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Biotecnología

La última estadística deportiva: las constantes vitales de los jugadores

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Sensores integrados en la ropa de los deportistas recogen, mientras ellos juegan, datos que se podrían retransmitir durante el partido.

  • por Emily Singer | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 29 Septiembre, 2011

La estadística en el mundo del deporte está a punto de llegar  a un nuevo nivel. Ha aparecido una nueva generación de aparatos de seguimiento que se llevan puestos y miden el pulso, la actividad eléctrica del corazón, la capacidad pulmonar, el metabolismo y otros parámetros que permiten a los científicos estudiar la fisiología de los deportistas mientras juegan.

Los datos tienen un evidente potencial para mejorar la salud de los jugadores y para ayudar a los entrenadores a planificar entrenamientos a medida, pero los fabricantes de aparatos y la industria del deporte parecen más entusiasmados con las perspectivas que presentan para el entretenimiento. Ya están pensando en formas de presentar esos datos durante los partidos, en los estadios y a través de la televisión, dando a los aficionados una información sobre los jugadores que hasta ahora era desconocida.

El mes de febrero pasado, cuando la NFL (siglas de la liga estadounidense de fútbol americano) llevó a cabo su revisión anual conjunta para valorar a los mejores jugadores universitarios, los postulantes con mejores pronósticos llevaron camisetas especiales equipadas con sensores, desarrolladas por Under Armour y Zephyr Technologies. La información recibida de los jugadores, por ejemplo la aceleración durante los 10 primeros metros de los 40 metros lisos, se registró mientras llevaban a cabo distintas pruebas físicas.

“Se toman decisiones que valen millones de dólares basándose en la prueba de los 40 metros lisos”, afirma Leslie Saxon, cardióloga y directora del centro de computación corporal de la Universidad del Sur de California (USC), que dirigió una mesa redonda sobre deporte y sensores corporales en una conferencia celebrada en su universidad la semana pasada. “Si se consiguen estadísticas mucho más sofisticadas sobre la posición corporal, la fisiología y la mecánica, creo que podrían tener un papel muy importante” sostiene.

Zephyr se creó hace seis años para desarrollar aparatos de medición portátiles para las Fuerzas Especiales. Pero gracias a la aparición de sensores más baratos y tecnología de radio inalámbrica, innovaciones que ya han iniciado un nuevo movimiento de autoseguimiento en la gente normal, la empresa se empieza a mover hacia el mercado del deporte profesional y el mercado de consumo.

“Los deportistas quieren feedback inmediato y son muy competitivos”, afirma Brian Russell, director ejecutivo de Zephyr. “Estoy convencido de que medir sus estadísticas corporales les ayuda a tener un mejor rendimiento”.

La última versión de la tecnología está formada por un fino disco (del tamaño aproximado de un CD), que contiene sensores para medir el pulso, la temperatura y el movimiento junto con una fuente de energía, un transmisor Bluetooth y un almacén de memoria. Junto con el aparato vienen electrodos de tela incrustados en una cinta para el pecho, una camiseta o un sujetador. Combinada con un sofisticado software, esta tecnología puede medir las constantes cardiacas, el umbral anaeróbico y la capacidad aeróbica.

Russell cuenta que más de 50 equipos tanto profesionales como de universidad de Estados Unidos, desde fútbol americano hasta baloncesto, voleibol y hockey, están usando la tecnología para hacer un seguimiento de sus jugadores. Los datos sirven para mejorar la seguridad del deportista; el pulso puede usarse para predecir deshidratación, por ejemplo, que está relacionada con muerte súbita en deportistas jóvenes. Y los entrenadores quieren usarlo para hacer que los entrenamientos sean más eficaces para cada jugador individual.

“Es la tendencia tanto en la medicina como en el deporte”, explica Russell. “Como puedes medirlo, puedes personalizarlo”. Por ejemplo, el aparato puede decirle al entrenador si quien lo lleva ha superado o no el umbral anaeróbico, el momento en el que los músculos empiezan a producir ácido láctico y por lo tanto cuesta más recuperarlos. “Puedes ponerlos en la zona de entrenamiento perfecta para conseguir el punto óptimo de forma y sin lesiones”, sostiene Russell.

Sin embargo, la tecnología es tan nueva que tanto científicos como entrenadores aún están descubriendo cómo usar los datos. “Nadie sabe cómo es un partido de baloncesto normal [en datos]”, explica Mitch Hauschildt, entrenador de fuerza y forma de la Universidad del Estado de Missouri que usa el aparato de Zephyr con sus jugadores.

Saxon, cardióloga, quiere usar la tecnología para comprender mejor cómo se comporta el corazón de un deportista de élite con el estrés del partido. “Queremos crear un campo de juego más seguro para todos, para poder prolongar las carreras de los deportistas y saber cómo entrenarlos mejor”, afirma. “Sabemos por la muerte súbita que hay un punto de tormenta perfecta en el transcurso de un partido”.

El mes pasado Saxon colocó sensores inalámbricos de electrocardiograma a los jugadores de fútbol americano de la USC durante una semana, partidos incluidos. El experimento pretendía ser una prueba de validez para un proyecto más grande financiado por la NFL. “Este tipo de estudio nunca se ha hecho, no sobre todo un equipo”, explica Saxon. Los investigadores piensan analizar, por ejemplo, qué pasa con las señales fisiológicas de un jugador cuando es placado.

Más allá de la seguridad y el entrenamiento, los sensores portátiles hacen posible la retransmisión de las estadísticas fisiológicas de los jugadores en tiempo real, y eso podría añadir una nueva dimensión a la retransmisión de partidos, las apuestas y la creación de equipos virtuales.

“Los aficionados quieren relacionarse de verdad con los jugadores”, afirmó Asim Pasha, jefe de prensa de un equipo de fútbol de Kansas City que juega en Livingstone Park, un estadio muy tecnológico, en la conferencia sobre computación del cuerpo. “Siempre que puedan conseguir más información, para ellos es mejor”.

“Podría tener un impacto enorme en la obtención de patrocinios”, añade David Carter, director ejecutivo del Instituto de Negocio y Deportes de la USC. Pero sigue abierto el debate sobre a quién pertenecen esos datos: al deportista, al equipo, a la liga o al patrocinador.

Hasta ahora, los deportistas se muestran entusiasmados con la posibilidad “Los jugadores saben que si comparten los datos tendrán más atención de la televisión y un contrato mejor”, afirma Russell. Tampoco está mal que la camiseta, con su futurista disco centrado en el pecho, tiene buen aspecto. “Dicen que se sienten como Iron Man”, señala Russell.

Biotecnología

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