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Biotecnología

Un sistema de advertencia temprana sobre la existencia de un cáncer

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Los autoanticuerpos podrían alertar a los doctores acerca del desarrollo de un cáncer.

  • por Jennifer Chu | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 09 Febrero, 2010

Una nueva herramienta de análisis desarrollada por un grupo de científicos en Dinamarca podría ayudar a detectar las fases más iniciales de cáncer mediante el aprovechamiento de las propias defensas del cuerpo. Los investigadores han construido un sistema de micromatrices capaz de analizar la sangre del paciente a la búsqueda de una clase específica de agentes inmunes llamados autoanticuerpos. Estos agentes atacan a los propios tejidos del cuerpo, ensañándose contra lo que creen percibir como células “extranjeras,” como por ejemplo ciertas moléculas específicas situadas sobre la superficie de los tumores.

Los investigadores descubrieron que, dentro de un número limitado de muestras de sangre, los tests de análisis podían detectar autoanticuerpos asociados al cáncer en pacientes a los que recientemente se les había diagnosticado un cáncer de próstata, pecho u ovarios. Los individuos sanos no mostraron signos de poseer los agentes inmunes en su sangre. Estos descubrimientos, publicados en la revista Cancer Research, sugieren que los autoanticuerpos podrían ser biomarcadores efectivos del desarrollo inicial del cáncer.

Normalmente, el sistema inmune lanza un ataque de anticuerpos en presencia de un invasor extranjero o un antígeno, como por ejemplo una bacteria o un virus. Sin embargo, en algunos casos, como por ejemplo en la artritis reumática o la diabetes, el sistema inmune ataca al mismo cuerpo, liberando autoanticuerpos que acaban atacando a sus propios tejidos. En el caso del cáncer, estos autoanticuerpos atacan a ciertos antígenos de la superficie de las células tumorales. Hans Wandall, profesor asociado de medicina celular y molecular de la Universidad de Copenhague en Dinamarca, afirma que en el futuro próximo, un simple test de sangre podría detectar la presencia de autoanticuerpos como signo de advertencia del desarrollo de un cáncer.

Los médicos ya son capaces hoy día de administrar pruebas sanguíneas destinadas al análisis de ciertos tipos de cáncer. Estos tests detectan niveles elevados de ciertos marcadores tumorales—componentes químicos asociados con tumores que circulan por la sangre, como el antígeno específico de la próstata relacionado con el cáncer de próstata, o el antígeno cancerígeno 125 para el cáncer de ovarios. Sin embargo, estos antígenos también pueden ser fabricados a veces por células sanas, y además su presencia se ha localizado en otros tipos de enfermedades no cancerígenas, lo que hace que esta clase de tests no sean infalibles.

Wandall añade que este tipo de antígenos tumorales son difíciles de detectar en las fases iniciales del cáncer, puesto que los componentes químicos, una vez fabricados por el tumor, son expulsados al flujo sanguíneo y finalmente acaban siendo absorbidos por el hígado. “Es como ir cuesta arriba, porque puede que el tumor produzca la proteína, pero si se encuentra en su fase inicial, será en cantidades pequeñas y acabarán siendo eliminadas por el hígado,” señala Wandall. “Y por ese motivo nos centramos en la respuesta inmune, que actúa como una especie de espejo inmunológico acerca de lo que está ocurriendo con el cáncer.”

Wandall afirma que el sistema inmunitario puede reconocer y buscar antígenos tumorales, incluso a niveles bajos, y atacarlos con autoanticuerpos que se vinculan a los antígenos antes de que alcancen el hígado. Estos agentes inmunes pueden circular durante mayor tiempo y en cantidades mayores si se comparan con los propios antígenos tumorales, lo que hace que sean más fáciles de detectar.

Wandall y sus colegas quisieron diseñar un test para detectar autoanticuerpos relacionados con el cáncer que actúan sobre una clase específica de antígeno tumoral llamado mucin. Durante los últimos años, los investigadores se han centrado en los mucines como posible marcadores tumorales puesto que están presentes en cantidades anormalmente altas y en múltiples tipos de cáncer. Sin embargo, como ocurre con otros marcadores tumorales, los mucins también se han observado en otros tipos de enfermedades no cancerígenas.

Para generar una respuesta de autoanticuerpos específica contra el cáncer, los investigadores crearon la teoría de que debían hacer que el antígeno mucin incluyese un rasgo específico del cáncer. Durante los últimos años, los científicos han descubierto unos novedosos cambios que se producen sobre las superficies de las células al tiempo que se vuelven cancerígenas. Normalmente, la superficie de las células sanas está cubierta con proteínas unidas a largas cadenas de azúcar. En el cáncer, las cadenas de azúcar, o glicanos, se reducen de manera anormal—y el rasgo sólo se expresa en las células cancerígenas.

El equipo de Dinamarca formuló la hipótesis de que al combinar un antígeno asociado con tumores como el mucin con un cambio glicano específico del cáncer, podrían detectar una respuesta robusta de autoanticuerpos específica del cáncer.

Los investigadores sintetizador químicamente un mucin llamado MUC1, y lo unieron a cadenas de glicanos cortas similares a las encontradas en el cáncer. Después vincularon las estructuras a la superficie de una micromatriz. El equipo recogió unas muestras de suero de tres grupos, cada uno de cuales con 20 pacientes con cáncer de próstata, pecho o de ovarios. Wandall y su equipo pasaron cada muestra de suero por la micromatriz, seguida por una solución con un agente fluorescente encargado de iluminar la presencia de autoanticuerpos.

El grupo descubrió que los autoanticuerpos estaban presentes en entre un 20 y un 30 por ciento de los pacientes de cáncer, frente a un porcentaje nulo con las muestras de los pacientes sanos. Wandall afirma que en el futuro tiene pensado incrementar la especificidad del test mediante la combinación de estructuras cortas de glicanos con otras proteínas asociadas con el cáncer.

Michael Hollingsworth, profesor de bioquímica y biología molecular en el Centro Médico de la Universidad de Nebraska, colaboró con Wandall en el diseño del test de análisis. Hollingsworth cree que estos tests podrían ser una herramienta de análisis que se incorporase en los chequeos físicos anuales. “No es cuestión de usarlo como diagnóstico para decir, sí, usted tiene cáncer de páncreas,” afirma Hollingsworth. “Simplemente se trata de usarlo para decir, muy bien, usted tiene que hacer que le miren esto más de cerca.”

Suzanne Miyamoto, profesora asociada de hematología y oncología en el Centro contra el Cáncer de la Universidad de California, en Davis, está desarrollando una herramienta de análisis de cáncer similar mediante la incorporación de cambios relacionados con el cáncer en las estructuras de glicanos. Miyamoto considera que el diseño de Hollingsworth y Wandall es prometedor. “Creo que tiene potencial,” afirma Miyamoto. “Es sólo preliminar, y decididamente van a necesitar llevar a cabo más procesos de validación para observar distintos tipos de cáncer, como los benignos contra los malignos, y ver cómo funciona en los tests clínicos de laboratorio. Sin embargo su plataforma se puede adaptar fácilmente al laboratorio clínico.”

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