En
nuestro Sistema Solar, los planetas se dividen en dos tipos. En primer lugar,
están los planetas rocosos como la Tierra, Marte y Venus, similares en tamaño y
con atmósferas gaseosas. Luego están los gigantes gaseosos, como Júpiter,
Saturno y Urano. Estas enormes bolas de hojaldre son dos o más órdenes de
magnitud mayores que sus primos rocosos.

Tal vez
lo más extraño de todo sea que no hay planetas a medio camino; nada que se
encuentre entre el límite de pececillo rocoso y gigante gaseoso.

Esta
clara distinción ha ocupado gran parte del pensamiento de los astrónomos sobre
la formación de planetas. Uno de los principales retos a los que se han
enfrentado es llegar a una teoría que explique la formación de dos tipos
completamente diferentes de planetas, aunque no híbridos que compartan
características de ambos.

Ese
tipo de pensamiento va a tener que cambiar. Parece como si hubiéramos sido
engañados por nuestro propio Sistema Solar. Cuando los astrónomos miran a otra
parte, esta división planetaria de dos niveles desaparece.

Varios
astrofísicos han descubierto más de 500 planetas orbitando alrededor de otras
estrellas, y todos estos sistemas parecen totalmente diferentes a nuestro
Sistema Solar. Han visto una clase de planetas completamente nuevos como los
Súper Júpiter, muchas veces más grandes que nuestro planeta más grande, con
órbitas más cercanas que la de Mercurio.

Pero el
que nos interesa tiene una masa que abarca todo el rango desde la Tierra a
Urano, exactamente el rango que no se encuentra en nuestro Sistema Solar.

Los
astrónomos están llamando a estos nuevos tipos de planetas Súper Tierras, y
hasta ahora se han encontrado más de 30 de ellos.

Nader
Haghighipour en la Universidad de Hawai en Honolulu (EE.UU.) habla sobre lo que
sabemos acerca de las Súper Tierras y muestra que están cambiando la forma en
que los astrónomos piensan acerca de la formación de planetas. Su mera
existencia, por ejemplo, debería permitir a los astrofísicos rechazar una gran
parte de las teorías actuales sobre la formación de planetas.

Por
supuesto, la cuestión sobre las Súper Tierras que genera más interés es si
pueden sustentar la vida. A tal fin, Haghighipour discute la posibilidad de que
estos planetas puedan ser rocosos con una atmósfera relativamente delgada, que
tengan núcleos dinámicos que generen un campo magnético y que quizá puedan
apoyar la tectónica de placas. Por encima de todo, está la cuestión de si
pueden poseer agua líquida.

Es una
lectura fascinante. Pero cuando toda esta nueva información haya sido absorbida
por la comunidad, a los astrónomos aún les quedará un rompecabezas importante.
¿Por qué nuestro Sistema Solar es tan diferente de todos los demás que podemos
observar?, ¿por qué tiene esta clara distinción en cuanto al tipo de planeta y
qué relevancia tiene esto en cuanto a la cuestión de la habitabilidad?

Este es
un misterio que los astrónomos apenas han empezado a discernir.

Ref:
http://arxiv.org/abs/1108.0031: Super-Earths: A New Class of Planetary Bodies