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Tecnología y Sociedad

Uso de datos para el diseño de servicios gubernamentales

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Las ciudades están tratando de aprovechar la información generada por los teléfonos móviles, pero este enfoque amenaza con dejar a los pobres atrás.

  • por Erica Naone | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 20 Abril, 2010

Los ciudadanos se están convirtiendo en la fuente de una gran cantidad de información que ayuda a las ciudades a mejorar la forma en que prestan sus servicios públicos. Por ejemplo, Boston acaba de revelar una aplicación para el iPhone que utiliza el acelerómetro del dispositivo para detectar posibles baches en las calles de la ciudad. Los funcionarios de Vivienda en Sudáfrica usan la información de los teléfonos móviles para realizar un seguimiento de las condiciones de los asentamientos temporales. Sin embargo, aunque estas tecnologías pueden dirigir la atención de los funcionarios hacia los problemas que deben abordar, el diseño de iniciativas gubernamentales basadas en ellas podría dejar de tener cuenta a aquellas personas que carecen de los dispositivos más recientes.

"Para mí está claro que no estamos incluyendo a los pobres en nuestras visiones de las ciudades del futuro", afirma Anthony Townsend, director de investigación del Instituto para el Futuro, un centro sin ánimo de lucro, y que recientemente completó un estudio sobre cómo las ciudades pueden tener en cuenta las necesidades de los pobres al hacer uso de los datos puestos a disposición por las nuevas tecnologías. "Existe el peligro de dar aún más poder a aquellos que ya lo tienen, excluyendo los que ya están privados de dicho poder".

Por ejemplo, afirma Townsend, ya está documentado que los funcionarios de ciudades de EE.UU. responden mejor a los ciudadanos que se comunican con ellos en inglés. Si las ciudades empiezan a depender de una gran cantidad de datos de servicio público provenientes de los teléfonos inteligentes, una cantidad desproporcionada del tipo de información que da forma a sus políticas podría terminar procediendo de los ciudadanos ricos que ya están bien equipados para hacer que los funcionarios satisfagan sus necesidades. En un reciente Foro sobre las Ciudades Futuras en el MIT, Townsend propuso un conjunto de principios destinados a garantizar que los menos favorecidos también puedan beneficiarse de las nuevas tecnologías. "Creo que esto es como una batalla por conseguir la ciudad inteligente", afirma.

En particular, Townsend quiere que los planificadores urbanos se aseguren de que todo el mundo pueda tener acceso a los dispositivos que se utilizan para rastrear las condiciones y que todo el mundo entienda y pueda utilizar la información recopilada. Para ello, sugiere que en lugar de utilizar una aplicación de iPhone para recopilar datos y ofrecer actualizaciones, las ciudades pueden recabar información de todos los teléfonos móviles, incluyendo los teléfonos de características limitadas que son aún más comunes. Más importante aún, señala, las ciudades deberían incluir a las personas desfavorecidas en el diseño de estos esfuerzos de recopilación de datos. También advierte que aquellos proyectos que tratan de imponerse sobre la población pobre a menudo no logran tener éxito, mientras que los que han sido diseñados por o en cooperación con personas de las comunidades desfavorecidas tienen más probabilidades de funcionar.

Las Naciones Unidas han comenzado una iniciativa llamada Pulso Global, que tiene como objetivo "aprovechar la innovación para proteger a los vulnerables". Zazie Schafer Nencetti, subdirectora de la iniciativa, afirma que el proyecto está tratando de recopilar y procesar datos de todo el mundo y utilizarlos para detectar y responder a las señales de crisis, tales como un aumento repentino en las llamadas telefónicas internacionales. "La gente en los pueblos más remotos se conectan a través de teléfonos móviles", afirma. "Tiene que haber datos".

Nencetti asegura que el proyecto está tomando medidas para involucrar de forma más directa a los residentes de las zonas con problemas a través de esfuerzos tales como "Laboratorios de Pulso" en las naciones en desarrollo. Estos laboratorios tendrán por objeto contratar a tecnólogos y emprendedores locales que también puedan encontrar usos locales para la información que se recoja. Una de las primeras será en Kampala, Uganda. Pulso Global también está construyendo una plataforma de recogida de datos de código abierto basada en parte en proyectos existentes, como por ejemplo Ushahidi, que permite a las personas informar sobre una crisis a través de mensajes de texto, correo electrónico, Twitter, o una página web. La plataforma recoge y hace mapas de estos datos, y facilita que las personas involucradas en la crisis compartan información—un enfoque que vincula a los tecnólogos privilegiados con las personas vulnerables.

Townsend señala que los diferentes grupos diseñan tales proyectos de manera diferente: las organizaciones de base tienden a diseñar tecnologías que estén distribuidas y sean interoperables, afirma, mientras que los académicos tratan de recoger información que revele patrones, y las empresas tratan de encontrar formas de aumentar la eficiencia y ahorrar dinero. "Será interesante ver qué enfoque empieza a dominar con el tiempo y cómo las ciudades eligen su propio camino en esta batalla", afirma. 

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