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Vender nuestras ondas resultará perjudicial a largo plazo

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Los planes para vender el espectro de ondas correspondiente a la televisión podrían perjudicar el futuro de la innovación en comunicación inalámbrica.

  • por Yochai Benkler | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 01 Diciembre, 2011

El supercomité encargado del déficit y los comités de tecnología del Congreso que andan en busca de dinero, están considerando la posibilidad de hacer “subastas incentivadas” del espectro de banda correspondiente a la televisión. Estas subastas implican que el poseedor de una parte del ancho de banda lo entrega voluntariamente al regulador del espectro quien a su vez lo subasta y entrega una parte de los ingresos al primer propietario. Las versiones de estos planes que se centran en vender la mayor cantidad de espectro posible amenazan el futuro de la innovación en las comunicaciones  inalámbricas en EE.UU.

Para empezar, es una amenaza para lo que parece ser la próxima tendencia en las comunicaciones inalámbricas, una tendencia representada a la perfección por dos productos lanzados recientemente. El primero de ellos es el Kindle Fire de Amazon, que se ha lanzado como aparato de tecnología exclusivamente wifi por parte de una empresa que hace tan solo cuatro años lanzó el Kindle como un aparato de tecnología exclusivamente móvil con el servicio incluido en el precio del aparato. El segundo ejemplo es el servicio de voz, mensajes y datos ilimitado por 19.99 dólares mensuales (unos 15 euros) de Republic Wireless, que usa el wifi como infraestructura base y la tecnología móvil como plan alternativo.

Igual que la conmutación de paquetes y el protocolo de Internet reemplazaron la conmutación de circuitos y el antiguo modelo telefónico, estos dos lanzamientos reflejan un cambio fundamental en cómo se construyen las infraestructuras inalámbricas. Los modelos inalámbricos abiertos, como el wifi, se están convirtiendo en la infraestructura básica para las comunicaciones inalámbricas, mientras que los servicios exclusivos adjudicados, como la tecnología celular, se están convirtiendo en el (aún fundamental) plan de refuerzo y apoyo.

La Comisión Federal de las Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por sus siglas en inglés), ha abierto parte del espectro al uso sin adjudicación, incluyendo los espacios en blanco de televisión tanto con Gobiernos demócratas como republicanos. Pero estos cambios, si bien fueron innovadores y transformadores, se han dado durante los espacios muertos que hay alrededor de lo que siempre se ha considerado el evento principal: la subasta de la mayor cantidad posible del espectro para usos exclusivos.

Y sin embargo, más del 90 por ciento de los datos para las tabletas se transmite vía wifi. En el caso de los iPhones, la cifra se sitúa en torno al 50 por ciento y los teléfonos inteligentes con Android ya están casi al mismo nivel. Tiene sentido: solo una tercera parte del uso es “sobre la marcha”, y encima la mayor parte de ese uso tiene lugar en entornos cubiertos por zonas de alta demanda de tráfico (puntos calientes). El resto tiene lugar en el wifi de nuestros hogares u oficinas. Los operadores son igual de conscientes de esto que todo el mundo. El wifi practicamente "salvó" la red de AT&T cuando la introducción del iPhone aumentó la demanda. KDDI, el segundo proveedor más grande de banda ancha de Japón firmó un acuerdo en julio con la empresa californiana  Ruckus Wireless para desplegar 100.000 puntos calientes en Japón en el corazón de la red de nueva generación de KDDI. En la actualidad BT tiene tres millones de usuarios en el Reino Unido que son miembros de su red BT FON: cualquiera de ellos sirve como punto caliente para los demás.

La tendencia queda aún más clara en otros campos. El 80 por ciento de los servicios de salud inalámbricos se proveen a través de una mezcla de tecnologías inalámbricas abiertas: wifi, Bluetooth, ZigBee, RFID. Los sistemas de pago móviles como PayPass de Mastercard, SpeedPass de ExxonMobil o EZ Pass funcionan con wifi abierto. La mayoría de los sistemas de gestión de inventario usan RFID. Otras tecnologías inalámbricas que están aún por inventarse podrían estar amenazadas si el supercomité consigue que se apruebe su idea de vender el espectro que está sin adjudicar y que podrían usar esas tecnologías.

Las diferencias entre los mercados de contadores eléctricos inteligentes en Europa y Norteamérica nos ayudan a comprender el papel que juega la política en todo este asunto. Los sistemas de comunicación inalámbricos de contadores eléctricos son muchísimo más comunes en EE.UU. que en Europa (el 97 por ciento de los nuevos contadores vendidos en el primer trimestre de 2011 en EE.UU. eran inalámbricos; en Europa solo lo eran el 15 por ciento).

Y lo que es más importante: los enfoques tecnológicos son esencialmente diferentes. En Europa, todos los contadores inalámbricos vendidos en el primer trimestre de 2011 eran para servicio celular exclusivo adjudicado. En EE.UU. el 80 por ciento de los contadores era para redes inalámbricas en malla que usan ondas sin adjudicar; solo el 2 por ciento correspondían a celulares y el resto a ondas no celulares adjudicadas.

Una parte importante de esta diferencia deriva del entorno regulador. La mayor parte de los sistemas de comunicaciones de red eléctrica inteligente en América del Norte usan el espectro sin adjudicar de 900 megahercios. Y pueden hacerlo porque, en 1985, la FCC se arriesgó respecto a las “bandas basura” industriales, científicas y médicas y desreguló una banda contigua (de 902 a 928 megahercios). Eso permitió que cualquiera pudiera desplegar su equipo y redes si era capaz de construir sistemas lo bastante robustos como para vivir con el hecho de que cualquier otro también podía desplegarse allí.

Los reguladores europeos se han mostrado más suspicaces respecto a los entornos inalámbricos abiertos y han impuesto una banda mucho más restringida. En Europa hay aproximadamente una décima parte del espectro abierto para uso sin adjudicar por debajo de un gigahercio e, incluso eso, a niveles de potencia notablemente más restringidos. La diferencia resultante respecto a la innovación, como se puede ver en los mercados de contadores para redes eléctricas inteligentes es clara. La FCC, tanto bajo mandatos republicanos como demócratas, ha abierto no solo las bandas originales de 900 megahercios y 2,4 gigahercios, sino también la banda de 5 gigahercios.

Y ahí radica el problema. Sabemos que el futuro es la computación ubicua y sin ataduras. Nuestra principal solución política para enfrentarnos a ese futuro siguen siendo las adjudicaciones: hablamos de la “crisis del espectro” e intentamos subastar toda la cantidad posible de espectro para uso licenciado. Cuando la “crisis del espectro” se encuentra con la “crisis de la deuda”, la urgencia por subastar todo el espectro a la vista adquiere el niveles febriles. Desgraciadamente, esto es no entender el futuro de lo inalámbrico en absoluto. El wifi es un precursor primitivo de lo que pueden ser capaces de hacer toda una serie de innovaciones en radios cognitivas, frecuencia dinámica y selección de potencia, redes en malla, e innovaciones a nivel sistemas. El wifi equivale a lo que fue Gopher en su día, es el precursor del HTML5 de lo inalámbrico.

Los sistemas inalámbricos abiertos nacen siendo un lío, provienen de grandes mejoras en la arquitectura de computación y de redes, y rápidamente superan a la aparentemente más fiable arquitectura de conmutación de circuitos del pasado, con su camino predecible de mejoras incrementales. Seguirá habiendo espacio para que haya partes del espectro de uso exclusivo adjudicado, pero la infraestructura inalámbrica básica del futuro será lo contrario de lo que nos parecía necesario, natural e inevitable en los primeros cien años de la radio.

Las políticas se tienen que poner al día. Una miope búsqueda de subastas, una comprensión limitada del próximo cambio, y los lobbies están empujando a los legisladores a subastar más parte del espectro para usos adjudicados, y los hace reacios a ampliar la desregularización de los sistemas de comunicación inalámbricos basándose en el modelo wifi y de 900 megahercios. El inalámbrico abierto del futuro es un campo en el que EE.UU. tiene la ventaja de ser pionero gracias a innovaciones reguladoras de los años 1980 y 1990. No deberíamos retirarnos de esta posición ahora que podemos ver el siguiente cambio.

Yochai Benkler es el profesor de la cátedra Berkman de Estudios Legales Empresariales en la Universidad de Harvard. El trabajo en el que se basa este artículo se puede leer en el siguiente libro blanco: Open Wireless V Licensed Spectrum Market Adoption.

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