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Biotecnología

Curando la ceguera en ratones

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La administración de proteínas sensibles a la luz en las retinas de ratones ciegos restaura parte de la visión.

  • por Emily Singer | traducido por Joan Minguet (Opinno)
  • 29 Abril, 2011

Según un nuevo trabajo de investigación, los virus pueden transportar unas proteínas sensibles a la luz hasta células específicas en las retinas de ratones ciegos, permitiendo así una visión rudimentaria. Aunque varios estudios previos han demostrado que las proteínas sensibles a la luz pueden ser beneficiosas, los métodos de administración no eran prácticos para los seres humanos. El método de administración vírica es similar a los ya utilizados en la terapia génica en humanos.

Las nuevas proteínas sensibles a la luz se mantuvieron activas durante toda la duración del estudio, aproximadamente 10 meses, lo que sugiere que el tratamiento podría funcionar a largo plazo. Además, el tratamiento parece seguro; las proteínas, que fueron derivadas a partir de algas, se mantuvieron dentro del ojo, y no desencadenaron ninguna inflamación.

"En mi opinión, el paso hacia adelante más grande en este trabajo es el uso de técnicas de administración víricas, las mismas técnicas de administración que tendrían que ser utilizadas en caso de avanzar hacia el tratamiento en humanos", comenta Thomas Münch, investigador de la Universidad de Tübingen, quien no participó en el estudio pero ha realizado investigaciones similares. Varios estudios recientes de terapia génica, que utilizaron virus similares para administrar diferentes proteínas, han demostrado un éxito preliminar en el tratamiento en pacientes de una forma genética rara de ceguera. Sin embargo, el enfoque actual podría ser aplicado a un grupo mucho más amplio de personas, ya que podría restaurar la sensibilidad de la retina a la luz, independientemente de la causa de la degeneración.

Para restaurar la visión, Alan Horsager, investigador de la Universidad de California del Sur, y sus colaboradores aprovecharon la optogenética, un tipo de ingeniería genética que transforma las neuronas en sensibles a la luz. Ellos usaron un virus especialmente diseñado para administrar al ojo un gran número de copias del gen que produce una proteína llamada canalrodopsina. Esta proteína forma un canal que se encuentra en la membrana de una célula y se abre cuando se expone a la luz. En ese momento, los iones con carga positiva se apresuran a entrar en la célula, provocando un mensaje eléctrico que se transfiere a otras células en la retina.

El gen fue modificado para que se activara sólo en unas células de la retina especificas llamadas células bipolares. En un ojo sano, estas células se activan cuando las células fotorreceptoras adyacentes detectan luz. Los investigadores esperan que el hacer que las células bipolares de los ojos afectados por enfermedades degenerativas de la retina, como la retinitis pigmentosa o degeneración macular, respondan directamente a la luz, pueda permitir que las células alteradas sustituyan los fotorreceptores muertos. Horsager cofundó una empresa llamada Eos Neurociencia, junto con el neurocientífico del MIT, Ed Boyden, para comercializar el nuevo enfoque.

El enfoque optogenético es conceptualmente similar a las prótesis de retina, en las que unos electrodos implantados estimulan la retina en respuesta a la luz captada por una cámara. (Uno de esos dispositivos fue recientemente aprobado para uso clínico en Europa.) Sin embargo, los investigadores consideran que la restauración de la sensibilidad a la luz de las células individuales de la retina podría permitir una visión más detallada que la estimulación eléctrica directa, la cual activa muchas células de manera simultánea. "A pesar de que la retina es una trozo muy fino y pequeño de tejido cerebral, es extremadamente compleja", señala Horsager. "Si creamos una interfaz con el tejido, queremos hacerlo de una forma precisa y con circuitos específicos."

En una prueba de laberinto de agua en la que la dirección de nado correcta estaba iluminada, los animales tratados encontraron la ruta de escape mucho más rápidamente que sus contrapartes no tratadas. Cuando se usó luz muy brillante, se desenvolvieron prácticamente tan bien como los ratones normales. La investigación fue publicada en línea la semana pasada en la revista Molecular Therapy.

Aunque los resultados son prometedores, aún no está claro cuál es la resolución que pueden ver los animales. La prueba llevada a cabo requiere más una idea general de dónde hay luz que una detección detallada de ésta. Horsager predice que un paciente humano sometido a un tratamiento similar "sería capaz de caminar al aire libre y posiblemente de sentir la luz y navegar por su entorno hasta cierto punto."

Los investigadores tienen planeado trabajar más en la terapia antes de pasar a los estudios clínicos. El equipo está explorando otras proteínas que podrían proporcionar una mayor sensibilidad a la luz, así como otras proteínas que apagarían la actividad de otro subconjunto de células de la retina. La capacidad de activar algunas células y de apagar otras en respuesta a la luz teóricamente orquestaría una respuesta más parecida al funcionamiento normal de la retina. Debido a que las señales luminosas son objeto de un importante tratamiento en los circuitos de la retina antes de ser transmitidos al cerebro, cuánto mejor puedan los científicos imitar la actividad de una retina intacta, seguramente mejor será la visión resultante.

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