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Google y Facebook podrían hacer mucho más para luchar contra el terrorismo islámico

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Facebook interviene para prevenir el suidicio, ¿por qué no lo hace con la radicalización? Google permite la búsqueda de vídeos de asesinatos

  • por David Talbot | traducido por Teresa Woods
  • 20 Diciembre, 2015

Cuando Hillary Clinton instó a las empresas tecnológicas a que ayudaran a "interrumpir" a ISIS, algunos actores principales como Facebook se apresuraron a señalar que ya prohíben contenidos relacionados con el terror en sus páginas. Es cierto. Pero podrían hacer más.

El éxito de ISIS se debe en parte a su hábil manejo de las herramientas de la industria de internet para publicar mensajes medievales, difundir vídeos de atrocidades y reclutar nuevos seguidores. La directora de políticas de Google, Victoria Grand, admitió el verano pasado que "ISIS está disfrutando de un momento viral en las redes sociales". La directiva añadió que Google intentaba averiguar cómo no convertirse "en un canal de difusión para esta horrible, pero muy relevante, propaganda terrorista" (ver La lucha contra ISIS será a través de las redes sociales o no será).

Pero, en algunos sentidos, Google sigue siendo un importante vector de ISIS. Sí, la empresa realiza un trabajo diligente para limpiar todo contenido terrorista (también los videoclips protegidos por derechos de autor) de YouTube. Pero lo único que tiene que hacer cualquiera para llegar a estos contenidos es visitar otra propiedad de Google: su buscador.

Haga la prueba. Introduzca "Ver vídeo de ahogamiento de ISIS" o algo similar, y en milisegundos los algoritmos de Google le mostrarán una página web, por lo general desconocida, que aloja el material más horripilante imaginable. Los responsables políticos podrían pedir los datos: ¿quién dirige el tráfico web a páginas que alojan propaganda terrorista y representaciones de atrocidades? Y la pregunta de seguimiento: ¿se puede hacer más para proteger a la juventud y otras personas de la exposición a estos contenidos y evitar que las víctimas vuelvan a ser victimizadas? (ver Seis formas para acceder a datos ocultos de terroristas (y de cualquiera)).

Y luego está Facebook. La red social también trabaja duro para eliminar los contenidos terroristas. Pero Facebook tiene muchas herramientas entre bambalinas a su disposición. La empresa, valorada en 300.000 millones de dólares (unos 274.000 millones de euros) tiene una división de ciencia de datos que disecciona lo que los usuarios escriben, enlazan, de quién se hacen amigos y mucho más. Es razonable preguntarse si la misma potencia que realiza microperfiles de los usuarios, busca pistas dentro del texto, identifica patrones y averigua quién debería ver qué anuncios también podría ayudar a identificar a los jóvenes con mayor riesgo de ser radicalizados (incluso si todavía no publican contenidos sospechosos ni compran munición).

Comienza a ser pausible que uno piense si podría probarse y desplegar métodos capaces de intervenir con los jóvenes más aislados y vulnerables. Incluso quizás podamos hasta identificar las maneras en las que inician conversaciones privadas entre tales jóvenes vulnerables y otros jóvenes y adultos que se preocupen por ellos (un concepto explorado en un estudio limitado realizado por el Instituto de Diálogos Estratégicos, con la ayuda de Facebook).

¿Descabellado? No cuando uno se para a considerar que Mark Zuckerberg ha dejado claro que Facebook puede, y debe, intervenir en varios frentes: reducir el acoso, prevenir el suicidio, fomentar la donación de órganos y promocionar la participación electoral. Un ejemplo especialmente llamativo de cómo estas intervenciones pueden funcionar: la recomendación de Facebook de acudir a votar provocó que 340.000 personas más salieron realmente a votar.

Responder a la llamada de Clinton y otros responsables políticos no será fácil. Pero dados los increíbles logros de la industria tecnológica en tantos frentes, merece la pena plantearlo: ¿qué otros resultados podrían alcanzar las bien definidas herramientas de la ciencia de datos de esta industria? ¿Cómo podemos proteger mejor a los jóvenes, reducir la violencia, limitar el alcance de la propaganda terrorista y promocionar la paz? (ver No culpes a la encriptación de los ataques de ISIS en París)

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