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Tecnología y Sociedad

Un economista propone crear un megafondo para nuevos fármacos contra el cáncer

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Un gestor de fondos de cobertura quiere resolver los problemas de financiación a los que se enfrentan las primeras etapas de investigación biomédica.

  • por Jessica Leber | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 21 Noviembre, 2012

El gerente de fondos de cobertura y prominente economista Andrew Lo es conocido por desarrollar teorías acerca de cómo funcionan los mercados y por qué fallaron durante la crisis financiera. En la actualidad, Lo, quien también es director del Laboratorio de Ingeniería Financiera de la Escuela de Administración Sloan del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts, Estados Unidos), cree que puede ayudar a crear un mejor mercado para invertir en tratamientos prometedores contra el cáncer.

Su propuesta consiste en estructurar un nuevo tipo de instrumento financiero, un 'megafondo', para canalizar hasta 30 mil millones de dólares (23 mil millones de euros) en el descubrimiento de fármacos contra el cáncer. El proyecto no tendría precedentes en cuanto a su escala, y llegaría en un momento en que el sector de la biomedicina está en busca de nuevas ideas de financiación. Tal y como afirma Lo, la comunidad está "madura para algo nuevo".

En un estudio publicado en Nature Biotechnology a principios de este otoño, Lo y sus coautores aseguran que las grandes empresas farmacéuticas han dejado de apoyar las primeras etapas del desarrollo de fármacos. Los capitalistas de riesgo, por su lado, están dejando a un lado a las start-ups de ciencias de la vida, que como media les han proporcionado un menos 1 por ciento de resultados durante la última década. Todo esto ha llevado a una creciente brecha de financiación entre la investigación básica de laboratorio y el desarrollo de medicamentos comerciales. Y cada vez menos medicamentos sobreviven el costoso desafío de los ensayos clínicos para alcanzar finalmente la aprobación de la Administración Estadounidense del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés).

La propuesta de Lo ampliaría el grupo de capital disponible para la inversión en ciencias de la vida, reuniendo a inversores que normalmente no financian investigación biomédica en las principales universidades a cambio de un pequeño porcentaje de todos los derechos procedentes de medicamentos exitosos o ingresos de licencias resultantes.

Ya existen cerca de cinco sociedades de inversión en derechos en medicamentos, señala Lo, pero solo invierten en medicamentos que ya estén aprobados. Su plan se produciría en una etapa anterior y de mayor riesgo, y distribuiría el riesgo mediante técnicas usadas en otros tipos de situaciones financieras (y familiares gracias a la crisis hipotecaria) titularizando los ingresos futuros, en este caso de licencias compuestas de fármacos, en deudas denominadas 'obligaciones respaldadas por la investigación'.

Impulsar la financiación de esta manera podría producir grandes recompensas, indica Lo. El tamaño del megafondo reduciría el riesgo mediante la diversificación de las inversiones en muchos otros proyectos, lo que podría ofrecer a los inversores mayores garantías de rentabilidad que cualquier otro fondo más pequeño. Un medicamento que consiga convertirse en un éxito de ventas, según indica el estudio, puede producir 2.000 millones de dólares (1.562 millones de euros) en ingresos al año durante una década.

Los modelos informáticos de Lo, basados en datos históricos, indican que un megafondo de 5 a 15 mil millones de dólares (3,9 a 11,7 mil millones de euros) produciría un resultado de entre el 9 y el 12 por ciento para los inversores de capital, y entre el 5 y el 8 para titulares de 'obligaciones respaldadas por la investigación'. Estas tasas podrían ser atractivas para los fondos de pensiones, por ejemplo. Una planificación cuidadosa y realista podría evitar las 'trampas' que hundieron a las compañías hipotecarias durante la crisis financiera, según señala el estudio de Nature.

Hasta el momento, todo esto son solo palabras y código en un modelo de software (que Lo ha publicado para que otros puedan modificarlo).

Melissa Stevens, directora ejecutiva adjunta de Faster Cures, un think tank sin ánimo de lucro, cree que la idea es prometedora, pero indica que también habría que resolver muchos detalles como, por ejemplo, catalogar los activos existentes y decidir la forma de elegirlos, así como evaluar los niveles de riesgo y el tiempo hasta obtener una recompensa. Conseguir acuerdos viables entre investigadores e inversores sería un reto, pero no 'insuperable', señala.

El concepto tampoco solucionará todos los problemas involucrados en la inversión en ciencias biológicas. Una mayor cantidad de dinero no solucionará, por ejemplo, los retrasos científicos y regulatorios que contribuyen a la disminución de la productividad de cada dólar invertido en investigación. "La cuestión no es solo cómo podemos atraer más capital para I+D, sino cómo podemos reducir la cantidad de capital necesario", indica Stevens. (Lo cree que un megafondo podría ayudar también en ese sentido, suministrando recursos compartidos como soporte básico legal o recursos de laboratorio entre la cartera de proyectos).

La idea del megafondo es un ejemplo relativamente radical de un número cada vez mayor de nuevos modelos de financiación de investigación de medicamentos surgidos como resultado de los recientes desafíos dentro de la industria.

Mientras tanto, para atraer más financiación, están surgiendo fondos 'híbridos' que atraen a inversores de capital de riesgo no tradicionales, como Gobiernos y entidades filantrópicas, dispuestos a absorber más riesgo o esperar más tiempo para obtener una recompensa, afirma Stevens.

Lo está organizando una conferencia para el próximo año en la que reunir a inversores, investigadores, ejecutivos y el Instituto Nacional del Cáncer para ultimar más detalles. Cree que todo debería ser más fácil de vender cuando pase el tiempo de crisis financiera y rescates a nivel mundial: "Hemos gastado miles de millones en General Motors, que vende coches que la gente no quiere comprar. Así que 30 mil millones de dólares para la investigación del cáncer no debería ser un gran problema. Estas cifras no me parecen tan grandes ahora mismo".

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