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Ahmad Ardity | Pixabay

Biotecnología

Plasma sanguíneo contra el coronavirus: más riesgos que beneficios

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La aprobación de la FDA del uso de emergencia de sangre de supervivientes como tratamiento contra la COVID-19 ha desatado un alud de críticas por la falta de pruebas que garanticen su eficacia, un movimiento que Trump podría replicar con la vacuna para favorecer su posición en las próximas elecciones del país

  • por Antonio Regalado | traducido por Ana Milutinovic
  • 27 Agosto, 2020

A pesar de las limitadas pruebas de sus efectos positivos, Estados Unidos acaba de aprobar el uso de emergencia de plasma sanguíneo de supervivientes de coronavirus (COVID-19) como tratamiento para la infección.

Medicamento sanguíneo: la terapia, que la Casa Blanca presentó como un "gran avance", implica dar plasma de personas recuperadas a enfermos que luchan contra la infección. Se ha probado desde principios de este año en China, en los Países Bajos y también en EE. UU., donde más de 70.000 pacientes ya lo han recibido como parte de estudios o bajo exenciones médicas individuales, según la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés).

Cómo funciona: el plasma sanguíneo de los supervivientes contiene anticuerpos que pueden ayudar a bloquear el virus, y algunos estudios sugieren que estas transfusiones pueden reducir la posibilidad de muerte, especialmente si se administran temprano. La FDA se refirió a eso en su Autorización de Uso en Emergencia para el tratamiento, en la que describe el plasma de los convalecientes como un tratamiento "potencialmente prometedor". Sin embargo, añadió que el plasma aún no se califica como un nuevo "estándar de atención".

La FDA puede aprobar medicamentos que "podrían ser efectivos" para un uso más amplio durante emergencias de salud pública, incluso sin pruebas contundentes de que funcionan. La agencia otorgó previamente la Autorización de Uso en Emergencia para dos medicamentos contra la malaria en marzo, pero dio marcha atrás en junio, afirmando que era poco probable que la hidroxicloroquina y la cloroquina fueran efectivos y que causaban efectos secundarios en el corazón.

Poco estudiado: algunos médicos han criticado cómo se ha gestionado este tratamiento en EE. UU. Dado a que a los médicos se les ha permitido administrar plasma a decenas de miles de pacientes fuera de ensayos, aseguran que ha sido difícil reunir pruebas decisivas sobre sus efectosLa prueba de eficacia requiere estudios controlados en los que algunos pacientes reciben plasma y otros un placebo. La nueva autorización elimina efectivamente el papeleo requerido desde abril para administrar plasma a pacientes individuales. Los bancos de sangre han estado reclutando activamente a supervivientes del coronavirus para donar sangre.

Presión política: la semana pasada, The New York Times citó a los funcionarios de sanidad del Gobierno de EE. UU. que expresaron su preocupación de que no hubiera suficiente información para r espaldar la aprobación. Poco después, el presidente de EE. UU., Donald Trump, recurrió a Twitter para acusar a la FDA y al "estado profundo, o quien sea" de retrasar las curas para interferir con sus posibilidades en las elecciones generales de noviembre.

Dudas sobre la vacuna: algunos científicos temen que la Autorización de Uso de plasma sea un presagio sobre las acciones del Gobierno de EE. UU. en torno a una vacuna contra la COVID-19. El médico jefe que coordina los estudios de vacunas en EE. UU. destaca que los datos que respaldan una vacuna no estarán disponibles hasta enero como mínimo, pero The Financial Times informó que la administración está intentando acelerar una Aprobación de Uso en Emergencia de una vacuna antes de las elecciones. Si una vacuna insegura o ineficaz se empieza a usar ampliamente, supondrá un revés mayor del que sufriremos si el plasma convaleciente resulta ser un fracaso. Esto se debe a que plasma se administra a las personas que ya están enfermas, mientras que las vacunas las reciben las personas sanas.

Biotecnología

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