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Biotecnología

Las tarjetas médicas inteligentes encuentran su sitio

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Los sistemas de salud unificados y una infraestructura limitada ofrecen oportunidades a los innovadores dentro de la tecnología de la información médica.

  • por Kenrick Vezina | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 14 Junio, 2011

La mayoría de países, incluido EE.UU., no poseen sistemas integrados de registro de pacientes en línea. Los pacientes que visitan a médicos por primera vez tienen que llenar formularios de papel con su historial médico. Es más, con el tiempo, los registros pueden llegar a ser irregulares, incompletos y de difícil acceso. Esto conduce tanto a ineficiencias en el sistema de registros médicos, que cuestan dinero, como a errores médicos, que pueden costar vidas.

Tanto los investigadores como los empresarios emprendedores esperan cambiar todo esto proporcionando a cada paciente una tarjeta inteligente que contenga su historial médico completo. Este enfoque podría resultar difícil de aplicar en EE.UU., debido a temores en cuanto a la seguridad y a problemas de compatibilidad, aunque la tecnología tiene el potencial de transformar la atención sanitaria en aquellos países que hayan unificado los sistemas de salud, o donde exista una infraestructura inadecuada para compartir los registros de otras formas.

En el Reino Unido, varios investigadores han desarrollado la tarjeta MyCare, que es aproximadamente del tamaño y forma de una tarjeta de crédito, con un conector USB desplegable. Otro proyecto, SmartCare, que empezó a aplicarse en Zambia, se ha extendido recientemente a Etiopía y Sudáfrica, y demuestra el potencial de los sistemas basados ​​en tarjetas en partes del mundo con una infraestructura limitada.

La tarjeta MyCare se desarrolló en la City University de Londres; el software fue desarrollado en la Universidad de Coventry y es de código abierto. El hecho de que cualquiera pueda descargar y ver el código, y cualquier persona pueda contribuir para mejorar o ampliarlo, confiere ventajas.

Los desarrolladores pueden crear nuevos tipos de software que interactúen con los datos de la tarjeta, por ejemplo para reconocer automáticamente recetas incompatibles y mostrar una advertencia a los farmacéuticos. El software de código abierto también puede proporcionar una mayor seguridad, ya que puede analizarse abiertamente en busca de defectos graves. La seguridad es un tema importante cuando hablamos de las tarjetas de identificación médica, que almacenan información privada potencialmente delicada. Los usuarios temen la posibilidad de perder su historial clínico completo con la misma facilidad con la que podrían perder la cartera.

La tarjeta MyCare también está pensada para que funcione de la manera más sencilla posible a través de una variedad de ordenadores y sistemas operativos. En lugar de exigir la instalación en un ordenador, el software de la tarjeta se ejecuta directamente desde la propia tarjeta.

En la etapa actual de desarrollo, un PIN y cierto grado de cifrado se encargan de proteger los datos en la tarjeta. Panicos Kyriacou, director del proyecto en la City University de Londres, afirma que se implantará un tipo de cifrado más seguro durante el proceso futuro de desarrollo.

El cifrado otorga a los pacientes y los médicos diferentes niveles de acceso. Los pacientes pueden actualizar la información personal, como por ejemplo la información de familiares o de contacto, aunque el software sólo permite editar las recetas a profesionales de la salud.

No obstante, a pesar de la flexibilidad del software de la tarjeta, éste no será capaz de funcionar automáticamente con todas las bases de datos hospitalarias, por lo que los proveedores de atención sanitaria tendrán que cooperar para asegurar la compatibilidad.

En el Reino Unido, donde lo normal son los cuidados médicos cubiertos por el Gobierno, los sistemas de registro médico ya están más cerca de constituir un estándar que en EE.UU., así que podría ser más fácil establecer un sistema universal de registro electrónico.

El sistema basado en tarjetas "no es una buena opción" para EE.UU., afirma John Halamka, presidente del Healthcare Information Technology Standards Panel y director de información tanto de la Escuela Médica de Harvard como del Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston. "Tendemos a estar más en red y a ser más móviles", afirma, y "llevar una tarjeta con nosotros, algo común en Europa, no es parte de nuestra cultura".

Halamka es más optimista en cuanto a la alternativa principal a los registros médicos electrónicos basados en tarjetas: la nube. EE.UU. necesita "registros personales de salud por Internet en la nube, disponibles en cualquier lugar y en cualquier momento sin una tarjeta", explica. Esta alternativa podría requerir mayores cambios en las redes existentes de atención sanitaria, pero es probable que proporcione a los médicos un mejor acceso a la información importante del paciente.

Los esfuerzos por instaurar un sistema electrónico de registros médicos en EE.UU., ya sea a base de tarjetas o en la nube, se complican por el hecho de que los hospitales compiten entre sí por los pacientes. Esto significa que tienen un interés personal en mantenerlos -y a sus registros- dentro de sus redes y sólo allí.

Hasta ahora, el Reino Unido ha gastado 2.700 millones de libras en un programa de tecnologías de la información (TI) para el Servicio Nacional de Salud, según un informe del Gobierno del 18 de mayo. Mientras tanto, en EE.UU., el Congreso incluyó grandes incentivos en efectivo para la TI sanitaria en el paquete de estímulo económico de 2009, ofreciendo millones de dólares a aquellos hospitales que demostrasen un "uso significativo" de los registros electrónicos.

Los sistemas de tarjetas inteligentes podrían ser buenos para ambientes de baja tecnología, tales como zonas rurales de Zambia, donde el proyecto SmartCare fue desarrollado con la ayuda del innovador TR100 Vikram Kumar. Zambia no tiene la infraestructura necesaria para un sistema basado en la red y las inestables telecomunicaciones y los poco fiables suministros de energía no pueden comprometer la información almacenada en las tarjetas.

El proyecto SmartCare fue inicialmente desarrollado en cooperación con el Gobierno de Zambia, aunque ha ampliado su ámbito de aplicación: las tarjetas SmartCare se han desplegado en Zambia, Etiopía y Sudáfrica.

En cuanto a la tarjeta MyCare, Kyriacou tiene grandes esperanzas en los conceptos "universales" que la sustentan. Asegura que la tarjeta podría satisfacer la "necesidad de tener control y propiedad sobre nuestra información médica".

Biotecnología

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