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Biotecnología

Un potencial fármaco anticancerígeno no encuentra pacientes a los que curar

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Loxo Oncology está desarrollando un medicamento que trata a pacientes con una rara mutación genética. El problema es que la secuenciación del genoma está tan poco extendida que cuesta encontrar a los enfermos que se podrían beneficiar de él

  • por Emily Mullin | traducido por Teresa Woods
  • 08 Junio, 2017

Una pequeña empresa llamada Loxo Oncology cree que puede tratar a todos los pacientes de cáncer que presentan una mutación genética específica poco común. El problema está en encontrarlos.

El fármaco de la compañía, que podría llegar al mercado el próximo año, trata cánceres que incluyen una mutación del llamado gen TRK. Podría ser una buena noticia para los pacientes desesperados que necesitan armamento de precisión contra sus tumores. Pero la mutación es tan rara y la secuenciación genética todavía es tan poco común que la pregunta es: ¿cuántos pacientes que necesitan el fármaco lo recibirán?

Los fármacos como el de Loxo Oncology atrajeron mucha atención el mes pasado cuando la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el primer fármaco anticancerígeno que actúa en función de las características genéticas del tumor en lugar de centrarse en la parte del cuerpo donde originó la enfermedad. Se trata del fármaco Keytruda. El de Loxo Oncology podría convertirse en la próxima medicina dirigida que espera la posible aprobación de la FDA.

Para recetar tales fármacos, los médicos tendrán que conocer la composición genética de los tumores. Pero de momento, sólo el 12% de los pacientes de EEUU con metástasis avanzada está analizando en profundidad sus mutaciones genéticas, según la empresa de pruebas genéticas Foundation Medicine.

Las mutaciones del TRK, un gen que proporciona instrucciones para producir una proteína necesaria para el desarrollo y la supervivencia de ciertas células nerviosas, fueron identificadas como causa de algunos cánceres de colon en 1982. Los científicos no descubrirían hasta 2013 y 2014 que las mutaciones TRK también se producen en otros tipos de cáncer, incluyendo los de mama, pulmón y piel.

En 2015, Loxo Oncology lanzó el primer ensayo clínico para un fármaco contra el cáncer dirigido al TRK en 17 tipos de tumores diferentes. "No importa cuál sea el contexto, funciona igual en todos los casos porque la biología es comparable", explica el CEO de Loxo Oncology, Josh Bilenker.

La compañía empezó a tratar pacientes en primavera de 2015 después de que sus centros médicos asociados utilizaran pruebas genéticas para identificar a un puñado de personas con mutaciones TRK. Hicieron falta 15 tipos de pruebas y dos años para encontrar a 55 pacientes para el ensayo.

El pasado fin de semana, en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica celebrada en Chicago (EEUU), Loxo Oncology hizo públicos unos resultados muy llamativos (aunque con muy pocos pacientes) de su fármaco líder, larotrectinib. Este tratamiento está diseñado para desactivar la vía de señalización que permite que crezcan los cánceres de fusión TRK. En 50 adultos y niños con más de una docena de tipos diferentes de cáncer, el fármaco redujo los tumores en 38 pacientes, el 76%. En 30 de los pacientes que todavía tomaban el fármaco, el crecimiento tumoral se había detenido completamente y no se habían formado tumores nuevos después de 12 meses de tratamiento.

Bilenker afirma que muchos de los pacientes inscritos en los ensayos de Loxo Oncology ya habían probado otros tratamientos que fracasaron. Larotrectinib, que se toma dos veces al día en forma de píldora o líquido para los niños, ya ha sido probado en pacientes que tienen desde un mes hasta 80 años, según Bilenker.

El problema es que las mutaciones de TRK se producen en un pequeño número de pacientes con cáncer, entre 1.500 y 5.000 cada año sólo en EEUU, según los cálculos de Loxo Oncology.

Loxo Oncology intentará ganar la aprobación de la FDA para pacientes adultos y pediátricos antes de final de año. Bilenker asegura que si lo consiguen, su estrategia de comercialización se basará en concienciar sobre esta mutación poco común. La idea es educar a los oncólogos sobre qué tipos de pruebas genéticas pueden detectar esta anomalía y qué hacer con un resultado positivo, explica.

Para encontrar pacientes, Loxo Oncology necesitará convencer a más médicos de que hagan pruebas más amplias que estudien múltiples genes a la vez, incluyendo el TRK. Estas pruebas genéticas avanzadas, que pueden costar 4.500 euros o más, las realizan empresas como Foundation Medicine, Caris Life Sciences y Cancer Genetics. El problema es que las aseguradoras todavía consideran que las pruebas son "experimentales" y no las cubren rutinariamente, por lo que los pacientes a menudo se ven obligados a asumir el coste.

El CEO de la empresa de secuenciación de tumores Strata Oncology, Dan Rhodes, afirma que en la búsqueda de potenciales pacientes para medicamentos contra el cáncer, la secuenciación genética es "sin duda alguna el cuello de botella". Su compañía está ofreciendo pruebas gratuitas a los pacientes con cáncer para emparejarles con otros tratamientos experimentales en ensayos clínicos (ver Secuenciaciones gratis para pacientes con cáncer para llenar los ensayos clínicos ).

Las perspectivas para Keytruda son algo más esperanzadoras, señala Rhodes. Los atributos genéticos a los que está dirigido suelen aparecer en pacientes con el síndrome de Lynch, un trastorno hereditario que aumenta el riesgo de padecer varios cánceres, en particular el cáncer colorrectal. Las pruebas genéticas en familias con antecedentes de síndrome de Lynch son comunes desde hace varios años, por lo que los pacientes con síndrome de Lynch ya saben que tienen una mutación genética que Keytruda puede tratar.

La mayor preocupación del oncólogo e investigador de TRK de la Universidad Estatal de Colorado (EEUU) Robert Doebele es que muchos médicos no están encargando pruebas genéticas exhaustivas para los pacientes con cáncer. El experto explica: "Estos fármacos parecen ser muy eficaces para ciertos tipos de mutaciones, pero a veces es difícil convencer a los oncólogos de que encarguen pruebas que busquen una mutación que tan solo tendrá el 1% de sus pacientes. Mi sensación es que les preocupa que sus pacientes reciban una factura de 4.000 euros".

Dadas las bajas probabilidades de que un paciente presente el gen TRK, no está claro si las aseguradoras comenzarán a cubrir las pruebas genéticas en caso de que larotrectinib se apruebe. Bilenker espera que el fármaco de su empresa se convierta en una historia de éxito que ayude a que las aseguradoras cubran las pruebas genéticas avanzadas de más pacientes. "Esto podría ser un ejemplo modélico de cómo será nuestro futuro".

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