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Tecnología y Sociedad

Manufactura a medida

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La personalización en masa hace que sea mucho más práctico fabricar productos en pequeñas cantidades.

  • por Erica Naone | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 08 Julio, 2011

¿Quiere construir un dispositivo que capture imágenes en 360 grados? ¿Que se pueda comunicar con el ordenador de a bordo de un vehículo, o conectarse a sensores que puedan medir su ritmo cardíaco o presión arterial? Lo normal sería que, para construir un aparato de diseño propio, fuera necesario saber cómo hacerlo desde cero. Y si, después de probarlo, quisieran venderse unos cuantos modelos iguales, sería necesario construir cada uno a mano, cuando las grandes empresas de fabricación en general ni se molestaban en contestar el teléfono para aceptar pedidos que no lleguen a los cientos de miles de unidades.

Un proceso denominado personalización en masa está cambiando todo esto, ofreciendo una manera de utilizar la tecnología de producción en masa para la fabricación de dispositivos en pequeñas cantidades. Está despegando en sectores que van desde la electrónica a la moda, y permite a los consumidores con grandes conocimientos diseñar exactamente los productos que necesitan. También es de gran ayuda para aquellas pequeñas empresas que quieran empezar sin grandes inversiones de capital, o permitir a sus clientes hacer algunas aportaciones al diseño.

Bug Labs, con sede en Nueva York, por ejemplo, está facilitando la personalización de la electrónica, algo difícil de lograr porque "el mundo de la electrónica está básicamente dominado por cinco ó 10 grandes compañías", explica su fundador, Peter Semmelhack. "Los factores económicos involucrados son tan onerosos y tan enormes que sólo las grandes empresas pueden permitirse el lujo de correr el riesgo de desarrollar estos productos", señala. "Yo no lo considero como un modelo sostenible de innovación".

Semmelhack tuvo la idea de crear hardware que la gente pudiera mezclar, combinar, y programar para construir sus propios dispositivos. Su empresa hace el trabajo preliminar, organizando acuerdos de manufactura, construyendo módulos de hardware con una variedad de capacidades, y obteniendo la certificación y la aprobación (de la FCC, entre otras) para que los dispositivos construidos a partir de los módulos sean legales de usar y vender.

Este proceso sería de enormes proporciones para la mayoría de las personas o pequeñas empresas, señala Semmelhack. Por ejemplo, él quiso incluir Wi-Fi con la primera versión del producto de Bug Labs, pero no pudo encontrar una compañía dispuesta a suministrar chips en la cantidad relativamente pequeña que necesitaba. Es más, el primer fabricante que Semmelhack encontró para producir sus dispositivos "dejó plantada a Bug Labs en el altar", echándose para atrás a causa de los modestos volúmenes que se estaban manejando.

No obstante, Semmelhack espera poder evitar que otras empresas pasen por el mismo mal trago. Gracias a Bug Labs, los diseñadores pueden crear sus propios dispositivos usando piezas de producción masiva que la compañía vende. Si están listos para transformar estos dispositivos en objetos para la venta, pueden volver a empaquetar las piezas de Bug Labs en cajas impresas en 3D u otros tipos de empaquetado. Por último, si desean producir un producto a gran escala, pueden hacerlo a través de Arrow Electronics, que está asociada con Bug Labs. El hardware existente puede ser modificado y simplificado, según sea necesario.

Todo esto, señala Semmelhack, da a los individuos el poder de crear dispositivos especializados, al tiempo que permite a las empresas pequeñas llegar al mercado mucho más rápido y con menos gastos. "Lo que hace posible la personalización en masa es el uso de una plataforma", explica. La plataforma permite la producción en masa en la mayor medida posible. Los módulos de hardware de Bug Labs son un esfuerzo por equilibrar la flexibilidad con la calidad y el buen acabado. Los diseñadores pueden utilizar estos módulos en combinación con software de código abierto para crear sus propios productos, además de beneficiarse del tipo de esfuerzo a gran escala involucrado en los productos fabricados en cientos de miles de unidades. Semmelhack afirma que "eso es una parte importante de la ecuación, porque es la única manera de hacer que los costes sean bajos".

Ponoko, una empresa con sede en Wellington, Nueva Zelanda, utiliza técnicas de fabricación digital, como la impresión y el corte por láser 3D, para permitir a los individuos producir artículos de joyería y hogar. Una de las claves, afirma el cofundador y director general David ten Have, es la plataforma de Fábrica Personal que Ponoko ha creado. Este sistema automatiza muchos procesos que solían hacerse a mano, explica, haciendo más eficientes las peticiones individuales para que puedan producirse en masa. Cuando un usuario sube un diseño, por ejemplo, el software puede determinar en cierta medida su viabilidad, y puede calcular el coste de los materiales y la fabricación. Ponoko también ofrece una interfaz de programación de aplicaciones que hace más fácil la personalización. Así, por ejemplo, una pequeña empresa puede utilizar Ponoko para diseñar una silla y luego dejar que los clientes especifiquen el patrón del respaldo.

Lo más importante sobre los productos de estas empresas, señala Semmelhack, es que "eliminan gran parte del riesgo" de diseñar y construir algo nuevo. Actualmente, afirma, "la gente puede sacar provecho de lo que hemos hecho, puesto que pueden crear un producto listo para el mercado en un día".

Tecnología y Sociedad

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