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Biotecnología

Una cabeza anciana puede que no sea más sabia

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Las imágenes del cerebro y la investigación económica sugieren que las personas mayores toman decisiones menos previsibles en cuanto al dinero.

  • por Emily Singer | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 15 Diciembre, 2010

La percepción común es que las personas mayores son inversores más conservadores que sus homólogos más jóvenes. Sin embargo una serie de estudios de imágenes cerebrales en combinación con el análisis económico están haciendo que los neurocientíficos se replanteen esta idea. Una investigación reciente sugiere que las personas mayores a veces hacen inversiones más arriesgadas y menos lógicas que las más jóvenes, y que los cambios específicos en el cerebro asociados con el envejecimiento pueden ser la base de esas decisiones.

Una mejor comprensión de estos cambios podría ayudar a los científicos a averiguar qué tipos de información es más útil para aquellas personas mayores que necesiten tomar decisiones financieras—una cuestión que pronto podría tener un mayor impacto social que nunca.

"Se están dando grandes cambios demográficos en todo el mundo", afirma Gregory Samanez Larkin, investigador postdoctoral en la Universidad de Vanderbilt y codirector de la Red de Investigación Científica sobre la Neurociencia de la Decisión y Envejecimiento, un multi-centro de trabajo multidisciplinario financiado por el Instituto Nacional del Envejecimiento. "Muy pronto habrá un porcentaje mucho mayor de personas mayores de 65 años, y eso tiene consecuencias económicas". Los organismos de reglamentación financiera está interesados en la investigación, señaló Larkin, y están financiando a neurocientíficos para que busquen formas de ayudar a las personas mayores a tomar mejores decisiones de inversión.

"La idea natural es que las personas mayores son más reacias al riesgo, aunque no lo son de modo uniforme. En algunos casos, buscan más el riesgo", afirma Scott Huettel, codirector del Centro de Estudios Neuroeconomicos de la Universidad de Duke.

La literatura económica de los últimos cinco a 10 años indica que las inversiones de las personas mayores, como promedio, tienden a obtener un mal rendimiento en relación al riesgo que están asumiendo. "No toman buenas decisiones y no utilizan bien la información", afirma Huettel.

Larkin, Huettel, y otros expertos están combinando las imágenes cerebrales y la teoría económica tradicional para entender los cambios fisiológicos responsables de estas tendencias. El cerebro tiende a disminuir con la edad, y algunas funciones cognitivas, tales como la memoria de trabajo—la capacidad de mantener la información en el cerebro por un corto tiempo de tiempo—disminuye. "Sin embargo estamos descubriendo que eso es sólo una parte de la toma de decisiones financieras, e incluso puede no ser el factor decisivo", asegura Brian Knutson, profesor asistente de psicología y neurociencia en la Universidad de Stanford.

En un experimento publicado a principios de este año, Knutson y Larken pidieron a personas de diferentes edades que escogieran acciones al tiempo que estaban acostadas en un escáner de resonancia magnética del cerebro. Los participantes obtuvieron información sobre el rendimiento de las acciones durante todo el proceso. Los investigadores sabían gracias a investigaciones anteriores que una cierta parte del cerebro llamada núcleo accumbens es más activa cuando la gente anticipa ganar dinero o tomar un riesgo financiero. Otra parte es más activa cuando se prevé perder dinero o evitar un riesgo.

Cuando los investigadores compararon el rendimiento de los participantes con un modelo matemático diseñado para maximizar los beneficios económicos, encontraron que el rendimiento de las personas mayores se desvió más del modelo. La actividad en el núcleo accumbens del grupo de mayor edad fue también más variable. "Ese ruido podría explicar la selección de valores al azar", afirmó Knutson. De hecho, las personas cuya actividad cerebral fue más ruidosa—aquellas cuyo núcleo accumbens varió más con respecto a la anticipación de una recompensa—cometieron los errores de inversión más graves.

Los investigadores señalan que la actividad cerebral ruidosa fue específica en esa parte del cerebro. "No es el tipo de perfil que esperarías ver si alguien padeciese demencia o no pudiese recordar las cosas ", explicó Knutson. (También hacen hincapié en que los participantes no eran profesionales de la inversión; el estudio fue diseñado para evaluar el comportamiento de personas relativamente ingenuas en cuanto a inversiones, sin la ayuda de un asesor. Así que no hay necesidad de usar un planificador financiero más joven, afirman.)

El siguiente paso es utilizar estos descubrimientos básicos para tratar de mejorar la toma de decisiones. "Para que esta línea de investigación sea relevante, tenemos que convertirla en una especie de aplicación", afirma Hauke Heekeren, neurocientífico del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano. "Nos gustaría saber si tenemos que utilizar un formato diferente para ofrecer información sobre seguros o las formas de asignar los ahorros de jubilación para obtener la misma calidad de decisión".

En una prueba de seguimiento que se publicará en enero de 2011, Larkin y sus colaboradores presentan la información en distintos formatos. "La actividad cerebral ruidosa sugiere que la representación del valor de estas opciones en el cerebro es ruidosa", afirma Larkin. "Eso significa que la forma en que la gente actualiza esta información es imprecisa, y que lo acarrean [hasta la próxima ronda de cálculos]".

En el estudio de seguimiento, los investigadores mostraron a los participantes o bien un gráfico lineal del historial de rendimiento de una acción o un indicador que integraba el rendimiento pasado de la acción. Ambas ayudas visuales obvian la necesidad de hacer un seguimiento mental del rendimiento de las acciones.

"Ambas cosas funcionaron mejor que lo que hicimos antes", dando como resultado decisiones de inversión más exitosas, señala Larkin. Con la información añadida, las personas mayores tuvieron un rendimiento tan bueno como las jóvenes a las que se les dio la tarea original. (Sin embargo, los jóvenes superaron a sus homólogos mayores cuando se les proporcionó la misma información histórica.)

En la actualidad, Larkin espera encontrar la manera de utilizar la investigación de forma más directa. Recientemente ganó una beca de la Financial Industry Regulatory Authority (FINRA), el mayor organismo regulador independiente de sociedades de valores que realizan negocios en los Estados Unidos, para estudiar las víctimas de fraude de inversiones mayores de 55 años. La FINRA tiene una serie de programas en curso de prevención de fraude, y según afirma Larkin, "esperamos que esta investigación ayude a adaptar algunos de estos programas de prevención".

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