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Computación

Apple y Google defienden su forma de gestionar los datos

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Los testimonios ante el Congreso de EE.UU. se centran en el significado real de la "localización", y en quién es responsable del comportamiento de las aplicaciones.

  • por Erica Naone | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 10 Mayo, 2011

Apple y Google luchan por recuperar la confianza después de la aparición de revelaciones sobre la forma en que los teléfonos inteligentes y las tabletas utilizan los datos de localización de los usuarios. En una audiencia del subcomité del Senado de EE.UU. celebrada el martes 10 de mayo, los representantes de Apple y Google subrayaron que sus empresas ha agilizado y aclarado la forma en que manejan la base de datos de localización. Sin embargo, una pregunta clave sin responder es cómo permitirán que los proveedores de aplicaciones externos compartan esa información.

El problema es que los usuarios disfrutan los servicios de localización, pero la mayoría no entienden lo que ocurre con los datos que comparten a cambio de usar los servicios. Los senadores se preguntaban si los datos de localización se estaban almacenando de forma suficientemente segura como para proteger a los usuarios. Apuntaron la falta de políticas de privacidad en muchas aplicaciones móviles, y señalaron que incluso cuando los usuarios son conscientes de lo que ocurre con sus datos, eso es algo que puede resultar difícil de controlar.

Por ejemplo, hasta la actualización del iOS de Apple la semana pasada, alguien que optara por apagar los servicios de localización no llegaba a desconectar del todo las características de participación basadas en la ubicación de su dispositivo. Apple señaló que el problema se debía a un error que ha sido corregido.

Guy "Bud" Tribble, vicepresidente de tecnología de software de Apple, declaró que "Apple no hace un seguimiento de las ubicaciones de los clientes. Apple nunca lo ha hecho y no tiene planes de hacerlo".

Tribble señaló que la información de ubicación que se encuentra en los teléfonos representaba una parte de una base de datos creada a partir de una multitud de fuentes que Apple mantiene con el fin de procesar la información de localización lo más rápidamente posible, en vez de sólo depender del GPS. La empresa almacena la ubicación de antenas de telefonía móvil y puntos Wi-Fi recogidos por millones de dispositivos. Los dispositivos de los usuarios detectan a qué torres y hot spots pueden conectarse, y usan esa información para deducir rápidamente la ubicación. Tribble afirmó que la información almacenada en el iPhone nunca ha sido la ubicación de un usuario.

Sin embargo, Ashkan Soltani, investigador independiente y consultor, que también testificó en la audiencia, sugiere que la explicación de Tribble fue poco sincera. Para los usuarios que viven en zonas urbanas, señaló Soltani, los datos en los teléfonos señalan hot spots a una distancia de hasta 20 pies—lo cual, sostuvo, es efectivamente la ubicación del usuario. "Necesitamos una definición clara de lo que significa 'ubicación', advirtió, y también pidió más claridad en relación a las políticas de inclusión en el uso de ese tipo de datos.

El panorama se vuelve aún más turbio al considerar las aplicaciones de terceros. "Los usuarios no tienen una idea demasiado buena acerca de lo que hacen muchas de las aplicaciones en sus teléfonos", afirma Stuart Anderson, cofundador de Whisper Systems, una empresa que fabrica software de seguridad y privacidad para los teléfonos Android. "Las aplicaciones piden permisos muy amplios". Anderson señala que estos permisos incluyen funciones que son de esperar por los usuarios, pero también podrían incluir acciones inesperadas de código de otros fabricantes, tales como el seguimiento utilizado por los anunciantes.

Para empeorar las cosas, los usuarios no tienen un control detallado—Anderson denota que no tienen la capacidad de ajustar el comportamiento del teléfono o conceder permisos selectivos (su compañía recientemente lanzó un producto diseñado para hacer exactamente eso).

Apple, que sigue una estricta política de revisión de los participantes en la App Store, parece tener la esperanza de que sus estándares de diseño harán que las aplicaciones de terceros se comporten de la mejor manera posible. "Lo que tenemos que hacer es poner cosas en la interfaz de usuario que dejen claro lo que la aplicación está planeando hacer", señaló Tribble. Explicó que Apple tiene actualmente un icono que muestra si una aplicación ha utilizado los datos de localización en las últimas 24 horas. Afirmó que Apple no cree que la provisión de un medio técnico para limitar la información a la que las aplicaciones pueden acceder fuese a funcionar. En cambio, señaló, la combinación del proceso de revisión y las decisiones de diseño proporcionarían un control de calidad suficiente.

Alan Davidson, director de política pública para las Américas de Google, puso de manifiesto la visión contrastada de Google de un mercado de aplicaciones abiertas. Señaló que Google, en lugar de revisar aplicaciones, hace que los dispositivos Android estén diseñados para reconocer lo que una aplicación está pidiendo, y alertar al usuario. Google ha trabajado duro para hacer que las notificaciones resultantes sean comprensibles y útiles, señaló.

Ambas empresas alegaron que no eran responsables de lo que las aplicaciones hacen en sus plataformas. Tal posición, sin embargo, es poco probable que apacigüe a los reguladores o a los clientes, lo que significa que, muy pronto, Apple y Google tengan que tomar más responsabilidad por cómo se comportan los terceros en sus plataformas.

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