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Cambio Climático

El gran vertido de petróleo que se esfuma

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Parece ser que los microbios se han comido el petróleo de BP en las aguas profundas; ahora es la marisma quien necesita ayuda.

  • por Peter Fairley | traducido por Joan Minguet (Opinno)
  • 31 Agosto, 2010

Los microbios pueden convertirse en los héroes del vertido de petróleo del Golfo de México por devorar el petróleo más rápidamente de lo que se esperaba. Actualmente, algunos expertos sugieren que deberíamos estimular artificialmente este tipo de microbios en las zonas pantanosas devastadas para que ayuden a su limpieza.

Varias pruebas publicadas esta semana muestran que podría ser que los microbios de aguas profundas del Golfo se estuvieran comiendo rápidamente el crudo derramado por BP. Esto podría inclinar las autoridades federales hacia el uso de microbios digestores de petróleo o aditivos fertilizantes que pueden estimular las bacterias que existen naturalmente en futuros derrames. Inicialmente, estas medidas fueron rechazadas para el vertido de BP.

Ralph Portier, toxicólogo marino de Universidad del Estado de Louisiana, indica que la EPA generalmente aprueba de tales medidas, pero no fueron aprobadas por el derrame del Golfo, porque se pensaba que no sería necesario--presunción que en este momento parece ser correcta.

El petróleo ha desaparecido de las aguas superficiales del Golfo desde que el 15 de agosto BP tapó su pozo reventado. No obstante, la mayor parte de los aproximadamente 4,9 millones de barriles de petróleo aún están por localizar. Una parte del petróleo de BP, sin embargo, ha llegado a más de 100 millas de delicados pantanos del Golfo, y podría permanecer depositada profundamente en los sedimentos durante años.

Portier señala que las autoridades de limpieza están siguiendo un documento sobre la posición federal de 2001 que argumenta que estimular la biodegradación en el ecosistema del Golfo era innecesario. El Golfo ya alberga microbios adaptados a degradar las filtraciones de petróleo que ocurren naturalmente en la región, afirmaba el documento federal.

El microbiólogo ecologista Terry Hazen, experto en biorremediación del Laboratorio Lawrence Berkeley del Departamento de Energía de EE.UU., afirma que este razonamiento es correcto para los hidrocarburos dispersados. Hazen dirigió un equipo que identificó una cepa de microorganismos rompiendo con rapidez el petróleo a una profundidad de 1.100 metros y a temperaturas tan bajas como los 5°C--condiciones en las que se espera que la biodegradación se produzca lentamente. La investigación aparece esta semana en la revista Science.

El equipo de Hazen examinó una de las múltiples bolsas de gotitas de aceite que emanaban del reventón de BP, y observó bacterias con forma de bastoncito comiendo de las gotas de 10 a 60 micrómetros lo suficientemente rápido como para reducir el petróleo a la mitad cada dos a seis días. Este porcentaje contradice un estudio de la misma bolsa llevado a cabo por la Institución Oceanográfica Woods Hole y publicado en Science anteriormente este mismo mes, que encontró un consumo muy bajo de oxígeno (contrario a lo que se espera cuando un gran número de microbios están consumiendo petróleo) y concluyó que el petróleo no se estaba siendo descompuesto.

La divergencia, según Hazen, se explica por la fina concentración de petróleo. Aunque es inmensa, de más de 35 kilómetros, el petróleo en la bolsa estudiada tenía el máximo a 10 partes por millón. La consumición de oxígeno por los microorganismos, por lo tanto, sería insignificante, sostiene Hazen.

En las últimas semanas, el grupo de Hazen no ha detectado petróleo, aunque es posible que el petróleo hubiera sido simplemente llevado fuera de la vista por las corrientes del Golfo. El comandante de este incidente federal Thad Allen comentó a Technology Review el miércoles que requiere un programa de medición más riguroso para "comprender qué es realmente lo que hay ahí fuera en el agua."

Hazen apuesta a que el aceite dispersado sí ha sido descompuesto, y señala que parte del crédito corresponde a los 1,84 millones de galones de dispersante rociado en el petróleo derramado en el marco de la operación de limpieza. También es probable que el dispersante actuara como agente de biorremediación, porque las diminutas gotas que creó dieron a los microbios más superficie para masticar.

Sin embargo, es posible que la actividad microbiana natural se quedé corta en los sedimentos de las marismas donde el petróleo se concentra y el suministro de oxígeno y de nutrientes se ve limitado, aminorando la digestión microbiana a paso de tortuga.

Las mejoras artificiales podrían acelerar la recuperación de los pantanos, afirma Portier. Él señala que los científicos de la LSU demostraron que esto es cierto hace tres años en un pantano en Lake Charles, Lousiana, que estaba contaminado con crudo pesado. Se reforzó la comunidad microbiana de la marisma con un cultivo de microbios de los pantanos digestores de petróleo desarrollado por la LSU, junto con fertilizante diluido. Después de 72 días, los lugares no tratados todavía albergaban más de la mitad del petróleo derramado, indica Portier, mientras que los sitios tratados estaban lo suficientemente limpios como para cumplir los estrictos niveles federales de riesgo para las zonas residenciales.

Portier indica que está trabajando con una coalición de investigación compuesta por varias universidades y agencias estatales y respaldada por BP que espera tener en marcha el próximo mes los ensayos de campo en las marismas del Golfo.

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