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Computación

Google hace dos apuestas por un mundo post PCs

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Las últimas tabletas Android y Chromebooks sugieren diferentes mundos "post PCs", ambos más complicados que el que Apple está intentando crear.

  • por Tom Simonite | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 22 Junio, 2011

Dos dispositivos que comenzaron a distribuirse la semana pasada representan los intentos de Google por cambiar el modelo dominante de informática, en el que se utiliza un cursor y un teclado para manipular cajas y ventanas en un escritorio virtual. Samsung fabrica el hardware de ambos: el notebook Chromebook Series 5, el primer ordenador con el SO Chrome (basado únicamente en un navegador), y la tableta Galaxy Tab 10.1, cuyo sistema operativo es la última versión de Honeycomb, la edición para tabletas del sistema operativo móvil Android de Google.

Estos productos han llegado en un momento crucial para la informática. Steve Jobs ha popularizado la frase "era post PCs" para describir lo que se supone nos depara el futuro: el iPad desplazará a la experiencia basada en ventanas y escritorios que evoca la palabra "ordenador". En la actualidad, Google también ofrece alternativas a esa experiencia, sustituyendo la informática tradicional con tabletas y Chromebooks. El hecho de que ambos productos estén avanzando juntos puede ser un accidente o un intento deliberado de establecer distintas categorías post PCs—todo lo que sabemos con seguridad es que a Google le gusta experimentar públicamente.

La Galaxy Tab

La Galaxy Tab 10.1 es un competidor cercano—y según algunos una copia—del iPad 2, la mayor arma contra los PCs. La tableta que he analizado es una edición especial, con los logotipos de Android en la parte posterior, que fue entregada a los desarrolladores y prestada a los periodistas en la conferencia Google I/O el mes pasado. Se puede comprar sin la decoración por 500 dólares con 16 gigabytes de almacenamiento o por 600 dólares con 32 GB. Por ahora sólo está en modo WiFi, aunque pronto saldrá a la venta una versión con un plan de datos móviles.

Las similitudes de la Galaxy Tab con el iPad 2 destacan el hecho de que, en el mundo de las tabletas, el hardware es poco relevante. Una pantalla táctil de rápida respuesta, brillante, y con gran cantidad de colores, una batería de ocho horas, y cámaras en la parte delantera y trasera constituyen las mayores apuestas por ahora. La Galaxy Tab 10.1 es en realidad un poco más delgada que el iPad 2 (0,2 milímetros menos) y ligera (35 gramos menos), gracias a que la parte trasera es de plástico, en lugar de ser de aluminio. La pantalla también es más ancha, con una relación de aspecto de 16:10.

La visión Post PCs de Google—al igual que la de Apple—se basa completamente en el software, pero aquí es donde terminan las similitudes. Las afirmaciones de Jobs sobre la "magia" del iPad fueron echadas por tierra por aquellos que consideraban al dispositivo como un "iPhone gigante", y el iPad 2 aún puede ser descrito con precisión de esa manera. Cuando lo enciendes, lo primero que vemos es una rejilla con todas las aplicaciones que hemos instalado. La personalización no va más allá de la capacidad de agrupar los iconos en carpetas y mover seis de ellos a lugares privilegiados en un muelle en la base de la pantalla.

Sin embargo, el Honeycomb 3.1 de la Galaxy Tab parece tener como objetivo reemplazar la experiencia del escritorio con algo que parece ser sospechosamente parecido, aunque sin usar un ratón. Se pueden rellenar los cinco escritorios con accesos directos de aplicaciones a los contenidos más importantes. Se pueden agregar "widgets" (versiones interactivas y reducidas de aplicaciones normales) para hacer cosas como ofrecer una visión permanente del buzón de correo electrónico o el reproductor de música. Esta última versión de Honeycomb permite cambiar el tamaño de los widgets, una opción que hace posible la creación de un ambiente de escritorio de PC, poniendo juntos, por ejemplo, un calendario y una bandeja de correo electrónico.

Honeycomb incluso viene con una bandeja de sistema muy parecida a la de Windows—un lugar donde pueden verse las aplicaciones en ejecución y las notificaciones—en la esquina inferior derecha. Todo esto da como resultado una experiencia menos elegante que la del iPad—hay muchas más cosas que podemos ajustar, y se suelen dejar ciertas cosas sin ordenar. La Galaxy Tab 10.1 requiere una curva de aprendizaje más pronunciada que el iPad 2.

El Chromebook

La segunda parte de la visión post PCs de Google es aún más difícil de dominar.

He utilizado la versión "estable" del SO Chrome que viene con la Serie 5 del Chromebook de Samsung en el prototipo de Google, el portátil CR-48, lanzado el año pasado, y que tiene prácticamente el mismo hardware. La Serie 5 de Samsung cuesta 430 dólares con 16 GB de almacenamiento y sólo con Wi-Fi, o 500 dólares por el mismo almacenamiento y 3G añadido (sí, tiene menos capacidad de almacenamiento que la que se puede conseguir con la Galaxy Tab).

Aprender cómo funciona un Chromebook es bastante agradable al principio, mientras nos adaptamos a un ordenador que tarda sólo ocho segundos en encenderse, y un segundo en despertarse del sueño (un estado que puede mantener durante más de una semana si está completamente cargado). La máquina puede que sea físicamente ligera y se haya reducido la funcionalidad, pero a diferencia de otros netbooks, proporciona acceso rápido a incluso las páginas web más complejas y ofrece vídeo Flash a pantalla completa sin problemas. Su menú de configuración es deliciosamente generoso y realmente acentúa el gusto de ajustar cosas que siempre hemos supuesto que tenían que formar parte de un sistema operativo.

No obstante, pronto nos topamos con las limitaciones del concepto post PC de esta visión: no ser capaces de almacenar archivos en nuestro ordenador o hacer cualquier cosa mientras estamos desconectados. Se anima a los usuarios a "instalar" aplicaciones web de la tienda web de Chrome, pero en esencia eso significa añadir un marcador. El almacenamiento de archivos está pensado para ser a través de servicios en línea como Google Docs o la versión beta del servicio de música. (Google ha anunciado que algunos de sus servicios podrán funcionar sin conexión a finales de este año.)

Dos adiciones recientes al SO Chrome sirven de ayuda, permitiéndonos ver archivos en una unidad USB y reproducir música o vídeo desde un dispositivo conectado, pero ambos ofrecen una sensación muy primitiva. Cuando no podemos conseguir Wi-Fi, o usar 3G si el Chromebook está capacitado para ello, esta visión de la informática post PCs da la sensación de ser post-apocalíptica: todas nuestras posesiones digitales desaparecen, y la única forma de conseguirlas de nuevo es reinventando Internet a partir de cero.

Cuando las analizamos en conjunto, está claro que cada una de las dos apuestas de Google por un mundo más allá de los PCs exige mucho más de los usuarios que la visión simple y singular promovida por Apple. Con Google, tenemos que adoptar un papel más activo en la gestión de la complejidad (Honeycomb), o las limitaciones (SO Chrome) de nuestro dispositivo.

Una deficiencia que ambos sistemas tienen en común es la falta de aplicaciones decentes: las tiendas de aplicaciones del SO Chrome y las tabletas Android son miserablemente pequeñas. Google alega que ambas están a punto de ser salvadas por avalanchas de aplicaciones innovadoras de otros desarrolladores, pero es un argumento que sólo convence en el caso de las tabletas. Los teléfonos Android pasaron por varios años de dificultades hasta que su ecosistema de aplicaciones comenzó a despegar. Sin embargo, las bases del rico, aunque complejo, SO de la Galaxy Tab han sido establecidas, y sólo se necesita que más desarrolladores de aplicaciones se animen a crear software. Las bases del SO Chrome, sin embargo, no son tan completas. En este caso, Google depende de los desarrolladores para crear aplicaciones web de gran alcance que funcionen en línea, incluso antes de que lo hagan sus propias aplicaciones, o el sistema operativo dé la sensación de ser un producto terminado.

Puede que las dos apuestas del movimiento de Google contra los PCs tradicionales ofrezcan más características—y complejidad—que el iPad, pero sólo una, el Android Honeycomb, parece ser capaz de tener tanto impacto como el mágico iPhone gigante de Jobs.

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