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Biotecnología

Unos ratones genéticamente modificados podrían usarse para detectar minas con el olfato

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Un grupo de investigadores ha creado unos ratones que son 500 veces más sensibles de lo normal al TNT. Podrían servir como forma barata y rápida de encontrar explosivos enterrados.

  • por Susan Young | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 24 Octubre, 2012

Un grupo de científicos está diseñando una versión en carne y hueso del personaje de dibujos animados Súper Ratón que podría olfatear minas terrestres ocultas gracias a sus superpoderes olfativos.

Los investigadores, pertenecientes al Hunter College de la City University de Nueva York (Estados Unidos), han modificado genéticamente a los animales para estar 500 veces mejor equipados que los ratones normales a la hora de olfatear explosivos de minas terrestres. Tienen la esperanza de que estos 'heroicos' ratones pudieran advertirnos sobre la localización de bombas enterradas.

Las minas terrestres ocultas son una realidad mortífera en cerca de 70 países y su detección y eliminación es cara y peligrosa. En la actualidad, se usan detectores de metales, radares, magnetómetros y perros rastreadores para buscarlas.

Una organización belga llamada APOPO ya utiliza ratas africanas gigantes de carrillos como forma más barata de olfatear las minas terrestres. Las ratas no están genéticamente modificadas, pero su sentido del olfato es lo suficientemente agudo para detectar TNT. A estas ratas capaces de oler bombas se les enseña a arañar la tierra cuando detectan una mina oculta (por suerte, son lo suficientemente pequeñas para no hacer estallar los explosivos). Aunque estos buscaminas peludos son eficaces (con dos controladores, pueden cubrir un campo en una hora, frente a los dos días completos que tardarían los detectores de metales), se necesitan nueve meses de entrenamiento para que lleguen a ser fiables, un proceso que cuesta alrededor de 6.000 euros por rata.

Los ratones genéticamente modificados, sin embargo, son tan sensibles al TNT que encontrar la molécula es probable que cambie su comportamiento de forma involuntaria, por lo que se necesitaría poco o ningún entrenamiento. Charlotte D'Hulst, neurobióloga molecular en el Hunter College, que presentó su trabajo en una reunión de la Sociedad para la Neurociencia, ha utilizado la modificación genética para asegurarse de que los ratones tienen entre 10.000 y un millón de neuronas de detección de olores con un receptor de detección de TNT, en comparación con las solo 4.000 de un animal normal. "Posiblemente esto amplía el límite de detección para este olor 500 veces", señala D'Hulst. Cada neurona de detección de olor en la nariz del ratón posee un tipo de receptor de olor. Por lo general, cada receptor específico se encuentra en una de cada mil neuronas de detección de olores, aunque en los ratones de D'Hulst alrededor de la mitad de ellas poseen el receptor de detección de TNT.

Este receptor en particular fue identificado originalmente por Danny Dhanasekaran, un biólogo molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oklahoma (EE.UU.). Dhanasekaran señala que un olor determinado se detecta generalmente por varios tipos de receptores de olor diferentes, lo que ayuda a la nariz a discernir olores más fácilmente y con precisión. Sin embargo, al crear mediante ingeniería una gran abundancia de un único receptor que detecte TNT, D'Hulst y sus colegas "podrían aumentar la sensibilidad del sistema para que pueda ser fácilmente utilizado en operaciones de detección de minas terrestres", señala Dhanasekaran, que sigue buscando otros receptores de tipo TNT.

D'Hulst espera que esta dedicación abrumadora a un solo olor proporcione una manera fácil de saber si los ratones modificados han encontrado TNT. Las investigaciones recientes sugieren que la estimulación repentina e intensa del sistema olfativo provocará convulsiones. "Esperamos que nuestros ratones muestren un comportamiento de convulsión... al detectar minas terrestres", afirma. "No tendremos que usar recompensas alimenticias; es probable que utilicemos algún sistema de señales de radio. Un chip implantado podría controlar, informar y registrar su comportamiento", continúa. Los investigadores todavía tienen que poner a prueba los ratones en estudios de comportamiento.

Roger Hess, director de operaciones de campo de la Fundación Humanitaria Golden West, una organización benéfica que desarrolla tecnologías para ayudar a eliminar las minas terrestres, señala que, si bien este método de olfateo de minas podría ser prometedor, aún así dependería de la detección de las trazas de vapores procedentes de la mina. La liberación del olor desde la tierra puede depender de las condiciones del suelo y el agua, y la traza de un explosivo podría estar situada a varios metros de distancia de donde la mina está realmente enterrada, indica. La técnica tampoco funcionará para minas que no tengan espacios por donde pueda escapar el olor de los explosivos.

"Debido al riesgo de pasar todo esto por alto, sería necesario utilizar un segundo elemento", concluye Hess.

Biotecnología

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