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Computación

Un mercado de valores para tus datos personales

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Algunas empresas ganan millones gracias a que conocen nuestras costumbres en línea. ¿Y si nosotros pudiéramos sacar algo de ello?

  • por Jessica Leber | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 07 Mayo, 2012

Un puesto de trabajo hecho a la medida de la era de la información: bróker de datos personales.

En la actualidad, a la gente no le queda otro remedio que compartir su información personal. A veces a cambio de una red social gratuita, como en Twitter, o para poder buscar, como en Google, pero otras veces es debido a empresas agregadoras de datos y la gente ni siquiera es consciente de ello.

“Los datos sobre las personas tienen un valor inmenso”, afirma Bernardo Huberman, investigador sénior en HP Labs. “Se recogen constantemente, siempre que enciendes el ordenador, siempre que compras algo", asegura.

A Huberman, que dirige el Grupo de Investigación en Computación Social de HP Labs, se le ha ocurrido una alternativa: un mercado para la información personal que daría a los individuos el control sobre la información privada que comparten y una compensación por la misma, en vez de colocarlo todo en manos de las empresas.

En un artículo publicado en línea la semana pasada, Huberman y su coautora Christina Aperjis proponen algo parecido a la bolsa de Nueva York pero para los datos personales. Un operador de mercado de confianza podría llevarse una pequeña parte de cada transacción y lograr un acuerdo realista respecto al precio de la venta.

“Hay dos tipos de personas. Unos dicen: 'No te daré mis datos si no me pagas un millón de pavos'. Y otros dicen: 'Me da igual, te los daré por poco'”, afirma Huberman. Ha puesto esta teoría a prueba científicamente, mediante experimentos en los que pedía a hombres y mujeres que le revelaran su peso a cambio de una cantidad de dinero.

En el mercado que propone, una persona que valore mucho su intimidad podría escoger la opción de vender sus patrones de compra en línea a 10 dólares (unos 7,6 euros), corriendo el riesgo de no encontrar un comprador. O, si no, podría vender los mismos datos por un pago garantizado de 50 centavos (unos 35 céntimos de euro). O podría elegir no venderlos directamente.

En la actualidad no existe esta posibilidad. Pero ahora que las empresas de Internet ganan miles de millones de euros vendiendo nuestra información, las ideas nuevas y los modelos de negocio que prometen a los usuarios el control sobre su intimidad van cogiendo fuerza. Start-ups como Personal y Singly ya están trabajando en estos retos. Hace poco el Foro Económico Mundial calificó los datos sobre los individuos como una naciente “clase de valores”.

Huberman no es el primero en investigar sobre un posible mercado de datos personales y parece que habría que superar importantes obstáculos antes de que funcione, por ejemplo, cómo conseguir que participen las empresas que ya recogen datos gratis. Pero Huberman explica que la opción que propone de establecimiento de precios mide en cuánto valora una persona su intimidad y el riesgo existente, y se enfrenta a al menos dos de los grandes obstáculos para que ese mercado funcione.

El primero sería cómo darle un valor monetario realista a la información personal, para que a la gente le merezca la pena vender y los compradores no tengan que gastar cantidades exorbitantes.

Y segundo pasa por encontrar la forma de vender datos “no sesgados” para que los usuarios puedan usar pequeñas muestras de gente para deducir información sobre poblaciones más grandes. Un ejemplo de este problema se puede ver en el propio trabajo de Huberman: la gente más delgada estaba más dispuesta a dar la información respecto a su peso que quieres tenían sobrepeso. Así, una empresa farmacéutica que desarrollara un medicamento para la pérdida de peso no conseguiría los mejores datos si solo comprase los más baratos.

Dar control a la gente sobre un mercado fiable podría animar a que se compartieran más datos y nuevas clases de datos, sostiene Huberman. Por ejemplo, alguien podría sentirse cómodo vendiendo un historial médico anónimo después de visitar un hospital o compartir localizaciones de GPS de su vehículo para ayudar a las ciudades a decidir dónde deben construir carreteras nuevas.

Todo esto es teoría, pero HP Labs, la rama de investigación de Hewlett-Packard ya ha solicitado la patente del modelo. A Huberman parece que le van los conceptos difíciles. Y cómo él mismo señala, la idea de que al mundo de la tecnología debería interesarle el comportamiento social parecía rara hace tan solo una década.

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