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Inteligencia Artificial

Una cámara basta para crear un coche casi autónomo

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La empresa Magna ha conseguido que su algoritmo de visión artificial sirva para controlar un vehículo en autopista sin necesidad de conductor

  • por Will Knight | traducido por Lía Moya
  • 04 Agosto, 2015

La mayoría de los vehículos que se conducen solos, entre ellos los distintos prototipos de Google, están cargados de sensores: cámaras, ultrasonidos, GPS de alta precisión y caros instrumentos de localización láser conocidos como lidar (acrónimo de Laser Imaging Detection and Ranging, es decir: Detección de Imágenes y Detección por Láser) . Estos dispositivos ayudan al coche a crear una imagen compuesta del mundo que le rodea para poder conducir con seguridad. Pero algunos de los componentes, por ejemplo el lidar, cuestan decenas de miles de euros.

En una demostración que pone de relieve la velocidad a la que avanza esta tecnología, Magna, una empresa que provee de componentes a la mayoría de los grandes fabricantes de automóviles, demostró hace poco que es capaz de hacer que un coche se conduzca solo (al menos en la autopista) usando una única cámara incrustada en el parabrisas. Magna no ha revelado cuánto costaría la tecnología para los fabricantes, pero los sistemas de cámaras para los vehículos suelen costar cientos de euros en vez de miles. Esta hazaña es posible gracias a los rápidos avances en el software que se usa para interpretar una escena, creado por una empresa israelí llamada MobileEye.

El ingeniero principal de algoritmos de control en Magna, Nathaniel Johnson, me llevó a dar una vuelta en un Cadillac equipado con la tecnología. Después de salir a la I-94 justo al norte de Ypsilanti, Michigan (EEUU), apretó un botón sobre el volante para activar el sistema y después se reclinó y dejó que el coche se hiciese con el control.

“Se puede conducir solo en muchas situaciones”, explicó Johnson mientras el coche seguía la curva de la carretera. “Usa varias técnicas de procesado de imágenes”.

La pantalla de entretenimiento que había instalada en el salpicadero del coche nos mostraba las imágenes de vídeo que estaba procesando el software de MobileEye. Las marcas que delimitan los carriles estaban destacadas en verde y cada vehículo que nos precedía estaba rodeado por una caja verde que contenía los números relativos a la distancia a la que se encontraban en pies. El software también reconocía instantáneamente las señales de tráfico y Johnson explicó que el sistema de conducción autónoma se podía configurar para mantener el coche a la velocidad que apareciese en las señales. El conductor puede tomar el control del volante durante unos segundos, soltarlo y dejar que el sistema retome el control.

Magna ha estado probando la tecnología durante este último año en pruebas en Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y más recientemente en China.

Lo más probable es que un fabricante de automóviles no use la tecnología de esta forma, sino que la combine con otros sistemas de sensores. Aun así, esta prueba demuestra que las capacidades de conducción autónoma se podrían añadir a los vehículos de una forma relativamente barata. “Para niveles mayores de autonomía serían necesarios más sensores”, afirmó Johnson. “Pero este es un nivel básico de autonomía que está muy bien. Es algo asequible que la gente puede tener en su coche”.

En la actualidad, solo los vehículos de alta gama ofrecen funciones de conducción autónoma, como el control de crucero y el aparcamiento en paralelo de manos libres. El Mercedes Clase S, que es capaz de seguir automáticamente al coche que le precede en tráfico urbano y se hace cargo del volante para ayudar a sortear obstáculos, tiene un precio básico de 84.400 dólares en Estados Unidos (unos 85.900 euros) y puede llegar a costar 222.000 dólares (unos 202.000 euros).

Será necesario que el precio de los sensores y los sistemas relacionados baje significativamente si se quiere que la tecnología tenga el impacto que espera mucha gente de ella.

Inteligencia Artificial

 

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