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Innovadores menores de 35

Pioneros

Detectar un problema, buscar cómo resolverlo y encontrar una solución. Es la máxima que guía a los innovadores pioneros de esta edición, siempre a la vanguardia de la innovación tecnológica.

Andrea Bonilla (México), 34

Desarrolla biomateriales para sustituir a los plásticos a partir de los sargazos que contaminan las costas mexicanas

La contaminación por plásticos ya llega hasta el cielo: hay microplásticos presentes hasta en las nubes, e incluso llueve plástico. Es una consecuencia del modelo actual de consumo: cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y cada año se usan 500.000 millones de bolsas de este material, según la ONU. Ingerimos y bebemos microplásticos que contienen sustancias químicas posiblemente tóxicas, aunque no hay datos suficientes sobre su efecto en la salud humana.

Para paliar este problema, la joven mexicana Andrea Bonilla (34 años) decidió crear BioPlaster, una start-up que utiliza los restos de los sargazos, un alga que invade las costas del Caribe, para producir bioplásticos sostenibles. "Queremos resolver la problemática de contaminación de plástico a través de la ciencia", explica Bonilla, nanotecnóloga e ingeniera molecular por la Universidad de las Américas Puebla y doctorada en física por la Universidad de Oxford. Gracias a este desarrollo biotecnológico de la economía circular, la joven ha sido elegida entre los Innovadores menores 35 Latinoamérica 2023 por MIT Technology Review en español.

El sargazo es una macroalga que flota en el océano Atlántico y que las corrientes oceánicas impulsan periódicamente hasta las costas del Caribe. El exceso de nutrientes (como consecuencia, entre otros factores, del vertido de aguas residuales) provoca una sobrepoblación de esta alga con graves consecuencias ecológicas: agota el oxígeno en las aguas y evita la entrada de luz solar, lo que impide la fotosíntesis a otros seres vivos. Su descomposición contamina los suelos y las aguas, además de afectar al turismo, la pesca y las comunidades locales por su acumulación y olor fétido. Pero Bonilla ha encontrado en este problema regional la materia prima para desarrollar una alternativa sostenible a los plásticos.

Su proyecto extrae del sargazo compuestos valiosos como la celulosa y el alginato para producir biomateriales. Su primer producto es GreenShell, una alternativa biodegradable al poliestireno que se puede usar para empaquetado y embalaje. Otro resultado de la investigación de Bonilla es la creación de termoplásticos que sustituyen al PVC y el PET para producir envases y películas plásticas. Su innovación también permite mejorar la agricultura gracias a la producción de hidrogeles que aumentan la eficiencia en el uso del agua y fertilizantes.

BioPlaster colabora ya con varias empresas multinacionales para suministrarles biomateriales y así lograr que dejen de emplear el plástico como material de un solo uso. Los planes de futuro de Bonilla pasan por construir una planta piloto para expandir la capacidad de producción de la compañía. También quiere optimizar los biomateriales que desarrolla y obtener nuevos productos sostenibles y biodegradables para lograr una sociedad más respetuosa con el medioambiente.

 

Por: Fermín Grodira