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Cambio Climático

Bloom revela un nuevo tipo de células de combustible

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Sus módulos de 100 kilovatios han sido vendidos a Google, eBay y Walmart.

  • por Kevin Bullis | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 25 Febrero, 2010

La startup Bloom Energy, hasta ahora mantenida en secreto, desveló su tecnología esta semana, mostrando un sistema de células de combustible que, según la compañía, puede funcionar con una variedad de combustibles y se amortiza en tres o cinco años gracias a la reducción de las facturas de energía.

El fundador y director general de la compañía, KR Sridhar, afirmó durante la presentación oficial de la compañía el miércoles que la tecnología—cuando se hace funcionar mediante el uso de gas natural—es capaz de reducir las emisiones de dióxido de carbono una media de un cincuenta por ciento en comparación con las emisiones producidas por fuentes energéticas convencionales. Varias grandes compañías, incluyendo Google, eBay y Walmart, ya han comprado la tecnología de Bloom, y durante los pocos meses que estas células de combustible han estado en funcionamiento han generado 11 millones de kilovatios hora de electricidad (casi lo suficiente como abastecer a 1.000 casas durante un año).

Según Bloom Energy, los costes de electricidad son más bajos que la compra de electricidad proveniente de la reg puesto que las células de combustible son eficientes y además la electricidad se genera en la localización, lo que evita la necesidad de una red para distribuir dicha electricidad.

Aunque Bloom no ha hecho públicos todos los detalles de la tecnología, se trata de un tipo de célula de combustible de óxido sólido (SOFC). Al contrario que con las células de combustible de hidrógeno propuestas para su uso en vehículos, la SOFCs operan a altas temperaturas (normalmente por encima de los 600 ºC) y pueden funcionar con una gran variedad de combustibles. Pueden ser más eficientes que las turbinas convencionales para generar electricidad. Sin embargo su alto coste y problemas de fiabilidad las han apartado hasta ahora de un amplio uso comercial.

Sridhar afirma que la tecnología de Bloom ha hecho que las células de combustible sean asequibles. Es más, se espera que los costes bajen significativamente al tiempo que la producción se vea aumentada.

“Todo indica a que han partido de una tecnología SOFC bastante convencional (electrolito de zirconia, ánodo de níquel) y han gastado mucho dinero en ingeniería y en desarrollo de proceso,” señala Jeff Bentley, director general de CellTech Power, que se encuentra desarrollando sus propias células de combustible capaces de funcionar con combustibles como el diesel e incluso el carbón. Según Bloom, la tecnología está basada en unas células de combustible de óxido sólido que Sridhar desarrolló cuando era profesor de la Universidad de Arizona.

Bloom vende módulos de 100 kilovatios. Están hechos de células de combustible pequeñas y planas de 25 vatios capaces de ser apiladas junta. Un módulo completo de 100 kilovatios, con varios montones de pilas y equipamiento para convertir la energía DC de las pilas en AC para su uso en edificios, tiene el tamaño aproximado de una plaza de aparcamiento. La compañía señala que cada módulo es capaz de proporcionar electricidad a un pequeño supermercado.

Además de Google, eBay y Walmart, entre los clientes de Bloom están Bank of America, Coca-Cola, Cox Enterprises, FedEx y Staples. Un sistema de 400 kilovatios proporciona a un edificio de Google que contiene un centro de datos experimental. Walmart ha instalado módulos Bloom en dos localizaciones, donde genera entre el 60 y el 80 por ciento de la electricidad para las tiendas.

Sridhar afirma que el objetivo a largo plazo es usar la tecnología tanto como una forma de generar electricidad como de almacenarla. Es posible hacer que las células funcionen a la inversa, absorbiendo electricidad para generar combustible. El sistema podría usarse para almacenar energía solar generada durante el día como combustible para su uso por la noche. Afirma que un sistema como tal, no obstante, no estará disponible al menos durante la próxima década.

La compañía comenzó con su búsqueda de capital riesgo en 2001, y fue la primera compañía energética en recibir fondos de Kleiner Perkins Caufield & Byers, una firma de capital riesgo con sede en Menlo Park, California, que además fue uno de los primeros inversores en Google. “Han gastado mucho tiempo y dinero en llevar a cabo pruebas antes de hacer ningún comunicado público—lo que resulta bastante refrescante dentro de la industria de las células de combustible,” señala Bentley.

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