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Biotecnología

Los retos más urgentes de la medicina, en manos de los 'hackers'

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Programadores, médicos y diseñadores se reúnen en el HUB Madrid para crear aplicaciones con las que abordar juntos problemas como el infarto o la anorexia.

  • por Elena Zafra | traducido por
  • 31 Julio, 2013

Hackeando el diagnóstico de la anorexia: El equipo 'Be Another Lab' prueba un dispositivo que permite recrear qué se siente al estar en el cuerpo de otra persona. Fuente: M+Visión Consortium

Una puerta de plancha metálica pintada de brillantes colores abre paso al espacio donde se celebra el hackaton. En la calle el sol dispara los termómetros, pero dentro del HUB Madrid una lluvia de ideas arrecia desde primera hora de la mañana. Allí se han reunido decenas de personas con sus regletas, ordenadores, cables y placas Arduino y un objetivo común: hackear la medicina.

La dinámica es sencilla y funciona a toda velocidad: plantear problemas concretos y recurrentes en el ámbito de la sanidad y proponer soluciones basadas en hardware, software y grandes dosis de ingenio. Lo que hoy parece una idea etérea -poco más que buenas intenciones- mañana será una demo funcional que competirá por el favor de los jueces y puede acabar convirtiéndose en una herramienta que mejore la vida de millones de personas.

"Algunas de las ideas y expresiones que usamos en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Estados Unidos) y que nos parecen perfectamente naturales allí puede que no sean del todo claras aquí", nos advierte de entrada el responsable de comunicación del evento, organizado por el Consorcio Madrid-MIT M + Visión y el programa Hacking Medicine del MIT. Se refiere a ese concepto de hackear la medicina, algo que puede sonar exótico pero que sólo es la condensación de una ambiciosa idea: crear un ecosistema en el que ingenieros, informáticos, diseñadores, médicos y emprendedores cooperen en el desarrollo de aplicaciones innovadoras que generen el mayor impacto en el bienestar de los pacientes. En este caso, el objetivo es hacerlo en dos días de creatividad a contrarreloj y búsqueda de sinergias en un hormiguero de actividad donde la media de edad de la concurrencia ronda la treintena y escasean las corbatas.

Uno tras otro, los participantes salen de sus corrillos -en los que hablan y programan junto a otros hackers interesados en la misma idea- y toman el micrófono para poner en común su trabajo, proponer soluciones a preguntas aún abiertas o poner sus habilidades al servicio de otros equipos. "Si alguien necesita ayuda técnica sobre visualización en plataformas web o móviles, encantado de ayudar", ofrece un joven desarrollador.

Tras casi una hora de interacciones y con los equipos ya prácticamente formados, las ideas comienzan a consolidarse. Un chico habla de construir una especie de menú web donde los pacientes puedan conocer al detalle información sobre coste, eficiencia, tiempos de atención y satisfacción de usuarios de servicios médicos de varias ciudades y pide ayuda para crear un equipo que la saque adelante: "Necesitaríamos un desarrollador web, un emprendedor que ayude a levantar fondos, un médico...", va enumerando el cabecilla.

Toma el relevo al micrófono una chica: quiere crear una aplicación de monitoreo de las calorías que consumimos a lo largo del día, y arranca risas en el auditorio al sugerir incorporar "cámaras para poder verte a ti mismo comiendo" complementadas con "un sistema de seguimiento del cerebro para medir el grado de satisfacción que aporta cada alimento que metes a la boca".

Otra de las ideas gira en torno a la mejor gestión del infarto del corazón. Uno de los participantes propone crear una aplicación que incluya diferentes funcionalidades, desde un directorio de recursos, hasta videoconferencia con el médico, un sistema para recaudar fondos a través de financiación colectiva para familiares de pacientes afectados y una tienda en línea con productos relacionados con esta dolencia.

El último en hablar es Álvaro, un estudiante de medicina que se muestra preocupado por el problema de las infecciones derivadas de los análisis rutinarios que se hacen en el hospital, “especialmente entre personas mayores”, concreta. "Es necesario crear un sistema para extraer líquidos previniendo esas infecciones", añade el joven.

Tras la segunda ronda de intervenciones comienza el trabajo serio. Un puñado de mentores merodea entre los grupos asesorando a los equipos. Artur y Dani lideran el proyecto "Be Another Lab" y están trabajando en un dispositivo llamado "La Máquina de Ser Otro” que permite recrear qué se siente al estar en el cuerpo de otra persona. Esto lo consiguen mediante un equipo formado por unas gafas que lleva uno de ellos y una cámara que graba a otra persona que imita los movimientos de la primera. Entre las posibles aplicaciones de esta tecnología el equipo ha pensado en el diagnóstico de la anorexia y la rehabilitación de personas con párkinson o que hayan perdido la movilidad de la mitad de su cuerpo tras sufrir un ictus.

"Muchas veces las personas con anorexia nerviosa no son conscientes de lo que les pasa porque tienen una distorsión de su percepción corporal y no buscan asistencia”, explica Álvaro Sánchez-Ferro, médico y actual fellow del programa M+ Vision que se ha unido al grupo de Artur y Dani. “Con este sistema puedes ver cómo está de distorsionada esa percepción corporal, detectar personas con problemas, por ejemplo, en colegios e institutos, y hacer intervenciones más precoces”, añade.

Por su parte, Artur es ingeniero de sistemas interactivos y congnitivos y trabaja creando sistemas de terapia de rehabilitación motora para personas que han perdido movilidad por daños cerebrales. “Diseño entornos virtuales en los que se amplifican los movimientos que hace la persona para provocar una respuesta en el cerebro, hacer funcionar su plasticidad y mejorar la capacidad motriz”, explica.

En esta otra línea, Dani detalla que quieren usar la Máquina de Ser Otro para crear un sistema en el que “se copia la mitad del cuerpo para poder hacer ejercicios de simetría y así, aunque la persona no se esté moviendo muy bien o simétricamente, se engaña al cerebro y él sí verá que existe esa simetría”. En este caso la persona se ejercitaría ella sola y vería a través de las gafas la imagen de su propio cuerpo, una de cuyas “mitades” estaría duplicada artificialmente y sería espejo de la primera. “Cuando él mueve una mano, ve como la otra se mueve e intentará corresponder con lo que está viendo”, explica Dani.

Aunque saben que en estos dos días no lograrán un sistema plenamente funcional, este equipo se ha marcado objetivos ambiciosos: “Creemos que estas dos propuestas se pueden demostrar rápidamente”, aseguran, y se ponen a trabajar con sus ordenadores y cámaras para lograr que la simetría ficticia de la que hablaban “se vea en la gafas”.

Para Sánchez-Ferro esta es una experiencia novedosa como profesional médico. “La interacción con otras disciplinas hace que puedas trasladar cosas que no habías pensado a la práctica clínica”, asegura. “La multidisciplinariedad te hace ver que quizá algunas de tus ideas no eran tan irreales”.

Además, confía en que este tipo de tecnologías ayuden a sacar el concepto de diagnóstico fuera del hospital. “En un colegio los propios profesores podrían tener un programa de prevención para detectar niños que puedan estar en riesgo", propone. “Así podrían hacer un diagnostico que no dependiera de un sistema de salud que siempre es limitado”, añade el joven.

Por fin, tras casi veinte horas de trabajo frenético, el hackaton toca a su fin y los representantes de los equipos ejecutan sus demos y defienden sus avances ante los jueces: el emprendedor en serie Tim Harper, la mentora y experta en inversión Paloma Cabello, y Robert Padera, médico del Hospital Brigham & Womens, en Boston (Estados Unidos).

Se atisban caras de cansancio y satisfacción y bastantes nervios entre los primerizos. Los jueces indagan en cuestiones prácticas y de usabilidad, preguntan a los jóvenes hackers por sus modelos de negocio, y no dejan de lado cuestiones como la privacidad, especialmente en propuestas que implican la recogida y análisis de grandes volúmenes de datos. Cabello lanza un consejo para futuras ediciones: “Tenéis que convencernos de cómo va a golpear vuestra propuesta el mercado; eso nos impresiona”; y, por su parte, Harper agradece el espíritu y esfuerzo de los participantes: “Todos los que estáis aquí sois ejecutores (doers) más que habladores (talkers)", afirma.

Finalmente llega el veredicto. La gloria es para la aplicación para teléfonos inteligentes “SleepMeter”, capaz de determinar la calidad del sueño (y la posible apnea) de forma pasiva, mediante un algoritmo que analiza el sonido de la respiración del durmiente. También hay reconocimientos para otro puñado de proyectos prometedores, como una web para comparar la oferta de tratamientos odontológicos en las diferentes clínicas de una ciudad, o un sistema basado en crowdsourcing para acelerar la detección de la malaria que se basa en usar un nuevo tipo de captcha (tests que determinan cuándo el usuario que intenta acceder a un servicio web es o no humano). Este caso dicho test sería una imagen al microscópio de una muestra de sangre en la que hace falta verificar si hay o no parásitos ("puntos" en la imagen fácilmente identificables).

El equipo de “Be Another Lab” se marcha contento. Han mejorado su propuesta, logrado una mención de los jueces a la demo más espectacular y aprovechado para hacer muchos contactos. “Un compañero que es profesor universitario nos ha propuesto ir a presentar nuestra tecnología allí”, comenta Dani.

Para los organizadores lo mejor de estas jornadas ha sido también la creación de redes, el nacimiento de nuevos equipos, el descubrimiento de nuevas posibilidades surgidas de la suma de aptitudes. "La idea central es juntar a personas de diferentes trayectorias con la noción de que así las cosas acabaran encajando", explica Martha Gray, profesora de la División de Ciencias de la Salud y Tecnología de Harvard-MIT, y directora del consorcio Hacking Medicine. "El mayor éxito es que la gente que antes no se conocía, que no creía que pudiera estar involucrada en proyectos de innovación, sigua trabajando junta en resolver problemas después de que acabe este evento", concluye la experta.

Biotecnología

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