en el que identificar la información falsa se vuelve especialmente complicado. Aunque nadie está preparado para abordar el problema correctamente, dos expertas ofrecen cinco estrategias para ayudarle a mantenerse a salvo y proteger a los demás

  • por Abby Ohlheiser | traducido por Ana Milutinovic
  • 05 Junio, 2020

Mientras cada vez más gente se manifestaba el pasado domingo en contra de la brutalidad policial y para pedir justicia por el asesinato de George Floyd en EE. UU., la etiqueta #dcblackout se convirtió en tendencia en Twitter. El hashtag afirmaba que la conexión a internet había sido suprimida en Washington (EE. UU.). Los tuits, las publicaciones de Reddit y los mensajes de Facebook sobre este "apagón" se compartieron miles de veces, fomentados por las peticiones de difundir ampliamente el asunto y por las advertencias sobre lo que les ocurriría a los manifestantes.

Pero puedo afirmar que no hubo un apagón porque vivo ahí y tuve que asegurarles a mis amigos que mi internet funcionaba como siempre. A pesar de esto, al día siguiente la etiqueta siguió siendo tendencia durante varias horas. Algunas personas cuestionaban la afirmación y otras intentaban desmentirlo, pero lo que nadie sabía exactamente es cómo se expandió tanto este bulo.

Al ver información falsa y potencialmente dañina que se difunde por internet, la respuesta lógica sería desmentirla e informar a la gente sobre cómo evitar caer en su trampa. Pero resulta difícil valorar un río de información cuando se está en una situación tan traumática, en medio de una pandemia mundial, y con la policía intensificando su uso de la fuerza contra las personas que protestan en contra de la brutalidad policial.

La profesora asistente de Comunicación y Estudios Retóricos de la Universidad de Siracusa (EE. UU.) Whitney Phillips explica: "Todo va mal, y estamos atravesando los mismos movimientos que cada vez que hay una crisis. Tenemos un gran músculo de memoria para retuitear", para compartir algo que habla de una experiencia personal, o para amplificar las voces de los demás durante una crisis.  Y añade: "Parece que eso ayuda". Pero ese mismo impulso también puede causar daños, especialmente cuando el contenido que se comparte resulta engañoso o falso.

Les pedí a Phillips, quien ha escrito sobre la relación entre la desinformación tóxica online y la salud mental, y a la fundadora de Stop Online Violence Against Women (Detener la Violencia Online Contra las Mujeres), Shireen Mitchell, que me dieran consejos para abordar la desinformación online cuando todo parece horrible.

1. Reconocer nuestra importancia

"Las personas suelen pensar que, como no son influencers, ni políticos, ni periodistas, lo que hacen online no importa", destaca Phillips. Pero las etiquetas en tendencia son un buen ejemplo de cómo el volumen, tanto de las cuentas grandes como de las pequeñas, puede atraer la atención hacia la desinformación. Tratar nuestra presencia online como si fuera intrascendentes, independientemente de los seguidores que tengamos, puede ser peligroso.

La experta añade: "No importan las buenas intenciones. Al retuitear algo con la etiqueta #dcblackout, muchas personas pueden convertirlo en tendencia y sembrar el pánico".

La buena noticia es que nuestro impulso de compartir la injusticia en internet para mejorar el mundo puede tener un impacto más allá de nuestros seguidores directos. Pero también significa que, si compartimos algo que no es cierto, podríamos causar más daño del que nos imaginamos.

2. Pararse a pensar

Los bulos sobre la violencia racista pueden ser especialmente difíciles de analizar aunque ocurran delante de nuestros ojos, porque el propio contenido en sí mismo es traumático, en particular para las personas negras.

Mitchell afirma: "Creo que esto es lo que sucede con nuestra comunidad. La gente no nos cree. Así que, cuando ocurre algo malo, queremos que la gente lo comparta". La desinformación se aprovecha de ese mismo impulso. El objetivo, según Mitchell, es "provocar una emoción. En el momento en el que se provoca una emoción, hay que detenerse".

El peligro es aún mayor en medio de una protesta en las calles, señala. Si se difunde algún rumor falso o engañoso en redes sociales, los manifestantes tienen medios limitados para comprobar esa información en tiempo real, especialmente en un entorno que podría ser inseguro. 

Si es posible, la experta recomienda alejarse del centro de la protesta cuando uno se enfrenta a un rumor preocupante para investigar su origen. "Si se descubre que no es cierto, hay que regresar junto a la multitud" y explicar a los demás lo que se ha descubierto.

3. Fomentar el pensamiento lateral

Como muchos experimentados expertos en bulos, Mitchell ha aprendido a manejar una potencial información falsa a través de años de práctica. Pero hay maneras de hacerlo más rápido. Una de ellas es aprender abordar una pieza de contenido con pensamiento lateral, es decir, abrir algunas páginas e investigar antes de compartir algo.

El experto en la alfabetización digital, Mike Caulfield, ha desarrollado lo que él llama el método SIFT para analizar la información: "Detenerse, investigar la fuente, encontrar una mejor cobertura y seguir las afirmaciones, citas y medios de comunicación en el contexto original". Caulfield explica que su método fue adaptado de un estudio de la Universidad de Stanford (EE. UU.) de 2017 sobre cómo los verificadores de hechos profesionales comprobaban la información digital. Muchos de los estudiantes e historiadores que participaron en el estudio cayeron en la trampa de centrar su evaluación en buscar pistas sobre su fiabilidad. Los verificadores de hechos, al igual que yo, realizan búsquedas en Google, leen la cobertura de los medios e investigan.

El método de Mitchell es similar. La experta señala: "Cada vez que entro en un hashtag en tendencia, no intento llegar a la conversación de más alto nivel. Busco alrededor para encontrar más datos al respecto". Y lo más es crucial, sigue en pausa hasta tomar una decisión informada.

Por ejemplo, Mitchell vio un par de vídeos que mostraban a manifestantes actuando con violencia contra la gente que les observaba. En primer lugar, Mitchell miró la fuente de los vídeos: ¿quién los publicó? ¿Era el vídeo original o una versión editada de otra cosa? ¿Es esa fuente quien afirman que es

Luego miró dónde se compartían; buscó otros vídeos con diferentes ángulos de la misma escena; comparó si el texto que acompañaba al vídeo retrataba con precisión lo que sucedía. Resultó que The Intercept tenía un buen resumen de cómo uno de esos vídeos había sido editado para ser engañoso.

4. Comprender que la desinformación también puede ser "real"

Muchos de los más citados expertos en desinformación son blancos. Al verificar la información sobre las comunidades de color, corren el riesgo de causar daños, independientemente de sus intenciones.

Mitchell apunta: "La mayoría de los blancos no creen en nuestra experiencia vivida". Al lanzarse a una conversación para explicarle a alguien que acaba de compartir un vídeo engañoso, también se le podría "decir implícitamente a los negros que su experiencia vivida no es cierta". Eso es un problema, especialmente cuando se maneja información errónea que se comparte literalmente con la intención de hacer más visible la experiencia vivida de los estadounidenses negros.

Pero también es un problema no decir nada, argumenta Mitchell. Sin embargo, si alguien participa en una desinformación viral, no debería asumir que su experiencia será creída y atendida de inmediato, ni ponerse a la defensiva cuando sus intenciones sean cuestionadas. Todos están preocupados por los motivos de las personas, especialmente cuando las instituciones de autoridad han publicado información inexacta o han ayudado a difundir información errónea sobre las protestas.

Phillips explica que intenta pensar en esto en términos de la información "verdadera" versus "real". Algo puede ser empíricamente falso siendo real. La profesora detalla: "Hay una manera de afirmarlo, que es una realidad que ocurre a las personas, aunque este vídeo específico no sea de ayer". Esa comprensión debería explicar nuestra forma de abordar la información errónea en medio de un trauma, ya sea para desmentir algo que se ha compartido millones de veces o solo para hablar con nuestro padre sobre una de sus publicaciones en Facebook.

5. Considerar la opción de cerrar sesión

Analizar la desinformación puede ser un trabajo duro, y aún más cuando el contenido en sí mismo es traumático.

Esto es cierto incluso para los expertos y buenos conocedores del tema. Phillips señala: "No creo que se pueda explicar de manera más explícita o contundente: nos vemos obligados a navegar por un territorio absolutamente inexplorado. Algunos de nosotros llevamos años haciéndolo. Somos las personas mejor equipadas", con las herramientas de la alfabetización mediática y las profundas reservas emocionales. Pero en la actualidad, eso no siempre es suficiente.

La experta concluye: "Quizás sobre el papel algunos de nosotros tenemos recursos con los que podríamos trabajar. Pero lo cierto es que ninguno de nosotros está realmente preparado para esto".

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