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Biotecnología

El análisis y seguimiento de la muerte celular podría servir de ayuda en los tratamientos contra el cáncer

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Un tratamiento en fase inicial podría mejorar la prognosis de los pacientes.

  • por Lauren Gravitz | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 01 Febrero, 2010

A la hora de tratar un cáncer agresivo, por ejemplo en el pulmón o en el cerebro, los oncólogos saben que cuanto antes puedan determinar si el tratamiento no está teniendo éxito, antes podrán hacer una reevaluación y, en caso de ser necesario, recetar un nuevo curso de acción. Sin embargo, normalmente se tardan dos o más meses en realizar las comparaciones entre el antes y el después que ayudan a determinar si el tumor se está reduciendo. Una compañía israelí llamada Aposense acaba de anunciar que quizá haya encontrado la forma de acelerar el proceso drásticamente: un marcador para la toma de imágenes que, cuando se usa con escáneres PET, indica la presencia de células moribundas.

La apoptosis, el proceso por el que las células se suicidan, en un mecanismo vital en el cuerpo encargado de eliminar células dañadas, infectadas o poco saludables. Sin importar el tipo de enfermedad o el tejido, las células que llevan a cabo la apoptosis poseen unas características muy distintivas—el perfil eléctrico de sus membranas cambia, las células se vuelven más ácidas, y los lípidos de la membrana pierden su rigidez para acabar mezclándose. Aposense cree haber encontrado un marcador para este tipo de características, que permitiría a los doctores obtener imágenes de la muerte celular y por tanto determinar si la radiación y la quimioterapia están funcionando a los pocos días de empezar el tratamiento.

“Hemos diseñado unas pequeñas moléculas con una especificidad muy alta para la célula apoptótica,” afirma el científico jefe Ilan Ziv. “Cuando esta pequeña molécula reconoce una serie de alteraciones en la membrana apoptótica, se vincula a la célula, pasa por la membrana y empieza a acumularse.”

Esta molécula se coloca en los pacientes en estado inactivo, y el entorno ácido que rodea a las células apoptóticas hace que se active. Después, la nueva conformación reconoce a las células moribundas gracias a la alteración en sus membranas, se vincula a dichas membranas y pasa hasta la célula aprovechándose de la localización irregular de los lípidos. La molécula se puede vincular al isótopo fluoruro-18, usado para facilitar la toma de imágenes con los escáneres PET.

Durante un estudio inicial con siete pacientes de tumor cerebral, los investigadores de Aposense tomaron imágenes antes, inmediatamente después y entre seis y ocho semanas después de la terapia de radiación. Los resultados mostraron una fuerte correlación entre la identificación del marcador de la apoptosis y el subsiguiente reducimiento del tumor. “Puesto que podemos observar si el paciente obtiene o no un beneficio de la radiación, se puede empezar a pensar inmediatamente en tratamientos alternativos si es necesario,” afirma el director general de Aposense Yoram Asher.

En la actualidad el grupo está en la Fase II de las pruebas clínicas en colaboración con una serie de importantes centros contra el cáncer en los EE.UU., observando tumores sólidos en el cerebro, los pulmones, la cabeza y el cuello. “Siempre estamos a la búsqueda de formas de medir la respuesta ante la efectividad de nuestras terapias,” afirma Aaron Allen, oncólogo de radiación en el Centro contra el Dana-Farber/Harvard Cancer Center, así como investigador principal de las pruebas. Cuando más personalizado sea el tratamiento, mejor estará el paciente, afirma. “Queremos desarrollar una forma de hacer que cada tumor se trate de la forma necesaria. Y cualquier herramienta que podamos usar para medir el efecto de nuestra terapia cuando antes mejor, crea una oportunidad para poder personalizar el tratamiento.”

El producto también tiene potencial como ayuda en las investigaciones. Michael Zalefsky, oncólogo de radiación en el Centro contra el Cáncer Memorial Sloan-Kettering de Nueva York, así como otro de los investigadores de las pruebas clínicas, lleva a cabo investigaciones acerca de los implantes de semilla radioactiva para el cáncer de próstata. “Cuanto más sepamos sobre el trazador de Aposense, más podría ayudarnos a predecir el grado de sensibilidad de las células tumorales ante el tratamiento particular que estemos utilizando,” afirma. “Tiene muchos beneficios potenciales, pero hay que seguir explorándolo mediante estudios futuros.”

Dado que las características de las células apoptóticas son universales, Aposense señala que su trazador también podría usarse para investigar otras enfermedades. En neurología, los investigadores de la compañía creen que el trazador podría usarse para obtener imágenes del daño producido por una apoplejía; en cardiología, podría identificar áreas dentro de los vasos sanguíneos con placas arterioescleróticas inestables; en los transplantes de órganos, podría usarse para identificar el rechazo durante sus fases iniciales.

Sin embargo la tecnología aún tiene mucho camino por delante para probarse a sí misma, y hay a quienes les preocupa que Aposense pueda estar yendo demasiado rápido. Francis Blankenberg, profesor asociado de radiología y pediatría en la Universidad de Stanford, especializado en la investigación de la toma de imágenes de la apoptosis, lleva mucho tiempo siguiendo los progresos de la compañía. No está convencido de que la molécula trazadora funcione tal y como se describe—afirma que Aposense nunca ha publicado más que especulaciones acerca de su modo de acción en una publicación revisada por otros profesionales del sector. También le preocupa que la adhesión de la molécula sea tan pobre que la dosis requerida para la toma de imágenes sea excesiva. “Deja de ser un trazador cuando se utiliza en esas cantidades,” señala.

El hecho de que el marcador de Aposense sea efectivo en los tratamientos de cáncer debería establecerse pronto. La compañía espera poder completar la Fase II de las pruebas con entre 90 y 100 pacientes este año, y espera haber concluido una Fase III con más pacientes para 2012. Asher espera que los resultados anuncien una nueva era dentro de los tratamientos personalizados contra el cáncer. “A la hora de intentar predecir la respuesta del paciente antes del tratamiento, hay que tener en cuenta muchas variables,”afirma. “Lo que estamos ofreciendo es una forma de ver los efectos de la terapia en vivo. Podemos hacerlo de forma repetida con el paciente durante el tratamiento, y nos ofrece una oportunidad para individualizar el proceso.”

Biotecnología

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