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Biotecnología

Hacer que las neuronas se mantengan con vida en pacientes de Parkinson

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Un próximo ensayo clínico intentará resolver los problemas que han obstaculizado hasta ahora a un tratamiento potencialmente prometedor.

  • por Courtney Humphries | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 06 Junio, 2011

Una molécula, que durante mucho tiempo ha sido considerada una fuente de esperanza como tratamiento potencial de la enfermedad de Parkinson, tendrá una nueva oportunidad de mostrar sus beneficios. Un equipo dirigido por Krystof Bankiewicz en la Universidad de California, en San Francisco, planea llevar a cabo un ensayo clínico de una terapia genética experimental utilizando el factor neurotrófico derivado de la glía (GDNF, glial-derived neurotrophic factor), una proteína que ayuda a mantener vivas las neuronas. El equipo está en la etapa final de obtención de la aprobación por parte de Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU., y espera que su ensayo pueda abordar los problemas que han marcado negativamente los ensayos anteriores.

Los tratamientos actuales contra el Parkinson controlan los síntomas, pero no frenan la progresión de la enfermedad. La GDNF resultó en un principio prometedora como tratamiento para pacientes de Parkinson cuando los científicos descubrieron que podía aumentar la supervivencia de las neuronas productoras de dopamina—las células que se degeneran con la enfermedad—en 1993. No obstante, hasta ahora, los resultados en humanos no han confirmado esas esperanzas. Los primeros ensayos, consistentes en la inyección de la proteína directamente en el cerebro, mostraron alguna promesa, pero un segundo ensayo posterior, más completo, no mostró ningún beneficio. Otro estudio reciente en el que se utilizó una terapia génica para hacer llegar al cerebro un compuesto similar, la neurturina, mostró algunos signos beneficiosos, aunque fracasó en su objetivo principal de mejorar los síntomas después de un año.

Bankiewicz cree que los otros intentos fracasaron porque no se dirigieron al tejido apropiado con suficiente precisión. Los primeros intentos, señaló, inyectaron la proteína GDNF en los espacios cercanos a las regiones cerebrales de interés, donde no lograron difundirse de forma suficiente en el cerebro. La infusión del tratamiento directamente en el tejido cerebral relevante, asegura, causó filtraciones en el líquido circundante. "Todos resultaron ser negativos, dado que la distribución nunca fue controlada", afirma Bankiewicz.

El nuevo ensayo introducirá el gen que codifica la GDNF en el putamen, un área del cerebro implicada en la enfermedad de Parkinson. El gen será portado por un virus, y se inyectará directamente en el cerebro usando una técnica llamada entrega por convección mejorada, que utiliza presión positiva para conducir el líquido profundamente en las regiones seleccionadas. La inyección incluirá un agente de contraste IRM, y los investigadores utilizarán un sistema basado en la toma de imágenes por resonancia magnética para realizar un seguimiento de la distribución del tratamiento durante la entrega. Bankiewicz señala que el sistema de toma de imágenes permitirá al equipo asegurarse de que el gen llega a donde más se necesita.

Una vez incorporado a las células, el gen podría conducir la expresión de la proteína GDNF; Bankiewicz explica que entonces debería viajar a otras áreas del cerebro afectadas por la enfermedad, transportado a lo largo de los axones, las largas colas de las neuronas que conectan las regiones del cerebro.

Queda por ver si un sistema de entrega más preciso es realmente la respuesta, y los científicos están en desacuerdo sobre qué factores deben mejorarse: el vector que contiene los genes, el sistema de entrega, la selección de las regiones relevantes del cerebro, los tipos de pacientes que se estudian—o incluso el propio gen. Andrew Feigin, neurocientífico del Hospital de la Universidad North Shore, señala que el reciente revés en el ensayo de la neurturina arroja dudas sobre si un enfoque similar funcionará con la GDNF. "Todavía queda por ver si la GDNF realmente es algo que ayuda a las personas con la enfermedad de Parkinson", afirma.

Ronald Mandel, neurocientífico de la Universidad de Florida, también está trabajando en una terapia de genes GDNF. Es optimista en cuanto a que la GDNF podría ayudar a los pacientes de Parkinson, aunque cree que debe ser probada en pacientes que se encuentren en las primeras etapas de la enfermedad, antes de que las células productoras de dopamina se hayan vuelto gravemente enfermas y mueran. Obtener la aprobación para probar terapias en estos pacientes, sin embargo, es muy difícil.

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