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Tecnología y Sociedad

Mirando más allá del automóvil personal

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La tecnología de la información nos permite replantearnos cómo nos movemos.

  • por Dan Sturges | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 02 Febrero, 2012

El coche conectado finalmente está aquí. Nuestros teléfonos inteligentes se sincronizan con los salpicaderos de nuestros coches y pronto la comunicación entre vehículos podría hacer que los accidentes fueran cosa del pasado. Ford ha anunciado hace poco que está trabajando en un “asiento inteligente” que podrá detectar si el conductor está teniendo un infarto. ¿Qué puede ser mejor que eso?

¿Qué tal usar la tecnología para permitir que millones de personas podamos ir más allá de los coches propios? Probablemente no oiremos a los grandes fabricantes hablar de ello, pero gracias a la tecnología de la información, la sociedad tiene la mejor oportunidad en mucho tiempo para replantearse cómo usamos el transporte. En vez de coches equipados con sensores médicos, me gustaría que hubiera menos vehículos y más espacio para los carriles bici. Un poco de ejercicio hará que nuestros corazones estén más fuertes.

En Estados Unidos, casi todos tenemos un coche propio, disponible en la puerta de casa en todo momento. Esto es muy práctico. Nos permite acceder al trabajo y a otras oportunidades. Pero conlleva problemas que nos son muy familiares: miles de millones de dólares que ingresan cada año los países del Golfo, emisiones de dióxido de carbono que no dejan de crecer, atascos, ruidos, contaminación y el asfaltado de zonas verdes. Solo una cuarta parte de nosotros puede llegar al trabajo mediante transporte público en menos de 90 minutos. Aproximadamente el 50 por ciento del terreno urbano se dedica al transporte. En Denver, donde vivo, la ocupación media de los coches es de 1,1 pasajeros. Cuando veo a alguien conduciendo acompañado solo por su sombrero en el asiento del copiloto, siento como si viajase al pasado y observase una de las primera máquinas de vapor o un aparato tremendamente ineficiente.

La densidad urbana es un factor importante a tener en cuenta a la hora de pensar cómo podría ser un sistema de transporte diferente. Nueva York, Boston y el centro de Chicago tienen una alta densidad urbana y se pueden considerar ciudades “concentradas”, mientras que la mayor parte de Phoenix, Atlanta y Denver tienen densidades menores, convirtiéndolas en ciudades “dispersas”. En nuestras ciudades concentradas es más fácil vivir sin coche. En estas ciudades el transporte multimodal ya es una realidad. Es fácil pasar de un modo a otro como Tarzán cruzando la jungla de liana en liana. La gente camina, viaja en metro, para un taxi y camina un poco más.

Ahora empezamos a ver el principio de lo que se conoce como 'transporte multimodal inteligente'. Los teléfonos inteligentes nos permiten alquilar una bici instantáneamente, compartir coche con alguien que está a un kilómetro, encontrar un autobús e incluso organizar recogidas con un servicio de coches o taxis para llegar a donde vayamos. Los servicios de coches compartidos como Zipcar son negocios viables hoy en nuestras ciudades más concentradas porque los usuarios pueden llegar andando fácilmente al coche compartido tras haberlo localizado en su teléfono. En las ciudades concentradas, la tecnología está haciendo que cada vez sea más práctico vivir sin poseer un coche.

En nuestras ciudades dispersas y en las zonas suburbanas, es mucho más difícil llegar al transporte público y por lo tanto la mayor parte de la gente tiene un automóvil en propiedad. La jungla no es muy densa aún. ¿Podremos superar el concepto del automóvil personal en esas zonas?

Creo que cualquier transición tendría que empezar por los aproximadamente 70 millones de personas que se desplazan al trabajo a diario en Estados Unidos. La receta para que los coches propios fuesen menos imprescindibles para ellos, requiere de tres ingredientes principales. Primero, necesitamos líneas troncales exprés de transporte público (trenes, autobuses, furgonetas, o coches compartidos) que fueran desde los barrios residenciales a las zonas donde trabaja la gente. A continuación, la población necesitará transporte local de corta distancia en forma de bicis, taxis baratos, lanzaderas o pequeños vehículos unipersonales para llegar hasta y desde la línea central. Finalmente, los servicios de coches compartidos -como Zipcar o servicios como Getaround o RelayRides en los que los propios propietarios de los vehículos los comparten con otros- tienen que estar disponibles tanto cerca del trabajo como de los hogares para que la gente pueda acceder a un coche cuando lo necesiten.

A los puntos de transferencia donde se encuentran los transportes locales con la línea troncal los llamo “GoPoints”. Estos puntos estarían situados cada 5 o 6 kilómetros por la zona periférica que rodea una región metropolitana. Nuestras actuales estaciones de tren, cercanías y autobuses ya son GoPoints, pero necesitaríamos muchas más (una bandera en el aparcamiento de un centro comercial podría funcionar como un GoPoint). Y necesitaríamos prósperos servicios de transporte locales y regionales que los conectaran.

El sistema sería parecido a nuestra red nacional de aeropuertos. Haría falta que los usuarios tuvieran un acceso sencillo a su GoPoint local y un práctico servicio para el “kilómetro final” para que pudieran llegar a su destino final. ¿Quién volaría a un aeropuerto en otra ciudad que no tuviera servicio de alquiler de coches, taxis o lanzaderas para ese fin?. Tecnologías como el GPS y los teléfonos inteligentes son claves para organizar nuestros desplazamientos en nodos como éstos y encontrar la forma más rápida y práctica de trasladarnos diariamente.

Además de ayudar a los usuarios en sus desplazamientos al trabajo, el sistema GoPoint permitiría a millones de ancianos y jóvenes llegar a la otra punta de su ciudad o región sin la necesidad de poseer un coche. Tenemos la oportunidad de integrar gradualmente las innovaciones en movilidad para lograr soluciones sustanciales y así reducir la huella de carbono de nuestro sistema de transporte y permitirnos convertir una parte de nuestras carreteras y aparcamientos en carriles bici y peatonales.

Dan Sturges fue diseñador de vehículos en GM, es el inventor del vehículo de barrio GEM y es miembro de la Junta de Investigación de Transportes. Su trabajo sobre la reforma de la movilidad sostenible se puede encontrar en www.wheelchange.us.

Tecnología y Sociedad

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