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Tecnología y Sociedad

Start-up Chile

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Este programa, nacido hace dos años e impulsado por el Gobierno de Chile, ha colocado al país en el mapa mundial de la innovación, de las 'start-ups' y del capital riesgo.

  • por Javier Santiso | traducido por
  • 28 Agosto, 2012

En apenas un año de existencia, la aceleradora de start-ups tecnológicas Wayra, potenciada por Telefónica, ha recibido más de 12.000 proyectos por parte de emprendedores tecnológicos, la gran mayoría de ellos en América Latina y en España.  Desde México hasta Lima, pasando por Bogotá, Buenos Aires, Caracas, Santiago o Sao Paolo, no hay ciudad del continente dónde no se hayan asomado cientos y cientos de proyectos. En la actualidad, ya existe casi un centenar de start-ups así creadas en todo el continente, algo inédito.

Con ello se derrumba un mito arraigado en el mundo latino: que no hay (suficientes) emprendedores en América Latina y/o en España. Todo lo contrario. Wayra no es, sin embargo, lo único que se está moviendo en el continente. Una de las experiencias más llamativas se está dando en el extremo sur de la región, en Chile. Allí se ha iniciado, desde hace dos años, Start-Up Chile, un programa impulsado por el Gobierno que ha colocado a Chile en el mapa mundial de la innovación, de las start-ups y del capital riesgo.

Coordinado por la CORFO chilena, una agencia gubernamental, Start-Up Chile ha recibido hasta la fecha más de 3.000 aplicaciones, 300 de ellas han sido seleccionadas y más de 100 start-ups ya se graduaron del programa de aceleración. El impulso al ecosistema chileno ha sido masivo si se toma en cuenta que existen unas 220 start-ups operadas por extranjeros en el país. Estas recibieron más de 10 millones de dólares de financiación, sobre todo procedente de Estados Unidos.

Creado en 2010 -fruto de la idea de un chileno graduado en la Universidad de Stanford (Nicolás Shea), en Estados Unidos, el programa  conlleva un apoyo integral a los emprendedores extranjeros que se asientan en Santiago de Chile: éstos reciben cada uno 40.000 dólares para seis meses, visados válidos para un año y se les ayuda para que tengan un aterrizaje suave en el país (abrir una cuenta bancaria, registrarse en la policía nacional,  obtener una vivienda, dar de alta una línea de teléfono, etc.). También ofrece apoyo de un padrino, emprendedor local, que ayuda en el aterrizaje y todo el apoyo de la incubadora.

El programa busca atraer 1.000 start-ups al país en apenas cuatro años. La inversión anual es de 15 millones de dólares, es decir, unos 60 millones de dólares en total. Hasta ahora, Start-up Chile ha atraído emprendedores de más de 70 nacionalidades diferentes y ha colocado al país andino como uno de los principales centros de emprendimiento y start-ups del continente, según TechCrunch. Revistas internacionales han centrado su  atención sobre el país, empezando por las publicaciones del MIT, The Economist o la fundación Kauffman, que ya dedicaron especiales a este experimento.

Start-Up Chile, más allá de sus logros y desafíos, ha conseguido algo único: colocar un país conocido sobre todo por sus materias primas (es el principal productor y exportador mundial de cobre) en el mapa del emprendimiento a nivel mundial. No es poca cosa para inspirar a otros.

Javier Santiso es profesor de Economía en ESADE Business School  y director del ESADE Centre for Global Economy and Geopolitics (ESADEgeo) 

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