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Tecnología y Sociedad

Llega la nueva generación de impresoras 3D domésticas, aún pendintes de juicio

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Formlabs está rebajando el coste de una técnica mejorada de impresión 3D, pero debe sobrevivir a una denuncia por violación de patentes.

  • por Jessica Leber | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 29 Mayo, 2013

Foto: Impresora 3D Form 1, que ya está saliendo de la cadena de montaje.

Están a punto de aparecer impresoras 3D de sobremesa con mayor capacidad de definición, con una nueva start-up haciendo entrega de su primer modelo este mes.

Con un coste de 3.299 dólares (unos 2.540 euros), la Form 1 podría servir para ampliar el mercado de la tecnología de impresión en 3D. Esta impresora puede producir objetos de plástico mucho más fieles que las impresoras domésticas de sobremesa disponibles en la actualidad. Pero es lo suficientemente barata como para ser asequible para una amplia gama de diseñadores profesionales, ingenieros y aficionados. La Form 1 puede, por ejemplo, crear prototipos funcionales detallados con partes mecánicas, como roscas de tornillo precisas.

"Queríamos un producto con un precio asequible", explica el cofundador de Formlabs Natan Linder, estudiante de doctorado en el Media Lab de Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT en sus siglas en inglés, EE.UU.). "Para que no tengas que pensártelo. Puede que ni siquiera necesites la firma de tu jefe. Quizá puedas pedirla como pides un portátil".

El proceso empleado por la impresora Form 1 -la estereolitografía- no es nuevo. Lo comercializó en la década de 1980 la empresa 3-D Systems, que obtuvo unos ingresos de 353 millones de dólares el año pasado (unos 271 millones de euros) vendiendo impresoras 3D, materiales y servicios. El proceso depende de un láser que, capa a capa, da forma a una resina plástica líquida que se endurece expuesta a una longitud de onda concreta de luz.

Formlabs afirma que su nuevo aparato puede imprimir capas de hasta 25 micrones de espesor y puede producir objetos a la mitad de la escala de las impresoras de sobremesa típicas, que funcionan más como pistolas de pegamento caliente automáticas (ver "Lecciones de Yoda sobre la impresión"). Esas máquinas no suelen producir el nivel de detalle necesario para las funciones de creación de prototipos profesionales que supuestamente cubre la impresión 3D.

La Form 1, un atractivo cubo de sobremesa, se ha podido encargar desde noviembre del año pasado. Tras algunos retrasos en la producción, al empresa empezó a enviarlas la semana pasada a algunas de las más de 1.000 personas que respaldaron el proyecto en Kickstarter. Estos patrocinadores ayudaron a la empresa a recaudar casi 3 millones de dólares (unos 2,3 millones de euros) el año pasado.


Piensa en pequeño: La torre Eiffel en miniatura que se muestra aquí está hecha usando la máquina de Formlab.

La idea para el producto tomó forma cuando tres estudiantes del MIT se reunieron en 2009 en una clase denominada  Cómo Hacer (Casi) Cualquier Cosa. Se dieron cuenta de que hacer "casi cualquier cosa" fuera de la clase sería mucho mas difícil sin tener acceso a las impresoras 3D de alta gama que había en el Media Lab del MIT. Así que crearon Formlabs en 2011.

Como Formlabs usa láseres disponibles comercialmente y aprovecha avances en software y componentes de computación baratos para el motor de impresión, la empresa puede vender la impresora por decenas de miles de dólares menos que impresoras de calidad parecida que ya se encuentran en el mercado.

Linder explica que su empresa se centra en expandir el mercado para esta tecnología entre los profesionales. Señala que hay 10 millones de personas que usan software de diseño asistido por ordenador, muchos de los cuales hacen modelos 3D, y solo se han vendido decenas de miles de impresoras 3D profesionales. Además de prototipos y diseño, la impresora podría tener algunos usos limitados de producción, como por ejemplo fabricar estructuras personalizadas que requieren mucho detalle como la joyería o las partes anatómicas para las prácticas médicas.

Tucker Spofford, un diseñador basado en Seattle (EE.UU.) que trabaja en la empresa Artefact, respaldó el proyecto en Kickstarter y encargó una para su casa. La adquirió porque afirma que la calidad de "acabado" de los objetos será mucho mejor y también porque el diseño de producto tenía buena pinta y la impresora exigía una calibración  menos complicada. Afirma que una vez el producto esté más testado, su empresa probablemente quiera una.

"Es como las primeras cámaras réflex digitales. Si estabas metido en el tema de la fotografía, te comprabas una. Creo que las impresoras 3D están llegando a ese punto. Y este producto va dirigido especialmente a esas personas", afirma.

Sin embargo, la empresa podría encontrarse con un importante obstáculo. Formlabs está en medio de una pelea en los tribunales con 3-D Systems, que los ha acusado de violación de patentes (Formlabs afirma que al menos parte de las patentes han caducado, pero Linder no quiso hacer comentarios)

La producción de la Form 1 tampoco ha estado libre de retos. Por el momento el montaje se realiza en una fábrica en California (EE.UU.) Linder afirma que trabajar con la suficiente rapidez para cumplir los compromisos adquiridos en Kickstarter no ha sido fácil. Algunos de los patrocinadores del proyecto, incluyendo a Spofford, se han quejado de que no se les ha mantenido informados sobre los retrasos.

Otro de los aspectos en los que se han centrado ha sido desarrollar el plástico exclusivo para la impresora. Se venderá por 149 dólares el litro (unos 114 euros), lo que sería suficiente para fabricar en teoría 76 peones de ajedrez. Por el momento Formlabs produce una resina clara, pero ahora hay un equipo trabajando en otros colores y texturas para el plástico que podrían hacer un objeto más duro, más blando o más gomoso, explica Linder. También están intentando hacer que su software sea lo más fácil de usar posible, aunque aún no ha llegado al punto de "simplemente darle a imprimir" (ver "Se busca: Un botón de imprimir para objetos 3D").

Con mucho trabajo por hacer, en Formlabs están ocupados. "La oficina está hecha un desastre", afirma Linder. La semana pasada estaba él encargándose de todo ya que la mayor parte de su equipo estaba fuera en dos conferencias clave: la Maker Faire en California y la Feria Internacional del Mueble Contemporáneo en Nueva York (ambas en EE.UU.).

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