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Tecnología y Sociedad

Business Impact: Google busca energía limpia

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El gigante de Internet pensaba que lograría generar energía renovable barata, pero no ha sido tan sencillo.

  • por Jessica Leber | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 10 Abril, 2012

Google creía firmemente que sus ingenieros podrían inventar una solución a los problemas energéticos del mundo. En la actualidad, la empresa cuenta con una nueva estrategia: financiar proyectos de energía limpia menos arriesgados con los que sí pueda lograr un impacto.

El año pasado, Google invirtió más que nunca en energía renovable, gastando 880 millones de dólares (660 millones de euros) en financiar proyectos convencionales de energía limpia, tales como paneles solares en tejados de California. Sin embargo, ese no es el papel que la empresa tenía previsto en 2007, cuando su cofundador y actual director general, Larry Page, declaró que entraría en la investigación energética de forma directa, con la intención de inventar "rápidamente" formas baratas de generar "electricidad renovable a una escala de importancia mundial".

Google creía que su creatividad e innovación marcarían la diferencia. Creó un plan interno para que Estados Unidos dejase de depender de los combustibles fósiles en 22 años. Publicó ofertas de puestos de trabajo para ingenieros que pudieran acelerar el diseño de proyectos de energías renovables, y creó un equipo para trabajar en la mejora del helióstato, un dispositivo de espejos que enfoca los rayos del sol para producir energía térmica. Su brazo filantrópico, Google.org, comenzó a invertir en start-ups con ideas audaces.

Los fundadores de Google estuvieron directamente involucrados. Una start-up, Makani Power, tenía previsto originalmente mover barcos usando cometas, pero Page y su cofundador, Sergey Brin, la convencieron para dedicarse a las turbinas eólicas voladoras de gran altitud. "Era muy intrépidos", señala el director general de Makani, Corwin Hardham. "Me dijeron: 'Es algo arriesgado, no sabemos todavía si va a funcionar, pero es muy prometedor'".

La rapidez de acción de la empresa cautivó a los expertos en energía, al igual que su meta de producir un gigavatio de electricidad renovable a precios que fueran competitivos con los combustibles fósiles. "Estando en Google era fascinante ver la rapidez con que las cosas podrían pasar a gran escala", afirma Dan Reicher, ex director de Google para cambio climático e iniciativas de energía, que dejó la compañía en 2010 para dirigir en Centro Steyer-Taylor de Política Energética y Finanzas de la Universidad de Stanford. "Me parecía una diferencia fundamental, puesto que el mundo del software mide los plazos en meses". En comparación, señala Reicher, los paneles solares han estado disponibles desde hace 30 años, pero representan menos del 1 por ciento de la producción total de electricidad de EE.UU.

En noviembre pasado, sin embargo, Google eliminó el programa conocido como RE<C (energía renovable (RE) más barata que el carbón (C)), junto con varias iniciativas que no habían obtenido los resultados deseados. Otras compañías, afirma Google, estaban en una mejor posición para promover tecnologías de energía específicas.

La verdad es que las apuestas eclécticas de Google sobre innovaciones de energía que fueran potencialmente rompedoras nunca llegaron muy lejos. Tomemos como ejemplo a PowerMeter, otro proyecto cancelado. El programa estaba destinado a ayudar a los propietarios de las casas a controlar su consumo de energía. Kurt Brown, un empresario emprendedor del sector de la energía, afirma que tenía un gran defecto: "Su interfaz era muy compleja. Prácticamente solo resultaba interesante para gente muy conocedora de Google".

Los planes cancelados muestran los peligros de creer que el éxito en la informática -donde los productos pueden tardar solo días en alcanzar la fase de prototipo- puede trasladarse a la energía. "La actitud de la TI (Tecnología de la Información) es genial cuando se combina con la humildad de lo que es posible", afirma Jonathan Koomey, experto en efectos ambientales de la computación en la Universidad de Stanford. "Pero si crees que vas a reformar el sector de la energía de la noche a la mañana, solo porque lo has hecho con el software, resulta falso y arrogante".

Algunas personas involucradas directamente en los proyectos señalaron que Google tuvo dificultades para orientar su investigación en energía, ya fuera directamente o a través de start-ups. "Queríamos alcanzar el éxito, no lo conseguimos del todo", afirma un alto directivo que desde aquel entonces ya no trabaja en Google. "Es difícil para una empresa cuyo único objetivo no es la innovación energética impulsar dicha innovación de forma sustancial en los sistemas de energía".

Sin embargo, Google no ha renunciado a la energía verde. Los 880 millones invertidos en energías renovables en 2011 supusieron cerca de 10 veces más de lo gastado en 2010, situándola entre aquellas empresas que gastan más en el sector (BP, por su lado, ha invertido alrededor 1.600 millones de dólares, 1.200 millones de euros).

Mientras que su anterior trabajo de ingeniería estaba dirigido a impulsar nuevas tecnologías, la estrategia actual de Google está centrada principalmente en la financiación del despliegue de paneles solares comerciales y turbinas eólicas a través de las llamadas inversiones en el mercado de impuestos. Estas inversiones, por lo general utilizadas por bancos o grandes empresas de energía, proporcionan un rendimiento financiero, así como rebajas en los impuestos federales, que sumadas pueden alcanzar hasta un 30 por ciento de lo invertido.

La financiación ya no proviene del brazo filantrópico de Google sino de su tesorería, que posee 44.000 millones de dólares (33.000 millones de euros) en dinero en efectivo. El director de energía y sostenibilidad de Google, Rick Needham, afirma que las motivaciones de la compañía tienen varias capas. Como inversor, asegura Needham, Google quiere ganar dinero. Pero también quiere provocar un efecto transformador en el "gran desafío americano" de asegurar un tipo de energía que no dependa del carbono, tal y como señaló el presidente de Google, Eric Schmidt, en una ocasión.

La mayor inversión individual de Google hasta la fecha han sido 280 millones de dólares (210 millones de euros) en SolarCity, una empresa con sede en San Mateo, California, que instala paneles solares residenciales. Lyndon Rive, director general de SolarCity, afirma que el dinero es importante puesto que sus clientes solo pagan pequeñas cuotas mensuales. La financiación de Google, que de hecho es un préstamo para el proyecto, cubre el coste inicial de instalación de los paneles solares en los hogares.

Google sigue trabajando con nuevas tecnologías energéticas. Varias empresas externas las ponen a prueba en sus instalaciones y Google sigue invirtiendo en algunas compañías que están en su etapa inicial a través de Google Ventures. También compra energía renovable para su propio uso. En su sede de Mountain View, Google ha emplazado una de las mayores instalaciones solares empresariales del mundo, e incluso ha obtenido una licencia de comercio de energía por parte de los reguladores federales, por lo que directamente podría comprar contratos a 20 años con parques eólicos para abastecer de energía sus centros de datos.

"Han intentado un montón de cosas. Algunas funcionaron y otras no", afirma Koomey desde Stanford. A pesar de que el hecho de ser un socio silencioso en un negocio de paneles solares residenciales no es tan emocionante como solucionar los problemas del mundo, sí resulta un progreso. Koomey asegura que "lo que funciona es la manera más efectiva en cuanto a costes de conseguir el resultado final, que es la reducción de emisiones".

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