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Biotecnología

Gasa, bisturí, Google Glass

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En un futuro cercano, los médicos podrían portar el dispositivo con la misma naturalidad que el estetoscopio cuelga de sus cuellos gracias a las ventajas que estas gafas inteligentes pueden aportar al ámbito sanitario

  • por Elvira Del Pozo / Marta Del Amo | traducido por
  • 03 Marzo, 2014

De la misma manera que en todo botiquín que se precie hay un paquete de tiritas, existen tecnologías que se han convertido en imprescindibles en el ámbito sanitario. Cuesta imaginarse que la consulta de un médico no incluya un ordenador, y puede que dentro de algunos años lo más normal sea que dicho médico reciba a sus pacientes mientras luce unas Google Glass. Este panorama, de hecho, podría tener lugar en tan sólo “cinco años”, según la cardióloga del Consorcio Madrid-MIT M+Vision María Luaces. La experta participó la semana pasada en un encuentro de la organización en el que se debatieron las posibles aplicaciones de este dispositivo en medicina.

Aunque las gafas inteligentes de Google son mundialmente conocidas, la compañía aún no ha logrado encontrar un nicho de uso claro para ellas. Sus promociones suelen ir acompañadas de experiencias de ocio, sin embargo, la capacidad del dispositivo para usarlo sin tener que emplear las manos abre un amplio abanico de posibilidades en el campo de la sanidad. A la orden de “Ok Glass, take a picture” (en español, “Ok Glass, saca una foto”), un cirujano podría capturar una imagen de aquello que está tratando y, así, sin levantar la vista ni parar la operación, almacenarla instantáneamente en el historial del paciente. También podría reenviarla a otros especialistas en busca de una segunda opinión y acceder a información relativa al trastorno sin tener que detener su actividad.

Para Luaces, la incorporación de las Google Glass a la medicina supondría “el acceso a un campo infinito de información al instante, la recolección inmediata de datos, la conectividad entre especialistas y la posibilidad de utilizar la realidad aumentada para guiarse”. La experta considera que estas ventajas se aprovecharían en “cualquier disciplina médica”.

El debate estuvo enmarcado en la presentación de los proyectos ganadores del Programa IDEA2 Madrid 2013, impulsado por el consorcio, cuyo objetivo es el descubrimiento de tecnologías biomédicas innovadoras. Para el director del programa y del consorcio, Julio Mayol, tanto los proyectos ganadores como las posibles aplicaciones médicas de Google Glass pueden “ayudar a solucionar los problemas diarios de la práctica clínica”. De hecho, los responsables de cada una de las iniciativas valoran la ventajas que generaría incluir sus desarrollos en este dispositivo portable.

El proyecto ganador del programa fue la aplicación móvil Apneapp, destinada a la apnea del sueño. Esta app permite diagnosticar la enfermedad y su nivel de gravedad mediante un registro de voz de tan sólo unos segundos. El investigador de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) responsable de la aplicación, José Luis Blanco, considera que su adaptación a Google Glass “mejorará su servicio”, pues “permitiría más inmediatez para incorporar instantáneamente información referente al paciente y de manera integrada con la consulta”.

La aplicación funcionaría igual con Glass que con un smartphone, pero las gafas inteligentes aportarían su propio valor añadido al proceso. Para el director del Centro de Tecnología Biomédica de la UPM, Francisco del Pozo, dicho valor añadido resulta “obvio, pues mejora y facilita la captura de información y reduce los errores de ese proceso”.

Llevar puesto un ordenador en la cabeza que se maneja por voz facilita la ejecución de cualquier otra tarea manual. Pero, además, las Google Glass incorporan una cámara cuya capacidad de reconocimiento facial se posiciona como otra de las ventajas en medicina. En este sentido, la odontóloga Sara Martínez explica: “Al entrar el paciente, con solo mirarle ya tienes acceso a todo su historial, sin necesidad de ir a buscarlo”. La experta detalla que “los dentistas disponen de unos pocos minutos para realizar el diagnóstico, por lo que el acceso inmediato a toda la información del paciente daría lugar uno más acertado y completo”.

Martínez es responsable de otra de las aplicaciones seleccionadas, la ToothID, que si se adaptara para su uso en Google Glass “posibilitaría poder comparar lo que se ve en la exploración bucal con imágenes anteriores, sin necesidad de usar las manos”, explica.

Si Google Glass, no conduzcas

Ya se ha dado el caso de un conductor multado por llevar las Google Glass puestas. Finalmente, la penalización fue desestimada puesto que, al igual que los usos de Glass aún están a medio cocer, lo mismo sucede con sus limitaciones y desventajas. En este sentido, Del Pozo opina que su aplicación en medicina “puede generar aislamiento entre especialista y paciente, y reducir la percepción de todas las señales que emite el enfermo y que, en muchos casos, son la esencia de sus juicios”.

Por otro lado, el cerebro tiene una capacidad de atención limitada, por lo que la fuente de información infinita que ofrecería Google Glass podría distraer a los médicos y, de acuerdo con Del Pozo, “el cerebro trabaja mal en multitarea”. Para solventar este problema, Mayol aboga por “no sobrecargar al médico con mucha información, por lo que debería acceder sólo a aquella que resulte imprescindible”.

El futuro de la medicina es borroso e incierto. El avance de las terapias génicas, los nanomateriales y la tecnología pueden revolucionar el campo de formas inimaginables, donde cualquier mejora será bien recibida. En el caso de las Google Glass, como mínimo, Del Pozo cree que sólo con que “el nuevo dispositivo disminuya las interferencias que se dan en el trato al paciente se habrá mejorado la calidad de la medicina”. De esta forma, puede que tal vez, dentro de unos años, sea tan normal ver unas Google Glass junto a las tiritas del botiquín.

Biotecnología

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