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Start-ups que esperan llevar el correo electrónico al futuro

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Una ristra de 'start-ups' trabaja en el desarrollo de un correo electrónico más útil, aunque se trata de una proposición difícil.

  • por Rachel Metz | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 18 Diciembre, 2012

Responder a todos: Algunos de los primeros correos electrónicos se enviaron entre las dos máquinas que se muestran aquí, en una empresa llamada Bolt, Beranek and Newman, que después se convirtió en Raytheon BBN Technologies.

 En 1971 Ray Tomlinson se sentó ante un terminal de ordenador, tecleó un montón de caracteres en un teclado y envió un mensaje a otra máquina a unos metros de distancia a través de una incipiente red de ordenadores llamada ARPANET. Más de 40 años después los demás dependemos básicamente del mismo proceso –y la misma tecnología anticuada- que se usó para enviar ese primer correo electrónico.

La mayoría de la innovación que ha tenido lugar desde entonces se ha construido sobre esa vieja tecnología. No ha habido un gran cambio desde el lanzamiento de Gmail en 2004, que nos trajo los hilos de mensajes y un gigabyte gratuito de almacenaje de mensajes (una cantidad desorbitada en aquel momento). Ahora muchos de nosotros nos enfrentamos a lo que se conoce como sobrecarga de correos electrónicos en ordenadores personales, teléfonos inteligentes y tabletas. Y el correo electrónico no da ninguna muestra de que vaya a desparecer. Según datos de Radicati Group, una empresa de investigación de mercados de tecnología, este año ha habido más de 2.100 millones de usuarios de correo electrónico en todo el mundo, y la empresa espera que esa cifra alcance los 2.700 millones para 2016.

Es poco probable que asistamos a la aparición de otro gran servicio de correo electrónico independiente a corto plazo, estamos demasiado acostumbrados a nuestras cuentas de correo actuales, según expertos y emprendedores, acarreando nuestras direcciones de Hotmail, Yahoo y Gmail con nosotros como números de teléfono móvil. Pero muchas pequeñas start-ups buscan formas específicas de mejorar cómo enviamos, recibimos y ordenamos nuestros mensajes.

Varias start-ups y expertos afirman que uno de los mayores problemas con el correo electrónico es que intentamos usarlo de formas para las que nunca se creó: como organizador, por ejemplo, o para facilitar la colaboración en proyectos de grupo. Por ese motivo, muchos de ellos han introducido innovaciones que tratan a la bandeja de  entrada más como una lista de tareas pendientes que como una lista de mensajes. Esa es la idea que hay detrás de Mailbox, una aplicación de correo electrónico para teléfonos inteligentes creada por Orchestra, el grupo que hay detrás de la aplicación de listas de tareas pendientes del mismo nombre.

Gentry Underwood, el director general de la empresa, cuya sede está en Palo alto, California (EE.UU.), conoce los métodos extraoficiales que ya usamos muchos: marcar correos como no leídos para acordarnos de responder, o enviarnos correos electrónicos a nosotros mismos como recordatorios. Afirma que Mailbox intenta reinventar la bandeja de entrada como una herramienta de flujo de trabajo que sea más útil que estos pequeños trucos.

Debido al crecimiento masivo del correo electrónico en los teléfonos inteligentes –y lo que Underwood percibe como una falta de buenas opciones para usar el correo electrónico sobre la marcha- Mailbox está centrado en los usuarios móviles. La aplicación, que se lanzará a principios del año que viene y en un principio solo tendrá interfaz con Gmail, permite a los usuarios dejar mensajes “dormidos” durante un día o más simplemente apartándolos con el dedo. Tiene una posibilidad de aplazamiento que aparta el mensaje hasta que se den determinadas condiciones, por ejemplo, que estés en un lugar concreto. Mailbox tiene planes de cobrar por su aplicación.  

Una de las principales razones por las que la innovación en el campo del correo electrónico se ha estancado, en opinión de Underwood y de otros, tiene que ver con la tecnología que lo respalda. El correo electrónico se basa en dos protocolos, IMAP y POP, que tienen décadas de antigüedad y nunca han cambiado demasiado. Pero cómo usamos el correo electrónico –y los aparatos en los que lo usamos- han cambiado sustancialmente.

“Es un protocolo muy antiguo y pesado que se diseñó en los primeros tiempos de Internet”, explica Underwood refiriéndose a IMAP en concreto. “Evidentemente el volumen de uso se ha convertido en una locura y no se diseñó con lo móvil en mente”.

Más allá de las dificultades técnicas, varios fundadores de start-ups de correo electrónico citan la complejidad de intentar mejorar algo que es extremadamente importante para tantísimos de nosotros, pero que cada uno usa de una manera muy diferente.

“Existen tantas razones diferentes por las que la gente recibe y envía correos electrónicos e incluso una única persona –tú por ejemplo- usa el correo electrónico para toda una serie de usos distintos, afirma Alex Obenauer, fundador de Mail Pilot, una start-up cuya sede se encuentra en Blacksburg, Virginia. “Resulta difícil centrarse en cómo resolver los problemas a los que nos enfrentamos con el correo electrónico sin privar del derecho de uso de muchos otros casos”.

Mail Pilot también usa una interfaz basada en una lista de tareas pendientes, marcando los mensajes como “completado” o “sin completar” en vez de “leído” y “no leído”. La empresa llevó a cabo una campaña de Kickstarter con éxito para recaudar fondos para desarrollar su software: Obenauer y su cofundador, Josh Milas, recaudaron 54.000 dólares (unos 41.000 euros) este año, 19.000 dólares (unos14.000 euros) por encima de su objetivo inicial. Mail Pilot, que cobra una tarifa de suscripción a sus usuarios, se encuentra en fase beta pública ahora mismo, con un servicio basado en la Web. Las aplicaciones están en camino.

Con la esperanza de satisfacer a muchos usuarios al mismo tiempo, una start-up de San Francisco llamada Tray está siguiendo un camino distinto: está convirtiendo el correo electrónico en algo más parecido a un ayudante automatizado. Rich Waldron, cofundador de Tray, afirma que el objetivo de su servicio es poner la comunicación en contexto, contándote lo que ha sucedido cerca de ti, quién te está escribiendo correos, cómo estáis conectados y por qué es importante.

Tray permite a los usuarios establecer tareas condicionales, algo muy parecido al sitio Web IFTT (siglas en inglés de “dadas estas condiciones, entonces sucede esto” –if this, then that), como enviar una respuesta predeterminada para personas específicas si te mandan un correo después de una hora concreta. Waldron afirma que Tray es capaz de prestar atención a las conversaciones, de tal forma que si recibes un correo electrónico de un cliente importante y tu calendario dice que estás en una reunión, puede enviar una nota de forma automática a esa persona diciendo que responderás más tarde. En la actualidad se encuentra en fase beta privada de pruebas, y Waldron espera que acabe siendo un modelo freemium, lo que significa que la versión básica será gratuita, pero habrá versiones de pago con características extra.

Conseguir una masa crítica de usuarios será un gran esfuerzo para la mayoría de las start-ups de correo electrónico. Paul Buchheit, quien dirigió la creación de Gmail y ahora trabaja como socio en el acelerador de start-ups Y Combinator, relata que cuando Gmail estaba en fase de desarrollo era mucho más fácil innovar, porque las alternativas no eran buenas.

“El correo electrónico había estado estancado desde hacía tanto tiempo –desde la década de 1990- que existían muchas oportunidades para que llegáramos y arregláramos algunos problemas muy básicos”. explica. Esos problemas incluían bandejas de entrada demasiado pequeñas, pocas posibilidades de búsqueda y la preponderancia del spam.

Desde entonces Gmail (y otros) han seguido innovando. Este mes, tanto Gmail como Yahoo Mail han lanzado aplicaciones modernizadas para móviles, por ejemplo. Los problemas con el correo electrónico son cada vez más pequeños y la mayoría se refieren a las normas sociales, según Buchheit. Él no cree que los servicios externos que prometen repriorizar u ordenar el correo electrónico según su importancia sean capaces realmente de resolverlos. ¿El mayor problema en su opinión? El control de flujo: siempre hay correos electrónicos entrando y se espera que estemos pendiente de ello y respondiendo a todas horas.

“Desgraciadamente, eso no es algo que se pueda resolver con la tecnología”, afirma.

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