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Computación

El año en informática

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En 2010 aparecieron nuevas formas de alimentar nuestra necesidad de velocidad de computación, unos novedosos controladores para nuestros dispositivos, y varios preocupantes riesgos de seguridad.

  • por Tom Simonite | traducido por Joan Minguet (Opinno)
  • 30 Diciembre, 2010

Los últimos 12 meses han cambiado la forma y la definición de los ordenadores, los cuales ya no implican necesariamente un teclado, un monitor y un ratón. Apple comenzó el año con el lanzamiento de su ordenador de tipo tableta (el iPad), que pronto dio lugar a muchos imitadores. Google comenzó el año mostrando el teléfono inteligente más potente hasta el momento y lo terminó con un ordenador personal basado completamente en Internet llamado Chrome OS.

Otra nueva categoría de ordenadores surgió de la obsesión de la industria con la adición de potencia de computación a los televisores. El ambicioso pero problemático esfuerzo de Google se unió a otro de Yahoo más establecido de aplicaciones para televisores y a la participación con menos funciones de Apple. Todos ellos pusieron el contenido transmitido por Internet y las redes sociales en el centro de sus estrategias, intentando conectar el mirar la televisión en la sala de estar con los amigos en Internet.

Los nuevos tipos de ordenadores requerían nuevos tipos de controles. En 2010 vimos mejoras en la tecnología táctil tales como una forma de simular la sensación de textura en una pantalla plana y una versión más potente de la almohadilla del puntero de los portátiles. También se introdujeron nuevas interfaces físicas, como la tecnología de Microsoft para el control de gestos y el prototipo de un dispositivo que el usuario controla tocando su antebrazo. Otros proyectos especulativos demostraron que es posible controlar un teléfono celular con los ojos o el cerebro.

Todas estas innovaciones fueron posibles gracias a los continuos avances en la potencia y la compactación de los componentes de ordenador. Uno de los caminos para intentar de superar las limitaciones de la electricidad que exploraron tanto Intel como IBM fue el desarrollo de ordenadores que funcionen con luz en su lugar. Otra idea radical, llevada a cabo por una startup, fue la creación de chips que trabajen con probabilidades en vez de con 1s y 0s, un enfoque que podría acelerar la criptografía y otros cálculos estadísticos.

Mientras tanto, Apple y el gobierno chino llevaron el diseño de los chips cada uno en una nueva dirección. Apple se está esforzando para desarrollar chips para el iPad que equilibren portabilidad y potencia, y China lo está haciendo para llevar la potencia informática a las partes del inmenso país que aún no tienen acceso a Internet de forma barata.

Sin embargo, aunque se mantuvo la ley de Moore, aumentando exponencialmente la potencia de computación que puede caber en un espacio dado, nuestras fuentes de energía no han mejorado tan rápido. Eso pone en especial relieve las formas menos intensivas en energía de utilizar la informática, y motivó una investigación que muestra que el acceso inalámbrico por Wi-Fi en los dispositivos móviles consume mucha más energía de la necesaria. Intel demostró que los chips a los que se permite realizar más errores utilizan significativamente menos energía y siguen cumpliendo su función. Además, se presentó una manera de reducir el consumo de energía de las ordenadores de escritorio en un 60 por ciento de media, colocando una copia virtual del ordenador en un servidor de la nube.

Una característica relativamente nueva de los ordenadores, tanto si se trata de teléfonos inteligentes o de televisores, es la nube--los servidores distantes cuyos amplios recursos de computación y de espacio de almacenamiento son accesibles a través de Internet. Parece seguro que la nube se volverá cada vez más útil. Dos nuevas empresas mostraron que la nube puede permitir que los dispositivos pequeños actúen como si fueran mucho más grandes y potentes. Las cuestiones de seguridad que vienen de confiar todos sus datos a otras personas también inspiraron a los criptógrafos a perfeccionar un método que podría permitir a los servidores trabajar con sus datos sin ser capaz de leerlos (y, potencialmente, filtrarlos).

Google inventó un nuevo tipo de servicio en la nube cuando puso una inteligencia artificial rudimentaria a disposición de todo el mundo. Los investigadores también abordaron algunos de los retos logísticos de la computación en la nube, y se les ocurrió la manera de trasladar con facilidad el software de escritorio a la nube y de comparar las capacidades de los diferentes proveedores de servicios en la nube.

Evidentemente, incluso los equipos que incorporen las mejores de estas ideas seguirán siendo sujetos a errores. Afortunadamente, el año pasado trajo nuevas ideas que pueden hacer las máquinas del futuro más fiables. Un nuevo sistema permite diagnosticar los problemas de un ordenador personal de forma automática; otro puede aprender sobre mantenimiento y reparación de ordenadores al ver cómo un experto ajusta un sistema. Un proyecto de investigación de Stanford mostró que la integración de chips con transistores dedicados a detectar problemas puede permitir la creación de hardware fiable.

Las problemas de seguridad también son universales, incluso en los sistemas informáticos de coches y cajeros automáticos, los cuales pueden ser comprometidos de forma remota tal como demostraron los investigadores. Las nuevas ideas acerca de la seguridad provinieron de otros investigadores que valientemente instalaron malware en un equipo de investigación de alto rendimiento y de una empresa que puede agregar capacidades de computación a las tarjetas de crédito.

Computación

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