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Biotecnología

Luchando contra las alergias imitando a gusanos parásitos

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Los científicos esperan aprovechar los efectos inmunorreguladores de estos organismos.

  • por Emily Singer | traducido por Joan Minguet (Opinno)
  • 13 Abril, 2010

Cuando los florecientes árboles empiezan a arrojar polen, muchos de los afectados por la alergia agradecerían una mejor forma de aliviar su picazón miserable. ¿Qué tal suena tragarse un lote de huevos del gusano del cerdo Trichuris trichiura o infectarse deliberadamente con el nematodo habitante en las heces Ancylostoma duodenale? Aunque estas opciones suenen asquerosas, las evidencias acumuladas en los seres humanos y animales sugieren que la infección por estos parásitos parece proteger contra una serie de enfermedades inflamatorias, como el asma y la alergia, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Crohn y la diabetes tipo 1.

Como la infección parasitaria resulta inatractiva hasta para el afectado de alergia más severa, algunos científicos esperan descifrar cómo estos organismos controlan el sistema inmunitario de sus huéspedes humanos y desarrollar nuevas terapias que repliquen el efecto benéfico del parásito. “Podemos tratar a las personas con gusanos, o podemos encontrar cómo protegen los gusanos y descubrir una nueva manera de tratar las alergias copiando lo que hacen los gusanos,” afirma Ed Mitre, médico y científico en la Uniformed Services University en Bethesda, Maryland. “Mi sentimiento general es que tendríamos que intentar inducir los mismos tipos de respuestas inmunitarias que vemos en las infecciones crónicas por gusanos.”

Varios estudios epidemiológicos han demostrado que las personas infectadas con gusanos parásitos sufren menos alergias y otras enfermedades inmunitarias, y la investigación en modelos animales diseñados para imitar estas enfermedades apoya estos hallazgos. El aumento de las alergias y otras enfermedades en los países ricos durante los últimos decenios ha ido acompañado de una disminución de la infección por gusanos parásitos, entre otros factores. "Cuando uno tiene organismos que han convivido durante cientos de miles de años, se convierten en mutualistas, en vez de combativos", señala Joel Weinstock, un médico y científico de la Universidad de Tufts, en Boston. "Posiblemente nos convertimos en dependientes de helmintos [gusanos parásitos] y nos hicimos vulnerables a las enfermedades inmunológicas".

El mecanismo detrás del poder de protección de estos organismos todavía no está claro. La infección por gusanos parásitos induce una respuesta alérgica llamada TH2, la misma desencadenada por los alérgenos, elevando los niveles de un anticuerpo llamado inmunoglobulina E (IgE). La unión de este anticuerpo a células inmunes específicas en la sangre indica a las células a deshacerse de sus contenidos, incluyendo las histaminas, en el torrente sanguíneo, provocando los síntomas típicos de alergia. Sin embargo, "las personas con infecciones parasitarias tienen un montón de IgE en su suero y muchas de las células que causan alergias, pero no tienen alergias", afirma Lisa Ganley-Leal, inmunóloga de la Universidad de Boston.

Ganley-Leal piensa que ha descubierto uno de los mecanismos detrás de esta aparente paradoja. Estudiando el platelminto parásito schistosoma en tubos de ensayo, su equipo descubrió que los gusanos producen una enzima que corta versiones libres del receptor IgE de una forma única. Estos fragmentos se unen a los anticuerpos IgE, evitando que se enlace a los receptores en la superficie de las células inmunes y, de esta forma, impidiendo que las células liberen las histaminas problemáticas.

Los investigadores encontraron que las personas con infecciones parasitarias tienen estos fragmentos únicos de la proteína en su torrente sanguíneo, mientras que las personas no afectadas tienen pocos o ninguno. "Creemos que el gusano modifica esta proteína como una táctica de invasión inmune", afirma Ganley-Leal, que presentó la investigación en una conferencia en Boston a principios de esta semana. "Al bloquear la capacidad del IgE para unirse a las células, creemos que el gusano se está protegiendo, y esto parece proteger también al huésped." Su equipo está ahora produciendo esta proteína modificada que tienen previsto poner a prueba en ratones que posean la versión humana de los receptores IgE. Ganley-Leal ha formado una empresa llamada Epsilon Therapeutics para comercializar la tecnología.

Este mecanismo es sólo una posible explicación de los efectos protectores de los parásitos. Debido a que los gusanos parásitos coevolucionaron con nosotros durante la gran mayoría de la historia humana (incluso las momias los tienen), lo más probable es que desarrollaran una forma de deprimir el sistema inmunológico lo suficiente como para permitir su supervivencia sin dañar gravemente a sus anfitriones. "Creo que el consenso, si es que lo hay, es que las infecciones crónicas por gusanos inducen una respuesta inmunorreguladora en el cuerpo", afirma Mitre. "Cómo está configurado exactamente este entorno inmunorregulador sigue siendo desconocido."

De hecho, es posible que el sistema IgE haya evolucionado como una forma de mantener a raya los parásitos. A medida que nuestro entorno se fue volviendo más limpio y las infecciones más raras, al menos en los países ricos, las alergias al polen y las alergias alimentarias podrían haberse desarrollado como un daño colateral. Mediante el estudio de estos organismos, "podríamos estar llegando a la patofisiología básica de estas enfermedades,” afirma Weinstock. "En términos de descubrimiento de fármacos, se trata de una importante área inexplorada. Pero es difícil saber si un único componente de los gusanos funcionará algún día tan bien como los gusanos mismos."

En este momento, los tratamientos basados en gusanos están más adelantados en el desarrollo clínico que los inspirados en gusanos. Un estudio encontró que infectar a afectados de la enfermedad inflamatoria intestinal con gusanos ganchudos del cerdo, ayuda a aliviar los síntomas, aunque un estudio similar con enfermos de rinitis alérgica no mostró ningún efecto. (Esto puede ser debido a la elección del gusano – los gusanos ganchudos del cerdo viven en el intestino y por lo tanto pueden no tener un efecto suficientemente fuerte en el sistema respiratorio.) Actualmente, hay varios otros ensayos clínicos en curso.

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