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Cambio Climático

El matrimonio entre Tesla y SolarCity es un amor que solo beneficia a uno

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El movimiento de Elon Musk parece ser solo ventajoso para el gigante de los paneles solares, aunque ambas empresas llevan tiempo en pérdidas y todavía no ofrecen ninguna innovación

  • por Richard Martin | traducido por Teresa Woods
  • 28 Junio, 2016

El CEO de Tesla, Elon Musk, anunció el pasado martes que el fabricante de vehículos eléctricos tiene planes de adquirir SolarCity, el mayor instalador de conjuntos solares sobre tejados de Estados Unidos. Musk también es el presidente y cofundador de SolarCity, y su primo Lyndon Rive es el CEO de la empresa. Con este movimiento, Musk se ha comprometido a crear "la única empresa energética del mundo integrada verticalmente que ofrezca productos de energías limpias 'de extremo a extremo'", 

Existen bastantes motivos empresariales y financieros para sentirse escéptico acerca de este acuerdo: para empezar, las dos empresas generaron un total de 1.700 millones de dólares (unos 1.500 millones de euros) en pérdidas el año pasado, y la cifra va en aumento. Muchos observadores creen que el plan de Musk depende más de su deseo de reforzar el tambaleante negocio de SolarCity que en los beneficios percibidos por sus accionistas o clientes. El proveedor solar ha recibido un durísimo golpe a manos de las fluctuaciones del mercado de la energía solar residencial, y sus acciones perdieron el 64% de su valor durante los 11 meses anteriores al anuncio del acuerdo.

Foto: Elon Musk apuesta por que los propietarios de Tesla querrán alimentar sus coches con la energía procedente de paneles solares de SolarCity y almacenada por los sistemas de almacenaje energético residenciales de Tesla. Crédito: anisoboy (Flickr).

Pero la preocupación real puede que resida en la tecnología de Tesla. La visión de Musk de un sistema cerrado de energía limpia, desde el tejado hasta la carretera, sin duda resultará atractiva para los adinerados clientes que puedan permitirse tanto sus lujosos vehículos eléctricos como los paneles solares domésticos. Esa visión depende, no obstante, de la potencia de sus vehículos eléctricos, de la energía solar y de los sistemas de baterías domésticas de almacenamiento. Y puede que la pata más débil de ese tridente sea ese último componente para el futuro de Tesla y SolarCity.

Tesla presentó su sistema Powerwall a bombo y platillo hace poco más de un año. La empresa afirmó que las viviendas equipadas con Powerwall se convertirían en "microrredes". Musk señaló que los usuarios podrán tanto cubrir sus propias necesidades energéticas al capturar la energía solar durante el día y almacenarla para usarla por la noche, como vender el exceso de energía a las energéticas. El CEO afirmó que Powerwall, de siete kilovatio-hora, costaría 3.000 dólares (unos 2.635 euros), menos que otros sistemas similares. Pero el coste total, incluida la instalación, puede llegar a alcanzar los 10.000 dólares (unos 8.790 euros) según muchos cálculos.

Foto: Tiene un aspecto molón, y almacena energía. Pero, ¿alguien necesita un Powerwall? Crédito: Tesla.

Es más, el precio de la energía procedente de los paneles de SolarCity más el Powerwall, en términos de céntimos de dólar por kilovatio-hora, es de entre 25 y 30 céntimos de dolar (entre unos 22 y 26 céntimos de euro) por kilovatio-hora o más, según varios análisis (esas cifras se refieren al precio de la energía del típico acuerdo de alquiler de SolarCity, más el desembolso original del Powerwall durante el ciclo de vida del sistema, vean este análisis para más detalles). Es mucho más alto que el precio medio de la electricidad en Estados Unidos, que oscila en torno a unos 12,5 céntimos de dolar (unos 11 céntimos de euro), según la Administración de Información Energética de Estados Unidos. No está claro cuáles serían las ventajas, en términos de precio, de almacenar energía solar para uso nocturno frente a simplemente utilizar energía procedente de la red convencional por la noche.

Tesla está invirtiendo al menos 4.000 millones de dólares (unos 3.500 millones de euros) en la construcción de una fábrica masiva en el desierto de Nevada (EEUU) que producirá baterías de iones de litio para sus coches y sus sistemas Powerwall y Powerpack. Las avanzadas baterías de iones de litio producidas por esta "gigafábrica" serían más sofisticadas y baratas que las baterías de Panasonic que hasta ahora han alimentado los coches y sistemas de almacenaje energético de Tesla (ver Tesla no logrará masificar su Modelo 3 si no abarata sus baterías). Tesla dice que espera reducir el coste por kilovatio-hora de sus baterías más de un 30% para 2017. Pero llevará años que la fábrica de Nevada alcance el nivel máximo de producción, y mientras tanto Tesla seguirá importando baterías de Panasonic. Por ahora, el Powerwall emplea lo que en esencia son baterías básicas que ofrecen pocas o ninguna ventaja sobre los productos de los competidores de Tesla.

"Al final del día, Powerwall tiene las mismas células de baterías de iones de litios que cualquier otro producto de almacenaje energético basado en iones de litio: baterías asiáticas dispuestas en conjunto", explica el profesor de ingeniería y políticas públicas de la Universidad de Carnegie Mellon (EEUU) y el fundador de Aquion Energy, Jay Whitacre, cuya empresa fabrica baterías para uso doméstico. "Es básicamente una tecnología lista para usar", añade. 

Algún día, puede que la visión de un mundo de vehículos eléctricos alimentados por energía solar capturada desde tejados y almacenada en baterías domésticas se convierta en  realidad. Por ahora, sin embargo, representa un diminuto mercado de entusiastas de las energías limpias.

"Hasta que la energía solar y el almacenamiento energético se conviertan en una propuesta comercial, impulsada por estructuras de tarifas energéticas a largo plazo, realmente no existirá apenas mercado", sugiere el director de desarrollo de negocio de Saft, Jim McDowall, cuya empresa fabrica baterías de iones de litio para aplicaciones industriales. "Añadir vehículos eléctricos a la estrategia parece más bien una propuesta de 'buenismo' en el mejor de los casos", concluye. 

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