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Deje de fiarse de su pulsera de 'fitness', cada vez está más claro que no funcionan

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La 'start-up' Quanttus dedicó años y millones a un portable para medir la presión arterial desde la muñeca, pero lograrlo está resultando bastante difícil y a sus homólogos les pasa lo mismo

  • por Rachel Metz | traducido por Teresa Woods
  • 16 Marzo, 2016

Diseñar una pulsera que mida de forma constante y precisa actividades como los pasos dados y el ritmo cardíaco representa un reto. Existen multitud de factores que hay que tener en cuenta, como el ruido generado por los movimientos de los brazos, y las maneras en que las diferentes tonalidades o los distintos niveles de conductividad de la piel de los usuarios podrían afectar a las mediciones.

Tal vez nadie sepa esto mejor que los fundadores de Quanttus.  La start-up dedicó varios años y millones de dólares de capital riesgo al desarrollo de un dispositivo que se llevaría en la muñeca capaz de medir la presión sanguínea. La semana pasada lanzó su primer producto, que ni se acerca a cumplir con ese sueño: una app para iPhones para rastrear las mediciones de la tensión.

Llamada Q Heart, la app gratuita invita a los usuarios a registrar sus datos de presión arterial (aunque el usuario tendrá que disponer de un tensiómetro) y vigilar los cambios producidos con el paso del tiempo. También se puede registrar el ritmo cardíaco (aunque a diferencia de otras apps, Q Heart tampoco se encarga de tomar estas medidas) y etiquetar las mediciones para indicar a qué se dedicaba durante los últimos 30 minutos (beber alcohol y ser ligeramente activo, por ejemplo) y lo que está haciendo ahora, además de cómo se encuentra.


Crédito: Patrick Kyle.

La científica de datos principal de Quanttus ,Allison Kelly O’Hair, que dirige la sede de la empresa en Mountain View, California (EEUU), dice que llevan desarrollando la app desde el año pasado. Quanttus la ve como una manera de animar a la gente a que se midan la tensión, tanto si tienen algún problema de salud como hipertensión o hipotensión, como si no.

Pero el resultado es muy distinto al que Quanttus aspiraba en el pasado: un dispositivo inteligente llevado a modo de reloj que pueda monitorizar de forma continua señales como el ritmo cardíaco y la tensión mediante un balistocardiograma (BCG), que mide los movimientos diminutos del cuerpo provocados por el bombeo de sangre realizado por el corazón (ver Una muñequera de fitness que quiere jugar a ser médico).

La empresa había dicho que lo lograría con un sensor óptico colocado en la parte interior de la correa. Este sensor dirigiría una luz hacia la piel para medir cómo el tejido reabsorbe la luz de forma selectiva para medir los cambios de volumen en los vasos sanguíneos que se producen cada vez que late el corazón. Mientras tanto, un acelerómetro podría rastrear los pequeños movimientos corporales resultantes.

La empresa me mostró fotos en 2014 de un prototipo que utilizó para unos estudios de validación en el Hospital General de Massachusetts y el Hospital Brigham y de Mujeres en Boston (todos en EEUU). Se parecía a un reloj digital sin esfera. Una caja esmerilada alojaba una placa de circuito cuadrado cubierto con componentes electrónicos como una batería y un LED verde, todo colocado sobre una correa de reloj.

Fundada en 2012, los esfuerzos de la empresa se basan en el trabajo de posgrado del cofundador y director científico, David He (uno de los Innovadores menores de 35 de 2014 de MIT Technology Review). La empresa ha recaudado 22 millones de dólares (unos 20 millones de euros) en financiación, la mayor parte en una ronda de serie A en febrero de 2014 liderada por las agencias de capital riesgo Khosla Ventures y Matrix Partners (se había producido antes una ronda de inversión semilla de 3 millones de dólares, o unos 2,7 millones de euros, de parte del fundador de Khosla Ventures, Vinod Khosla).

En cuanto a si Quanttus sigue trabajando en esa pulsera para medir la tensión, y cuántos progresos han logrado, O´Hair dice que no quiere hacer comentarios sobre dónde se encuentra la empresa respecto al dispositivo. Pero, afirma: "Seguimos pensando en algo más grande que la app".

Un antiguo empleado de Quanttus, que habló bajo condición de anonimato, dice que desarrollar el producto les llevó más tiempo de lo esperado. Quanttus no es la única empresa que ha luchado por captar señales fiables y continuas desde la muñeca. Algunos usuarios del Apple Watch se han quejado de que lecturas de pulso que el dispositivo ofrece son imprecisas durante determinados ejercicios. Y la propia compañía informa de que las actividades que incluyan "movimientos irregulares" como el tenis y el boxeo no generarán unos resultados tan precisos como actividades "rítmicas" como correr o montar en bicicleta.

El dispositivo de Apple sólo rastrea el ritmo cardíaco de forma continua mientras el usuario utilice su app Workout; de otra manera, intenta medir el ritmo cardíaco cada 10 minutos pero no lo hará mientras el usuario esté en movimiento (también se le puede instar manualmente a que realice una medición). 

Sin importar quién se encuentre detrás de las mediciones, el problema puede que consista simplemente en que mientras que la muñeca parece un sitio lógico para un dispositivo portable (estamos acostumbrados a llevar reloj, después de todo) realmente no representa un buen emplazamiento corporal para rastrear señales biológicas (ver Tatuajes y mucho vello aún impiden que los 'wearables' sean útiles en salud). El oído, por ejemplo, parece servir mucho mejor (ver Los auriculares podrían ser más eficaces para medir los biorritmos); y de hecho, el trabajo de posgrado de He se centró en un monitor de BCG que se coloca en el oído. 

Medir las señales biológicas desde la muñeca es más cómodo, pero incluso el hecho de recopilar datos del ritmo cardíaco representa un problema "no trivial", según el profesor adjunto de la Universidad de Alabama en Hunstville (EEUU) Emil Jovanov, que estudia la monitorización fisiológica en tiempo real. Además de problemas como separar la señal objetiva del ruido de los artefactos de movimiento, no se consigue un contacto perfecto con la piel, y la piel de distintas personas puede provocar variaciones en la calidad de la señal recogida.  La temperatura, añade, puede jugar un papel también.

"Uno puede estar en un entorno de interiores con una temperatura ambiente y disponer de una buena señal, para salir fuera y perder la señal por completo porque desaparecen, o se hunden, todos los vasos sanguíneos", explica. E insiste en que leer la tensión de forma precisa con un portable colocado en la muñeca resulta aún más difícil.

O´Hair también está de acuerdo en que rastrear la presión arterial en particular, y hacerlo de forma continua, es un "problema espinoso". Resulta difícil alterar el statu quo, dice, el cual depende actualmente del tipo de brazalete que se suelen emplear en las consultas de los médicas como el estándar de oro.

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